

Secciones
Servicios
Destacamos
J. R. Alonso de la Torre
Miércoles, 23 de abril 2014, 08:21
A más de mil metros de altura, en la reserva natural de la Garganta de los Infiernos, en la zona más agreste y salvaje del Valle del Jerte, todo es soledad y silencio hasta que un silbido agudo y pronunciado quiebra la quietud. A ese silbido primero suceden otros. Después, se escuchan esquilas y, finalmente, en lo alto de una loma, aparece, entre cabras veratas, la figura imponente de Alfonso, 'El cabrero del Infierno'. El apodo terrible no es una argucia periodística, sino el nombre que el propio pastor utiliza en su página de Facebook.
Alfonso Hernández ha cumplido 34 años, está casado y tiene dos hijos de 11 y 9 años. Estudió hasta sacarse el Graduado Escolar en el colegio del Pago de San Clemente, al lado de Trujillo, un internado muy frecuentado por hijos de ganaderos. El padre de Alfonso era un trashumante que se movía por Serradilla y las Villuercas hasta que recaló en Tornavacas, donde vive nuestro cabrero.
«Me casé y me dediqué a trabajos forestales. Pero no era lo mío. Entonces decidí subirme a los Infiernos con las cabras. Ahora estoy en contacto con la naturaleza y soy feliz», explica.
Alfonso pastorea 160 cabras negras, o sea, veratas, autóctonas, en peligro de extinción. «Como mucho quiero llegar a 200 y hacer quesos. Ahora, ya los podré vender a través de la plataforma BBBFarming de compras ecológicas. Mientras, vendo la leche, que hay mucha demanda de países extranjeros», detalla. Las 160 cabras de Alfonso son las últimas de la reserva de la Garganta de los Infiernos. «Entre Cabezuela y Tornavacas solo quedo yo. En Navaconcejo hay otro pastor, que es de Jerte, y en el Puerto de Honduras quedan seis. Pero esta reserva siempre fue muy pastoril y llegó a haber hasta 3.000 cabras», calcula.
El cabrero del Infierno trabaja de sol a sol. A las 7 está en pie y no vuelve a casa hasta bien entrada la noche, cuando deja amamantados los chivos y ordeñadas las cabras. Es entonces cuando puede pasar un rato con sus hijos. «Estas cabras necesitan pastoreo, no se pueden dejar solas», aclara y al instante silba con agudeza musical, componiendo una imagen tan bucólica que la conversación no puede por menos que tornarse literaria. «Sí que he oído hablar de la poesía pastoril y me gustaría leerla. Supongo que a los pastores nos gusta la literatura porque nos gusta la soledad», confiesa.
Alfonso tiene una página en Facebook, 'El cabrero del Infierno', y es en ella donde escribe consejos, impresiones, historias, «lo que se me pasa por la cabeza».
Esta tarde de primavera, la montaña está tranquila, la atmósfera parece quieta y todo se confabula para convertir la reserva en un paraíso más propio de una égloga garcilasiana que de un pasaje infernal. «Pero no siempre es así. Aquí, los inviernos son duros y crudos y con poca comida. Luego está la cabra, que no para. Y son 365 días al año, llueva o 'chucee'. Si tienes una boda o un compromiso, tienes que traer a alguien que te haga el trabajo. Para dedicarte a esto, hay que tener vocación y mucha tradición. Lo mío viene de abuelos y de padres», cuenta.
La majada donde hace los quesos y guarda el ganado es idílica, rodeada de cerezos y llena de chivinos. «Aquí duermen bajo teja, a resguardo», se tranquiliza. Así, los peligros se quedan fuera: «La zorra, la garduña, la gineta y, sobre todo, la víbora hocicuda.». El peligro en el Infierno se detalla en femenino.
«Esa víbora, cuando pica, es la más perjudicial. Hay que dejar que se inflame la parte de la cabra donde ha mordido y luego pinchar con una navaja para que salga la sangre y el agua», resume Alfonso.
Su trabajo es de pastor, de veterinario, de quesero. Es autodidacta, como todos los pastores extremeños. En Asturias y País Vasco hay academias pastoriles y tienen lista de espera. En Extremadura, la región más ganadera de España, no hay escuela de pastores. Si se creara, 'El cabrero del Infierno' sería un buen profesor.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.