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Una mujer dentro de una cabina electoral en los comicios del 26 de junio de 2016.: HOY
Indecisos, pero no indiferentes

Indecisos, pero no indiferentes

Para la cita de hoy se ha multiplicado el número de ciudadanos que dudan qué votar, pero se espera una muy alta participación

Pablo Calvo

Cáceres

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Domingo, 28 de abril 2019, 09:03

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Millones de españoles se han levantado hoy indecisos porque no saben a quién votar. En las pasadas elecciones andaluzas, el 11% de los votantes decidieron su papeleta el mismo domingo, y en las generales de 2015 ya fueron un 9% los ciudadanos que resolvieron su duda la propia jornada electoral. Para hoy, los indecisos se han multiplicado, pero es muy probable que su decisión final sea la que decante el sentido del próximo gobierno.

Porque esos millones de españoles son indecisos, pero no ciudadanos indiferentes. Es decir, votarán en este 28A. Por eso se espera una muy alta participación, por encima de la habitual que ya suele ser importante, y por eso los debates de televisión, los dos, han superado los nueve millones de espectadores. Se demuestra una vez más que la afirmación de que la política no interesa se hace muchas veces con demasiada ligereza. De haber estado Vox en ellos, seguramente, habría aumentado aún más la audiencia por un factor de morbo.

Para muchos de los seguidores del partido de Abascal, nostálgicos del franquismo, hoy será una jornada extraña. La posibilidad de elegir libremente en las urnas no estaba entre las costumbres de aquél régimen precisamente. Esta noche, sin embargo, cuando toque hacer recuento, muchas papeletas corresponderán a Vox, y lo mismo sucederá el próximo 26 de mayo, cuando se celebren las elecciones autonómicas, aunque entre sus prioridades como partido se encuentre la de eliminar las autonomías. Contradicciones del sistema democrático que abre las puertas a un partido de señales autoritarias, poco cariñoso con los medios de comunicación. Habrá que reflexionar por qué ha logrado calar en una parte de la sociedad. Esta noche veremos hasta qué punto.

Las elecciones de hoy ponen fin a la legislatura más extraña, sucesora de la legislatura más corta, la del primer semestre de 2016. Esta apenas ha conseguido alcanzar los tres años, lo cual ya la hace especial, y pasará a la historia por ser la primera en la que venció una moción de censura. Que se celebrara la campaña electoral en plena Semana Santa ha sido un digno epílogo.

La próxima puede ser la primera en la que España tenga un gobierno de coalición. Tanto si suma el bloque de la derecha como si gobierna el de la izquierda, con o sin independentistas, hay muchas posibilidades de que veamos representantes de dos partidos distintos sentados en el Consejo de Ministros, lo cual resultará también una experiencia novedosa e interesante. Un signo de madurez democrática.

El desenlace no será fácil, en cualquier caso. Ni rápido. Con las elecciones autonómicas, municipales y europeas a la vista, sería muy extraño que, una vez conocido el resultado, que exigirá de acuerdos, los partidos hagan movimientos bruscos hasta que pase el 26M. Las elecciones de 2015 que acabaron con el bipartidismo desembocaron seis meses después en una nueva convocatoria electoral que tampoco consiguió desatar el nudo electoral hasta que se produjo la brusca salida de Pedro Sánchez de su propio partido. Parece que ha transcurrido un siglo de todo aquello.

Hoy, Rajoy es un recuerdo y Sánchez y el PSOE saldrán victoriosos de las urnas, según toda las previsiones, aunque da la sensación de que a los socialistas se les ha hecho larga la campaña. Reunió muy pronto en torno a sí todo el voto útil de la izquierda, por el miedo cierto a un pacto a la andaluza, y sumó enseguida a los decepcionados con Ciudadanos y su foto de Colón. Todo lo demás ha sido esperar a que llegara este domingo. Podemos en cambio ha aprovechado los debates para recordar que tienen un mensaje propio y convencer a unos cuantos indecisos. Al otro lado, el PP no ha logrado su objetivo de que el ciudadano le vea como el partido de referencia de la derecha, de tal forma que podía aplaudir a Vox pero debía votarles a ellos. La campaña terminó con el voto tan dividido entre los dos y Ciudadanos como empezó.

En algún momento de esta próxima madrugada pasaremos sin darnos cuenta de los juicios postelecciones a los análisis de precampaña. De hecho, lo que digan este domingo las urnas influirá, de una manera o de otra, en los comicios locales y regionales. Es lógico que los partidos que este 28A obtengan mejor resultado se sientan reforzados de cara a la próxima cita electoral, y que las estrategias se readapten según lo que digan hoy los ciudadanos, los famosos y abundantes indecisos incluidos.

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