Mau Maria: Una 'petiscaria' joven con cocina de siempre en Elvas

En la zona alta de Elvas, frente al mercado de abastos y no lejos del castillo medieval, abre desde hace tres años un bar sencillo que hace furor entre los treintañeros y las parejas cuarentonas de la ciudad amurallada y fronteriza. Es difícil encontrar en su comedor o terraza a españoles, pero no deberíamos descartar en nuestras rutas gastronómicas portuguesas esta petiscaria-cervejaria (tapería) llamada Mau Maria.

El ambiente es joven y desenfadado, pero profesional y atendiendo siempre a la clave de la hostelería: servicio eficaz, cocina cuidada y precios muy contenidos. Con estas tres premisas, Mau Maria triunfa en Elvas. No es un restaurante de categoría ni esperen grandes platos de bacalao o arroz, pero sí variedad, honradez y una entretenida comida en la terraza, viendo pasar la gente y sufriendo, eso sí, el tableteo un poco molesto de los coches que circulan por el adoquinado.

Y hablando de coches… A diez metros de esta petiscaria, hay un amplio y cómodo aparcamiento. Mau Maria no queda lejos del centro: basta descender una cuesta algo empinada y enseguida se llega a la antigua catedral Elvense y a sus calles comerciales. Esa cuesta es el eje central de un barrio tranquilo y humilde de inmigrantes y vecinos de toda la vida, que hacen tertulia en la calle y crean un ambiente evocador y con sabor tradicional.

Y hablando de sabor… Ya estamos sentados en la terraza y se acerca la camarera con la carta. Habla español perfectamente, atiende con eficacia y enseguida deposita sobre la mesa manteles individuales y servilletas de buen papel, aceitunas sabrosas y unas canecas o jarras de medio litro de cerveza cuyo precio anotamos como resumen de la gracia del lugar: 2.50 euros.

Ya hemos avisado de que se trata de una tapería sin alardes así que en su carta hay cinco referencias de vinos alentejanos y cervezas portuguesas y jarras de sangría. La carta se divide en dos apartados: À Chegada y Com Conversa. La primera sección engloba los entrantes, que se resumen en jamón, queso y sopa del día. Es en los platos para conversar donde reside la gracia de Mau Maria.

No falta el bacalao dorado, que llega a la mesa en una bandeja de loza blanca. A un lado, un jugoso, rico y suave bacalao dorado con buenos trozos del pescado nacional portugués, nada de miguitas y migajas. Al otro, una ensalada mixta. No comen dos, pero el precio es de tapa barata, no de ración espectacular. Los jóvenes de otras mesas cenan antes de salir de fiesta suculentos bitoques (lomo de cerdo con huevo frito y patatas fritas), bifanas (bocadillo de lomo con patatas fritas), huevos con morcilla farinheira o platos de cacholeira y de lingüiça, típicos embutidos lusos, asadas.

Menos contundentes y más adecuados para un estómago maduro, descubrimos en la carta otros platos como un lombinho o solomillo de cerdo con gambas del que nos encaprichamos. Y acertamos: al rato, la camarera llega con un bonito plato de cerámica tradicional con cinco filetes de solomillo en su punto, cinco langostinos pelados y sabrosos y una generosa ración de patatas fritas.

En la carta, pollo y gallina en sartén, lagarto, secreto o pluma de cerdo ibérico, mollejas con tomate, gambas al ajillo, tiras de choco… Merece la pena tapear en esta petiscaria de Elvas tan portuguesa, tan joven, tan suculenta…

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