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Ana Patricia Botín ha pedido madurez a los políticos y que eviten el bloqueo después de las elecciones. :: HOY
Dos semanas de pasión

Dos semanas de pasión

A ver si va a ser ese el problema, la falta de líderes auténticos que no necesitan de exageraciones para exponer sus propuestas y marcar su idea de país

Pablo Calvo

Cáceres

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Domingo, 14 de abril 2019, 12:06

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Dentro de dos semanas acudiremos a las urnas. Será la primera vez esta primavera. Con las elecciones autonómicas y locales a finales de mayo, además de las europeas, podría verse la convocatoria del 28 de abril como una primera vuelta si no fuera por la trascendencia de lo que se decide. Creo que no es exagerado señalar que los españoles votaremos estas vez no solo por unas opciones políticas, sino por el modelo de sociedad en el que queremos vivir, pues la línea divisoria entre las opciones de un lado y otro del arco político es cada vez más profunda, casi una grieta.

Así arranca la campaña que nos trae no una, sino dos semanas de pasión. Luego se verá, con el resultado sobre la mesa, la capacidad de acercamiento que demuestran los partidos. Por ejemplo, si Ciudadanos juega ese papel que le demandan los principales sectores económicos del país o se enroca en su no es no al PSOE.

Ha tenido que ser la presidenta del grupo Santander, Ana Patricia Botín, la que hable lo suficientemente claro para pedir que los líderes políticos no nos conduzcan a un bloqueo tras el 28-A, y Albert Rivera ha debido sentirse aludido. Es decir, que estas elecciones no sean la primera vuelta de sí mismas y se tengan que convocar nuevos comicios pasado el verano. Nadie lo quiere, y el mundo de la economía menos aún.

También ha sido Botín la que ha pronunciado a mi juicio la frase con más sentido de esta precampaña y las 48 horas que llevamos de campaña, llenas de ocurrencias y propuestas que duran lo que tarda en actualizarse la web de un periódico. Ha dicho la presidenta del Santander que «el objetivo no es solo crecer, sino que los beneficios del crecimiento económico lleguen a todos». Ahí lo tienen. No era tan complicado. Lo ha llamado «economía inclusiva» y ha terminado pidiendo «madurez» a nuestros políticos. A ver si va a ser ese el problema, la falta de líderes auténticos que no necesitan ni de santuarios ni de exageraciones para exponer sus propuestas y marcar su idea de país.

El barómetro del CIS conocido esta semana, al que el propio director ha puesto sus reparos, ha venido a confirmar en cualquier caso la tendencia apuntada por el resto de encuestas, el triunfo holgado de Pedro Sánchez, pero en realidad todo sigue abierto. Se da la paradoja de que afrontamos las elecciones con mayor oferta de partidos y al mismo tiempo con la mayor cifra de indecisos, votantes que parecen no encontrar acomodo en ninguna de las propuestas. Mucho me temo que las dos semanas de campaña contribuirán en muy poco a clarificar las ideas. Muchos decidirán su voto en el tiempo de descuento.

El otro efecto de esta mayor concurrencia de partidos es que las provincias pequeñas, esa España rural a la que pertenece Extremadura y por la que pasaban deprisa los grandes partidos en este trance electoral, han cobrado un inusitado protagonismo en estas elecciones de pasión, pues al dividirse el voto ya no es tan predecible la asignación de sus escaños.

¿Qué es lo que se juega la región el próximo 28-A? En estas mismas páginas se hace una aproximación a los programas electorales de los cinco partidos de ámbito nacional en aquellos aspectos que más pueden concernir a los extremeños, aunque lógicamente es difícil diferenciar. Cualquier política estatal nos afecta, empezando por el incremento del salario mínimo del que Extremadura es una de las regiones más beneficiadas y que ya ha sido cuestionado en esta campaña. Lo mismo que las pensiones y su sistema de revalorización, siempre objeto de incertidumbre y debate cuando llegan las urnas.

Uno de los asuntos capitales, por ser uno de los déficits evidentes, son las infraestructuras y en concreto las que tienen que ver con el ferrocarril. Dando un voto de confianza, me atrevo a decir que es complicado que los planes de la alta velocidad para Extremadura den marcha atrás en función de quien gobierne. Pero la experiencia también nos indica otra cosa: este tipo de inversiones, cuantiosas y complicadas en su ejecución, siempre avanzan más rápido cuando coincide el signo de los gobiernos autonómico y central. Así es la vida y la política. Eso también va a estar en juego en esta doble cita electoral de abril y mayo.

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