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La gripe en Extremadura en datos.
La gripe ha batido récords este año en Extremadura

La gripe ha batido récords este año en Extremadura

La campaña ha sido la peor de la década, con 157 ingresos y 20 muertes

Antonio J. Armero

Lunes, 9 de junio 2014, 00:09

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157 hospitalizados y veinte muertos. El peor año desde que hay registros. Las cifras de la última campaña de la gripe dejan atrás incluso a las del invierno 2009/2010, cuando las alertas sanitarias de medio mundo saltaron por la aparición del virus Influenzae A (H1N1), más conocido como gripe A.

«Enfermedad epidémica aguda, acompañada de fiebre y con manifestaciones variadas, especialmente catarrales». Así define el diccionario de la Real Academia la palabra gripe, una patología de lo más común, de sintomatología de sobra conocida porque la mayoría la ha pasado una o varias veces en su vida. Lo normal es que el mal no vaya más allá de varios días de molestias y tratamiento, pero a veces surgen complicaciones que pueden llegar a ser mortales. Y este año es un buen ejemplo, ya que los 157 ingresos y veinte fallecimientos suponen un triste récord. El SES cree que el motivo que explica estas cifras es la tasa de vacunación, la más baja de la última década.

El invierno pasado, se pusieron la inyección el 56 por ciento de los extremeños mayores de 65 años, un porcentaje cinco puntos inferior al del año anterior y 25 puntos más bajo que el de la temporada 2003/2004. Y lo que constituye una referencia: muy por debajo del 75 por ciento que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud).

La eficacia

«Una parte de la población le ha perdido el miedo a la gripe», apunta Julián Mauro Ramos, subdirector de Epidemiología del Servicio Extremeño de Salud. «Creemos amplía el especialista que este es el motivo fundamental por el que hemos tenido estos datos, pero también podemos mencionar un segundo argumento, y es el aumento del número de personas que no confían en la eficacia de la vacuna». En este sentido, él aclara que cuando se administra, lo que se busca no es tanto reducir las posibilidades de contraer la enfermedad como «minimizar los riesgos de complicaciones». Yen este último aspecto, de importancia crucial, la vacuna funciona.

A ello apuntan los datos del SES sobre la última temporada. El ochenta por ciento de los casos graves que requirieron hospitalización, no se había vacunado. Ytampoco lo habían hecho el noventa por ciento de quienes murieron. «Con una tasa de vacunación mayor, estamos seguros de que la enfermedad habría tenido una extensión menor, y muy probablemente habríamos tenido menos casos graves, menos ingresos en los hospitales y menos fallecimientos», afirmó hace unos días en rueda de prensa Joaquín García Guerrero, director gerente del SES.

Su compañera Mercedes García Alonso, directora general de Salud Pública, aportó en esa misma comparecencia pública otro dato ilustrativo: de los 12.000 profesionales sanitarios del SES, se la pusieron 2.100. O sea, un índice de vacunación del 17,5 por ciento. «Parece evidente reflexionó García Alonso que la población extremeña ha bajado la guardia frente a la gripe, y nosotros, el SES, debemos asumir nuestra responsabilidad como administración sanitaria porque seguramente no hemos sabido transmitir a los usuarios la importancia de la vacunación frente a una enfermedad que ocasiones graves problemas de salud».

Por este motivo, la administración hará «un esfuerzo para sensibilizar a los usuarios» de cara a la próxima campaña. Además, intentará concentrar la administración de la vacuna en noviembre el organismo no genera anticuerpos hasta varias semanas después de haber recibido la inyección y reforzará las indicaciones a los médicos de Atención Primaria sobre la pertinencia de vacunar a lo que se denomina población diana, que básicamente son los mayores de 65 años y las personas de riesgo asociado.

En contra de la creencia extendida, entre estos últimos no están solo los enfermos crónicos. El grupo de población a la que se aconseja vacunarse es más amplio, e incluye, entre otros, a diabéticos, obesos mórbidos, enfermos oncológicos, implantados cocleares y también a quienes padecen insuficiencia renal, anemias o enfermedades o trastornos que conllevan disfunción cognitiva (síndrome de Down o demencias, por citar algunas).

«La vacuna puede no ser efectiva al cien por cien, porque depende de que la OMS acierte con las cepas, algo que no ocurre siempre, pero está claro que es mejor vacunarse que no hacerlo», resume Julián Mauro Ramos. Él explica que el virus cambia cada año, porque sus características dependen de varios factores, entre ellos algunos relacionados con la meteorología, pero que está constatado que la vacuna «reduce enormemente las posibilidades de sufrir complicaciones».

Una prueba de que la población ha relajado sus medidas contra esta patología es que «este año apunta el subdirector de Epidemiología, una vez que la gente empezó a conocer que se estaban produciendo fallecimientos, hubo un repunte de la vacunación». El análisis de lo que sucede en las consultas, de lo que los pacientes plantean a los facultativos, permite también advertir que hay un cierto grado de desinformación, que tiene como consecuencia que haya enfermos que desconozcan que no basta con ponerse la inyección una vez, sino que hay que repetir cada año porque la enfermedad varía de un invierno a otro.

Ese desconocimiento, la pérdida de confianza en la vacuna y sobre todo, el hecho de «haber bajado la guardia», en palabras de la directora general de Salud Pública, explican por qué la región ha firmado la peor campaña de la gripe de la última década.

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