Abre Terrier, el nuevo de los perros más modernos de Badajoz

Había cierta expectación en Badajoz por saber quién ocuparía el antiguo restaurante Campañón, situado en la avenida Adolfo Díaz Ambrona. Pues bien, En Salsa se dispone a despejar dudas a los que todavía las tengan. Desde el pasado sábado 10 de julio, en este mítico local se encuentra abierto Terrier.

Se trata de un nuevo miembro de la familia de los perros pacenses más icónicos (hosteleramente hablando). El primero de ellos fue la Perra Gorda, que, con su estética moderna de Malasaña, creó tendencia y ambiente en el casco antiguo. Sin embargo, cerró durante la pandemia a causa de su pequeñez y ausencia de terraza. Después llegó Perro Flaco, un bar atípico, con una enorme barra que es la verdadera protagonista del local. A pesar de que no tiene una gran terraza, solo varias mesas, funciona muy bien por ahora. Más tarde, Perro Zurdo saltó las fronteras del casco antiguo y se ubicó en los soportales de San Atón (calle Manuel Fernández Mejías), saliéndose así de la zona saturada de ruidos. Y ahora, Terrier ocupa un restaurante mítico que ha dado de comer a los extremeños durante muchos años. El local del río Querida Milagros también pertenece a esta asociación de emprendedores, encabezada por Alejandro Velardo y José Manuel Ciruelos. Cada uno de estos restaurantes tiene su carta, con platos propios (no se repiten en ningún caso).

Terrier es un restaurante grande, con capacidad para medio centenar de comensales en su interior, y además, con las mesas muy espaciadas entre sí. También tiene terraza para comer y copear, en la que caben unas cuarenta personas. De estética muy cuidada y estilo industrial, animado por las plantas, ofrece de martes a domingo elaboraciones originales a un precio asequible.

Tienen, por ejemplo, unos gofres de guacamole de fresas, bacalao confitado con crema de guisantes, secreto macerado en pomelo y albahaca... Además de varios postres caseros muy divertidos (como una copa de gintonic con gelatinay mousse de yogurt griego), que van cambiando según la inspiración de la chef.

En cuanto a la bebida, cuentan en la parte inferior del local con una habitación de frío hermética, a una temperatura constante de cuatro grados. Ahí se almacenan los barriles de Cruzcampo. Una vez pinchados, la cerveza sube hasta los serpentines sin ácido carbónico y muy fría. La caña perfecta en un lugar acogedor y agradable para comer y 'tardear' con los amigos.

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