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«Hemos llegado a hacer helados con sabor a Torta del Casar»
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«Hemos llegado a hacer helados con sabor a Torta del Casar»

Álvaro Rubio

Lunes, 17 de marzo 2014, 11:44

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Chocolate, vainilla, fresa, turrón, leche de cabra. y así hasta más de 20 sabores diferentes. Ecológicos y convencionales. Numerosos ingredientes, distintas medidas y varias formas de elaboración. Sin embargo, todos tienen algo en común: son helados que nacen en Extremadura. Concretamente en una nave de 600 metros cuadrados ubicada en Trujillo.

En esa localidad cacereña producen cada año 1,4 millones de litros de helado. Y así lo llevan haciendo desde 2008, cuando la empresa Kit Cream desembarcó en el municipio trujillano de la mano de Francisco García.

Él proviene de Ibi, un pueblo de Alicante, cuna de la industria juguetera, otro de los elementos con los que disfrutan los niños. Casi tanto como con los helados. Hijo de fabricantes, cuando Francisco terminó sus estudios de empresariales decidió hacerse heladero. Tras un viaje por Italia donde aprendió el oficio, probó suerte en España. Se estableció en Cuenca tras trabajar en heladerías en Ibiza y Burgos. En 1986 montó en Ciudad Rodrigo la primera y al año siguiente se asentó en Coria. Allí permaneció hasta 1996, cuando abrió otra heladería en Trujillo.

Desde entonces ha hecho helados para toda España. «Hemos llegado a hacer productos con sabor a Torta del Casar, de gin tonic, de pacharán y horchata con sabor a bellota. Sin embargo, el que más sigue pidiendo la gente es el de chocolate. Eso no cambia», afirma García, quien recuerda cómo con su firma ha participado en ferias internacionales relacionadas con el mundo de la hostelería. De ellas destaca BioFach, que se celebra cada año en Núremberg (Alemania) y entusiasma al mundo ecológico. Es capaz de convocar a más de 40.000 profesionales del sector de 130 países.

En Kit Cream primero empezaron a vender a las grandes superficies, pero con el tiempo llegaron a la conclusión de que «éstas prefieren marcas propias y aprietan excesivamente a las pequeñas empresas». Hoy comercializa en sus propias tiendas. Ha llegado a montar 13 heladerías. Actualmente cuenta con cinco repartidas por Cáceres, Ciudad Rodrigo, dos en Barcelona y Mataró.

Incluso han distribuido su producto en Noruega y Francia. Exportan el 30 por ciento de su producción. «El coste de mantenimiento para exportación es muy elevado. Exigen numerosos controles de calidad y las necesidades técnicas son muchas. Si ya los productos perecederos entrañan enormes dificultades para llegar a los mercados en buenas condiciones, el del helado lo tiene todavía más difícil, ya que necesita una infraestructura de transporte especial», aseguran en Kit Cream, negocio desde el que su gerente apunta que es difícil competir con las grandes industrias. «Ellas no suelen hacer el proceso de elaboración en un mismo lugar, sino que diversifican su producción dependiendo de los costes», detalla García.

Pese a las dificultades, todavía se puede innovar en este sector. Precisamente eso es lo que está haciendo con su gama Bio Cream, o lo que es lo mismo, helados ecológicos. «Nos estamos especializando porque en los últimos años su demanda ha crecido considerablemente. Sin embargo, la de helados tradicionales se mantiene», comenta Francisco, quien confiesa que en 2013 ha facturado en torno a un millón de euros.

Él también alude a los costes de producción y reconoce que elaborar ecológico no es tan caro. «A mí me cuesta comprar productos de ese tipo lo mismo que hace tres años costaban los convencionales», asevera García, que conoció este mundo tras una visita a Estados Unidos en 1989. Allí se dio cuenta de la importancia que tienen los alimentos sin aditivos químicos. Estos ya formaban parte de una oferta habitual en los consumidores. En aquellos tiempos se aproximaba al cinco por ciento del volumen total del sector alimentario.

Además, el proceso de elaboración es similar para ambos. Los ingredientes básicos del helado (lácteos, huevos, azúcar, esencias específicas y estabilizantes) se mezclan y se pasteurizan en contenedores de 1.000 litros a 85 grados durante 30 minutos. Más tarde el líquido es sometido a un proceso de homogeneización y durante un día reposa a unos 24 grados aproximadamente. Finalmente el producto se congela, se envasa, pasa al almacén y de ahí a las heladerías.

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