Más de 5.200 extremeños reciben tratamiento contra las adicciones

Según los últimos datos de los que dispone la Secretaría Técnica de Adicciones del SES y a falta de cerrar los relativos a este año, son 5.244 los extremeños que estaban recibiendo tratamiento para desengancharse de las drogas en 2022. Un número que se asemeja al de 2019, que supone un 23% más que el registrado en 2021 y que pone de manifiesto el incremento continuado que se viene produciendo en la última década. En 2012 eran 3.964 los extremeños que luchaban contra sus adicciones.

Pero a pesar de la subida mantenida en el tiempo, «contamos con una red de recursos amplia y consolidada; cierto es que siempre son precisos más servicios, pero Extremadura es ejemplo en la atención gratuita a las conductas adictivas», afirma María Pérez Moreno, secretaria técnica de Adicciones del SES.

Una red de recursos asistenciales de carácter público y de ámbito regional constituida por 14 Equipos de Conductas Adictivas (ECA, antes Cedex), integrados por médicos, enfermeros, psicólogos y trabajadores sociales, para llevar a cabo un «abordaje global y multidisciplinar de las conductas adictivas», señala María Pérez Moreno. Porque si bien una sustancia concreta puede desencadenar la solicitud del tratamiento, habitualmente lleva aparejas otras adicciones.

Durante 2022 y frente a lo que venía sucediendo hasta entonces, la cocaína ha sido la droga que ha liderado la solicitudes de tratamiento, aunque son los opiáceos, que se toman para reducir el dolor y poder dormir, y el alcohol los que están detrás de la mayor parte de los tratamientos en la comunidad autónoma, en la que el 84% de los pacientes atendidos son hombres y un 16% son mujeres.

En cualquier caso, el aumento de pacientes en busca de tratamiento contra las adicciones se ha reflejado en sustancias más allá de la cocaína. Aunque es la droga que ha motivado el mayor crecimiento, pasando de 733 a 1.125 entre 2021 y 2021, los 1.355 adictos a la heroína/mezcla en tratamiento en 2021 subieron hasta los 1.437 en 2022 y lo mismo ha ocurrido con el alcohol, de 1.067 a 1.330. Los dependientes del cannabis y tabaco y las sustancias psicoactivas se mantienen estables en torno a los 510 pacientes los primeros y los 2.628 los segundos.

La edad media de los admitidos a tratamiento es de 41,3 años, pero hay diferencias en función de la droga lo motiva. La edad de las personas admitidas por heroína es de 45,1 años; por alcohol, de 47,6; por cocaína, de 36,2; por cannabis, de 28,1 y por tabaco de 51.

La causa más frecuente de admisión a tratamiento en las mujeres ha sido el tabaco, seguida del alcohol y la cocaína. En los hombres, alcohol y cocaína seguidas de heroína y cannabis.

Alcoholismo

Los ECA son los equipos que realizan el tratamiento ambulatorio de los adictos y que están repartidos por la comunidad autónoma. «Pero para llegar a más rincones en una región tan extensa como la extremeña, disponemos también de cinco puntos de Atención a Adicciones (PAD)», destaca la secretaria técnica.

Tanto desde los ECA como desde los PAD se brinda a los drogodependientes un tratamiento ambulatorio en unos casos y, en otros, «en los que los pacientes requieren un tratamiento interno, se les deriva a comunidades terapéuticas y centros de tratamiento breve», concreta María Pérez Moreno.

Son centros de tratamiento residencial con una estancia temporal media de nueve meses. Extremadura cuenta con ocho comunidades terapéuticas, dos específicas para mujeres con problemas de conductas adictivas con o sin hijos, cuyo número viene aumentado desde 2018: Apoyat en Villanueva de la Serena y Charo Cordero en Plasencia. «Y recursos que se completan con un centro de tratamiento breve, también residencial, ubicado en Miajadas, y otro en Gévora para iniciar la desintoxicación».

Para la específica del alcohol está la Unidad de Alcoholismo Hospitalaria de Plasencia, ubicada en el sociosanitario, con una estancia media limitada a 30 días, que requiere un ingreso voluntario y el compromiso de completar el programa de tratamiento, que incluye el inicio de la deshabituación mediante terapia cognitiva-conductual, para evitar recaídas, ocupacional y atención familiar.

Las personas con edades entre los 41 y 50 años conforman el grupo mayoritario que ingresa en los centros residenciales, cuya labor se completa con la realizada por las muchas asociaciones que en la región luchan contra las adicciones y los problemas conductuales que conllevan.