Hora 25: «Benditos bares de barrio»

Si pusiéramos en un buscador de Internet «bar de barrio Badajoz» este Hora 25 debería salir entre los primeros de la lista, y es que lleva la friolera de 35 años siendo parte inherente del barrio de María Auxiliadora.

Blas y Manolo han sido la esencia de esta casa durante todo este tiempo, y no solo han dado de beber y comer estupendamente a sus vecinos, sino que han convertido Hora 25 en parte de sus vidas. Siempre referencia en las fiestas de la ciudad, fueron épicas sus jornadas carnavaleras, no había mejor cartel para disfrutar en directo de las murgas. Y cómo no, siempre se compartió pasión futbolera por el Club Deportivo Badajoz. Vaya este artículo en su homenaje, ya que a finales del año pasado decidieron traspasar los trastos a una familia cercana, la del bar Marina.

Su fórmula no ha variado, un lugar donde tomar un estupendo menú del día, buenas cañas en su clásica jarrita helada y una tapita de pestorejo o torrezno, 'pa' qué más'.

Pero si la cosa se alarga o se va con otras intenciones, se puede poner muy seria. A uno, que le pierden las gambas al ajillo, aquí se las gastan con gambones, fantásticos de punto, aunque faltos de intensidad guindillera. Buen punto el de la merluza a la sevillana pese a que le faltó escurrir mejor su aceite. Excelsos callos de ternera, bien especiados y donde se nota la mano de don Ángel con unos guisos que, aunque se disfrutan en el menú del día, podrían tener más protagonismo en la carta.

En el apartado carnívoro son de lechal de verdad sus chuletitas de cordero. A la plancha o empanadas resultan un minibocado exquisito. Buena carrillada al vino tinto con sus estupendas patatas fritas de acompañamiento.

La artillería pesada de esta casa viene en forma de asado, siempre por encargo. Cochinillo o cabrito. He disfrutado de este último como en el medievo, entero con toda la piel crujiente y su carne bien jugosa, para comerlo con las manos en una jarana entre amigos. El codillo no queda atrás y aunque la parte magra de la pieza resultó algo dura, su punto y su salsa son apuesta segura.

El nuevo servicio no está ausente de interés y ganas de agradar, pero le faltan detalles que tienen fácil arreglo. Aunque no se esté en el comedor, no cuesta nada repartir el servicio entre los comensales en vez de dejarlo en la mesa, no cuesta nada que las raciones lleven una cuchara de servir, no cuesta nada que todo el servicio conozca bien lo que se cuece en la cocina y ayudar al comensal en su elección en vez de limitarse a entregar un papel con las sugerencias…, pequeños detalles que marcan diferencias y que a buen seguro se irán corrigiendo.

Es de innegable dificultad, pero esta nueva gerencia tiene todo en su mano para que este Hora 25 siga siendo referencia. Les deseamos la mayor de las suertes, benditos bares de barrio.