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El rey Juan Carlos con Ibarra en Cáceres en 2004. :: HOY
«Me dolía verlo peregrinar para recuperar un prestigio que empezaba a perder»

«Me dolía verlo peregrinar para recuperar un prestigio que empezaba a perder»

El expresidente Rodríguez Ibarra cree que no hubiera sido justo que el Rey se hubiera ido «por la puerta de atrás»

J. López-Lago

Martes, 3 de junio 2014, 07:18

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Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura entre 1983 y 2007, es el político de la región que más relación ha tenido con la Casa Real por su largo mandato de 24 años. Y según decía ayer, se alegró cuando se enteró de que don Juan Carlos abdicaba. «Lo deseaba porque creo que el Rey ha hecho méritos suficientes como para evitar salir por la puerta de atrás. La deriva que llevaba el Rey era ésa y daría lugar a una situación injusta. Y cuanto más se demorara más posibilidades había de que fuera injusta».

En opinión de Ibarra, al Rey se le debe mucho y por eso reconocía ayer que no le gustaba la situación que estaba atravesando en los últimos meses. «Me dolía verle hacer esa peregrinación buscando gente que pudiera hacer negocios por España para recuperar un prestigio que empezaba a perder. Ha tardado, pero al final ha entendido que era mejor salir ahora con una valoración inferior a la que le corresponde, que no salir más tarde y prácticamete por la puerta de atrás».

No obstante, desconfía de cómo procesará España -«un país infantil e inestable», señala- la transición que se avecina en la Casa Real. «Los reyes de Bélgica y Holanda abdicaron y la vida continuó. Aquí no, aquí abdica el rey y hay gente que dice 'aprovechando que una pieza se ha movido vamos a moverlo todo', y a hacer puñetas el edificio, pues somos un país bastante inestable, bastante mal construido, a pesar de nuestra antigüedad. Se debe a que cada generación quiere tener el derecho a moverlo todo y empezarlo todo», valoraba a este diario.

Desconfianza inicial del Rey

La relación del expresidente extremeño con el monarca fue a mejor desde que se sentaron cara a cara. Fue en un viaje que comenzó con una comida en el Parador de Mérida y que acababa en Guadalupe. Según Ibarra, el Rey desconfiaba de él.

«Creo que tenía una impresión deformada de lo que era Extremadura y la Junta de Extremadura en ese momento. Pero gracias a esa visita y algunas conversaciones intensas y tensas se pudieron aclarar conceptos e ideas». Lo hizo en Guadalupe, cuando al término de aquella comida y dirigiéndose a Fray Juan, que entonces era cocinero de Guadalupe, pidió que les diesen un despacho para que ambos se fumaran un puro juntos. «Como consecuencia de la charla en profundidad que tuvimos, el Rey cambió la imagen que le habían formado (...). Andaba algo preocupado por la oposición a Valdecaballeros, la Ley de Caza, las expropiaciones de fincas, etc. Le habían dado una imagen mía de rojo peligrosísimo y eso le había influido al Rey, que no a la Reina, que en las conversaciones siempre fue una buena aliada. En cualquier caso, en aquellos cuatro días el Rey cambió su posición y tras ese puro el rey me planteó qué podía hacer él».

Según relata el expresidente extremeño, le pidió que animara a los empresarios fuertes del país a que en vez de comprar fincas hicieran algo desde el punto de vista empresarial, comercial o industrial «porque cada vez que se les ocurre algo productivo lo hacen en Cataluña, en Madrid o en Navarra, y cada vez que quieren comprar una finca vienen a Extremadura. De ahí surgió por ejemplo la Corporación Empresarial Extremeña y también El Corte Inglés».

El siguiente empujón llegó con la visita a Las Hurdes en 1998. «Aquello fue por una invitación que yo le hice en público en la presentación de un libro sobre los viajes de Marañón. Le dije que era la oportunidad de que emulara el viaje de su abuelo y ofreciera una visión distinta de Extremadura y Las Hurdes. El Rey cogió el guante y sirvió para que España recibiera otra imagen de Las Hurdes, pues quedaba en la retina la película de Buñuel y el viaje de Alfonso XIII. A partir de ahí se vio que esto ya no era la tierra sin pan».

El espaldarazo que dio el monarca al Monasterio de Yuste tampoco lo pasa por alto Ibarra. «Hoy es Patrimonio del Estado y un Real Sitio porque el rey lo quiso. Cada vez que venía por aquí yo le informaba de Yuste porque sé que le tenía aprecio por ser un lugar simbólico, y le contaba la situación tan deficiente que atravesaba. Fue él quien planteó hacer de Yuste un Real Sitio y que se encargara Patrimonio del Estado de su mantenimiento y conservación. Si no es por su intervención, los monjes hubieran seguido marchándose y aquello se hubiera quedado en una situación bastante delicada», rememora.

El futuro con Felipe

Ibarra no cree que grandes cuestiones de Estado como la situación de Cataluña o la propia salida de la crisis correspondan a la agenda del próximo rey, Felipe VI. Opina que estas cuestiones pertenecen a los políticos, pues el jefe de Estado tiene muchas limitaciones para actuar en España.

«El príncipe -reflexionaba ayer- debería intentar hacer otro pacto para ver cómo podemos intentar vivir otros treintaytantos años juntos. Y ahí deberíamos plantear cada uno cuáles son sus exigencias y sus renuncias. Y si hay consenso, habría que traducirlo en la Constitución, bien reformándola o cambiándola si hay acuerdo. Lo que no se puede hacer es cambiar piezas».

Ibarra destaca del príncipe Felipe su formación, «infinitamente superior a la de su padre», dice. «Pero además, ha tenido tiempo de hablar con mucha gente de distinto signo y pelaje; cuando el rey solo podía hablar con los mismos, franquistas».

Como parte de su formación, Felipe pidió hablar con algunas personas y uno de los llamados a Palacio fue Rodríguez Ibarra. «En aquella charla de más de tres horas comprobé por ejemplo que el tema autonómico el príncipe lo domina perfectamente».

En comparación con su padre lo que se pregunta Ibarra es si el heredero tiene la misma intuición. «Quizás la virtud mayor que tenía el rey es que era capaz de decirte lo que quería que se hiciera sin que nunca jamás pudieras decir que el Rey te lo había dicho».

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