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Un trabajador de Mivisa comprueba la fase final de la elaboración de latas
500 millones de latas con sello extremeño para el sector agroalimentario

500 millones de latas con sello extremeño para el sector agroalimentario

En la fábrica de 80.000 metros cuadrados que el grupo Mivisa tiene en Mérida elaboran envases metálicos para Andalucía, Extremadura y Portugal

Álvaro Rubio

Domingo, 22 de junio 2014, 08:49

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Aceitunas, tomate, frutos secos, champiñones, salchichas y legumbres. Todos esos productos conocen de sobra las latas de la empresa Mivisa, la principal entidad de enlatado española que cuenta con seis fábricas repartidas por diferentes puntos de la geografía española. Una de ellas se encuentra en el término municipal de Mérida y lleva en funcionamiento desde 1993, año en el que la familia Vivancos decidió dar un empuje al sector conservero en la región extremeña.

Su decisión se fundamentó en la posición estratégica de cara a las exportaciones en Portugal y el crecimiento experimentado por la industria agroalimentaria en la comunidad autónoma. Por esos motivos echó a andar una factoría que hoy ocupa 80.000 metros cuadrados en los que se elaboran hasta 500 millones de latas al año.

Para ello cuentan con más de 90 empleados (la mayoría de la región) que trabajan en alguna de las seis líneas de fabricación de las que disponen. En junio, empieza su temporada alta y se alarga hasta septiembre, meses en los que la producción aumenta considerablemente debido al sector del tomate. Este hecho hace que en ese tiempo trabajen para Mivisa en Extremadura hasta 170 personas. Cada una de ellas conoce en qué consiste la fabricación de este tipo de envases con los que la factoría extremeña factura entre 60 y 70 millones de euros anuales.

Aunque de diferentes tamaños y alturas, la mayoría sigue un mismo proceso de elaboración que tiene como elemento principal la hojalata. La materia prima llega desde Murcia, región en la que se ubica la central del grupo. Las demás instalaciones están repartidas por Andalucía, La Rioja, Asturias y Galicia. A ellas se unen las ubicadas en Hungría, Perú, Marruecos y Holanda.

Hasta la extremeña llegan paquetes de 2.000 kilos que contienen el material que va a ser manipulado. Primero se cortan las piezas en pequeños rectángulos para posteriormente soldarlas en una máquina que puede tratar 800 latas por minuto. Todas ellas son protegidas con resina y barniz. Seguidamente pasan por un horno a 250 grados que se encarga de secar y polimerizar.

Con el cuerpo del producto creado, es el momento de darle forma. El objetivo es que encaje la tapa en el envase y para ello es necesaria la formación de la pestaña, es decir, el reborde que presenta el envase en cada uno de sus extremos y que se requiere para realizar la operación de cierre con la tapa. Esto se hace a través de las denominadas rulinas, que son rodillos dotados de una garganta con un perfil especial para cada caso y cuya función es aplastar sólidamente el conjunto. De este modo, a través de presión, se produce el cierre.

A ese proceso se suele sumar otro denominado necking con el que se reduce el diámetro de la lata y se forma el cuello del cuerpo metálico que servirá para encajar la tapa. Junto a esta fase, se pueden añadir otras como el abordonado, por el cual se aumenta la resistencia radial del envase.

Lo que nunca falta es el control de calidad. Durante todo el proceso, los técnicos revisan que el producto cumpla los estándares determinados. Además, disponen de comprobadores de vacío y de máquinas de visión artificial. Estas últimas las adquirieron hace cinco años y a través de luz ultravioleta analizan si el envase contiene algún elemento en su interior.

La última parte consiste en embalar y empaquetar. Disponen de una planta con una capacidad de almacenaje para 35.000 palets, que contienen de media unas 1.632 latas.

Suelen estar poco tiempo almacenadas porque en Mivisa trabajan por pedidos. Son clientes que forman parte del sector agroalimentario de Extremadura, Andalucía y Portugal. Exportan el 29 por ciento de su producción. Casi todas van al país luso y un porcentaje mínimo a Francia. «Cuando enviamos latas a Francia recubrimos la parte interior del envase con un barniz especial y sin bisfenol A, un compuesto orgánico que contienen las latas y que desde la Unión Europea quieren eliminar definitivamente por considerarlo perjudicial para la salud», detalla Miguel Ángel Palacino, ingeniero agrónomo y director de la fábrica de Extremadura.

Él también alude a la política de reciclaje que llevan a cabo en Mivisa. Recogen entre 120.000 y 140.000 kilos de chatarra que no utilizan en el proceso de producción. Esta cantidad se dedica al sector siderúrgico y así lo llevan haciendo desde hace más de 20 años.

En ese tiempo, esta fábrica ha sido testigo de muchos cambios. El último se produjo en noviembre de 2013. Crown Holding, líder mundial en la fabricación de envases de hojalata y que cuenta con 149 factorías repartidas por todo el mundo y una plantilla de 21.856 empleados, compró Mivisa por 1.200 millones de euros. Entre las razones que le llevaron a ello destacaron «la extraordinaria gestión del equipo directivo y su implantación en los mercados de Sudamérica y Europa».

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