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¿Qué ha pasado hoy, 16 de abril, en Extremadura?
Botellas actuales del aceite Hacienda Nava del Rey. :: E.R.
Villamiel, pueblo comunista

Villamiel, pueblo comunista

Historia del mejor aceite de la Exposición Universal de París de 1900

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Sábado, 29 de abril 2017, 08:45

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Villamiel: un viaje pendiente. Conocía la historia de Daniel Berjano. En 1900 había llevado su aceite de Villamiel a París. Consiguió la medalla de plata en la Exposición Universal. Era la máxima distinción. Me llamó la atención saber que el jurado parisino lo conminó a presentar mejor aquel aceite maravilloso. ¿Quién era Daniel Berjano? ¿Hizo caso al jurado? ¿Qué fue de su aceite de primera?

Con estas preguntas me planto en Villamiel una mañana de abril. Son las once y estoy ante una mansión que llaman La Casa de las Serpientes. Golpeo la puerta con el llamador y entiendo el apelativo: tiene forma de serpiente. Al cabo, me abre un joven de 33 años. Es el tataranieto de Daniel Berjano y se llama como él: Dani. Tiene estudios de cine, de música, de arte y en ese mundo de la creación está metido. Su padre, Ceferino, dirigió el colegio Paideuterion de Cáceres. Su madre, María Teresa, estudió Prehistoria. Dani los ha convencido para retomar la tradición aceitera que el tatarabuelo llevó a lo más alto.

Tras dos cosechas de aceituna que la cooperativa no les pagó, quedó claro que debían comercializar su producción con su propia marca. El resultado a día de hoy: 2.000 litros de aceite envasados en 8.000 botellas de un cuarto de litro con el nombre de Hacienda Nava del Rey. Agricultura ecológica. Extracción en frío. 100% manzanilla cacereña. Una presentación que gustaría al jurado parisino. Expectativas de llegar a los 4.000 litros.

Un gaditano que visitó Villamiel preguntó si en el pueblo reinaba el comunismo. El hombre había reparado en que todo el mundo tenía su olivar, su viña, su huerto y acciones en el antiguo baldío de 1.200 hectáreas. En tiempos no lejanos, en Villamiel había siete molinos de aceite y 1.200 habitantes. Hoy, quedan 500 y Dani muele sus aceitunas fuera del pueblo. Esas aceitunas provienen de los 6.500 olivos de la finca Hacienda Nava del Rey, que el tatarabuelo compró antes de heredarla para que no se perdiera por algún mal empeño. Todos los olivos están situados en un paraje continuo y todos dan manzanilla cacereña.

Vaya por delante que Daniel Berjano obedeció al jurado de la Expo de París: pocos años después envasaba el aceite en una lata elegante con las medallas estampadas. En ella, se podía leer: 'Aceite de oliva fino de la variedad manzanilla'. Es de los primeros aceites que se reconoce como varietal. Ese dato se ha recogido como documento para la creación de la Denominación de Origen.

Daniel Berjano era asturiano y llegó a Hoyos como registrador de la propiedad. Su padre fue alcalde de Oviedo y alto dignatario de su universidad. Se casó con las hermanas Gómez de Villamiel: primero con Engracia y, al enviudar de esta, con su hermana Paz. Daniel fue uno de los fundadores de la 'Revista de Extremadura' y esta publicación le encargó un artículo contando los éxitos de los productos extremeños en aquella Expo que inauguraba el siglo XX.

Daniel Berjano arregló la finca Hacienda Nava del Rey, la casa y una ermita situada en el conjunto urbano de la explotación. Pero la Guerra Civil lo cambió todo. Se abandonó el mundo rural, emigró media Extremadura, Villamiel perdió más de la mitad de su población, los descendientes de Daniel Berjano alquilaron la Hacienda y aquello fue la debacle. La historia de la Hacienda Nava del Rey culmina con los padres de Dani heredando la finca y el joven embarcándose en la recuperación del sueño de su antepasado.

Este aceite, heredero del premiado en París hace 117 años, tiene certificado ecológico. Las aceitunas se recogen la mitad a mano y la otra mitad con vibradores manuales. Su zumo monovarietal manzanilla cacereña se extrae mediante procedimientos mecánicos en la premiada almazara As Pontis de Eljas.

En la Casa de las Serpientes de Villamiel se palpa la satisfacción: el sueño de Daniel Berjano continúa y los consejos del jurado de París 1900 no han caído en saco roto.

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