Maillots elaborados en Extremadura que visten a gimnastas olímpicas

Son obras de arte en movimiento. Así define Tanit Pérez Serna el producto que elabora en una nave situada en el polígono Arroyo Caballo de Trujillo. Junto a seis compañeras fabrica maillots que visten a deportistas de gimnasia rítmica. Elaboran unos 200 al mes y muchos de ellos han conocido competiciones como los Juegos Olímpicos.

Confeccionaron la vestimenta de las gimnastas de la selección española en las Olimpiadas de 2012, celebradas en Londres. Carolina Rodríguez Ballesteros, la representante individual que sustituyó a Almudena Cid, lució una de las creaciones de Tanit, que viste a las integrantes de numerosos clubs deportivos de España. Entre ellos el club Ritmo de León, considerado uno de los más prestigiosos de Europa.

El secreto de su éxito está en que ha sabido hacer de su vocación un negocio rentable. Tanit es de Barcelona, pero con ocho años se mudó junto a sus padres a Cáceres. Cuando cumplió los trece se asentó en la localidad trujillana. Fueron numerosos viajes en los que siempre le acompañaron las mazas, la cinta, la pelota. elementos imprescindibles para practicar el deporte que le apasiona, la gimnasia rítmica.

Creció en un tapete

De gimnasta pasó a ser entrenadora, formó su propio club y actualmente forma parte de la Federación Extremeña de Rítmica. Consciente de la caducidad de esta disciplina y ante la falta de empresas que supieran plasmar en la vestimenta lo que ella quería contar con sus movimientos, decidió montar su propia empresa, Tanitex.

Se aventuró con 29 años. «Cuando me puse manos a la obra sólo sabía cómo tenía que quedar el producto final. Tenía ideas innovadoras y las llevé cabo», añade esta emprendedora que hoy, cinco años después, puede decir que dirige una empresa con un producto especializado, maillots pintados a mano. «Lo más difícil es buscar la exclusividad. Esa es la clave para que el sector textil de China no te invada. Ellos no saben hacer diseño, sólo trabajan en serie. Te pueden hacer 1.000 maillots iguales, pero no 50 diferentes, y las gimnastas necesitan prendas distintas cada temporada», explica Pérez Serna.

Ella detalla que confeccionan unos 15 maillots pintados a mano cada día. En ese proceso, la licra se convierte en lienzo. Primero se hacen con los materiales: tela, pintura e hilo. La mayoría de las piezas textiles las piden a Barcelona. Con el boceto aprobado por el cliente, elaboran el patronaje en maquinas industriales. Posteriormente, la licra se estira y se pinta sobre ella. Luego, la pintura se fija con calor a 150 grados durante cuatro minutos. Finalmente, se cose para cerrar el maillot y comienza el trabajo de decoración.

Pegan los cristales uno a uno. Si estos son de Swarovski, el precio del producto aumenta considerablemente. Un maillot pintado puede llegar a costar unos 200 euros sin cristales y se eleva hasta 800 o 1.000 con ellos.

Todos los pedidos los hacen a través de Internet. Las clientas pueden descargarse un formulario en el que se explica cómo se toman las medidas. Los suelen pedir con dos o tres meses de antelación.

En su proceso de expansión las redes sociales se han convertido en una herramienta de trabajo fundamental. De hecho, han provocado que una empresa de un polígono industrial de Trujillo llegue hasta las comunidades autónomas de toda España y continentes como África y América Latina. En Europa, han fabricado para Noruega, Bélgica, Francia e Inglaterra.

Ahora, en Tanitex ya están pensando en las próximas Olimpiadas. No quieren perder la oportunidad de que sus creaciones se muestren, una vez más, a todo el mundo. Su objetivo es vestir al equipo brasileño en 2016. «Estoy segura de que lo conseguiré», concluye Tanit.