Un saltito de calidad en Casa Julia si toca tardeo por Valdepasillas

Hay los viernes antes de comer un hormigueo por las calles de moda en busca de un buen sitio para arrancar el fin de semana tomando unas cañas o unos vinos que suele acabar en bloqueo colectivo cuando el asalta el hambre y no hay una sola mesa libre. En Badajoz la avenida Sinforiano Madroñero tiene una hilera de bares-restaurantes de tapeo donde apañan una mesa a cualquier cuadrilla (si el aforo lo permite). Predominan las raciones de batalla y el servicio apresurado y precario, pero si el grupo para ante Casa Julia para comer, la tarde empieza a ir a mejor.

Parece un restaurante más de la zona, pero un viernes o sábado a mediodía está todo reservado por algo. Sin grandes pretensiones iniciales, llama la atención un servicio presto a las necesidades del cliente. Observan cada copa que se vacía por si el comensal quiere repetir, no como en los demás de su género, donde hay que perseguir con la mano a camareros desbordados que te evitan la mirada.

Pero hablemos de comer. De carne y pescado. Lo mejor suele estar en el fuera de carta, donde lo mismo te cantan unos salmonetes de roca, un tartar de salmón, unas navajas que unas pijotas o almejas. Con suerte, ese día también han encargado chuletillas de palo o pinchos de cordero, celebrados a menudo.

En carta, los boquerones fritos (11 euros la ración completa) no tienen un rebozado grosero, como se estilaría en cualquier bar de la zona y los mejillones a la vinagreta (12 euros) da gusto verlos.

El género es ibérico y el solomillo (14 euros) o la pluma a la plancha (15 euros) acompañado de unos pimientos fritos y patatas desfila entre las mesas con generosidad. Y si al que le gusta el tardeo va a por todas, disponen de chuletón de lomo alto (33 euros).

El quesero encontrará variedad y en los postres, algo caros, han apostado por Portugal, un valor seguro.

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