Elecciones en Extremadura
El ascenso de Irene de MiguelEn 2018 dijo que en Podemos los cargos «no se aferran a un sillón», pero Irene de Miguel, candidata de Unidas por Extremadura, ... afronta este 21 de diciembre sus terceras elecciones como candidata y una década como diputada. Quienes vienen de Podemos ya no hablan de la casta. Quizás porque se han convertido en parte de lo que detestaban, quizás porque cuatro años no son suficientes para el cambio que prometen.
La verdad es que De Miguel afronta las elecciones con los votantes de IU al lado y la posibilidad de atraerse a los jóvenes idealistas, a la gente de campo con el corazón de izquierda, a los cabreados del PSOE con Miguel Ángel Gallardo y al voto rural que se siente abandonado por los dos grandes partidos y que rehuye de Vox.
De Miguel estuvo este domingo en Villanueva de la Vera y lleva semanas recorriendo los pueblos antes que las grandes ciudades. Y cuando llega evita que las fotos se tomen exclusivamente en los mercadillos. Hay votantes en los pueblos más allá de quienes buscan zapatillas a cinco euros e Irene de Miguel se está volcando con ellos.
Es de las políticas que más ha crecido, ha ganado en su discurso y su forma de expresarse. Es una mano de hierro en un guante de terciopelo, firme en sus convencimientos y suave en las formas.
Esa forma de hacer política puede estar dándole resultado, según las encuestas publicadas hasta ahora, que le vaticinan mejor resultado que hace dos años. De cuatro escaños podría pasar a seis o incluso siete. Quizás por un voto exsocialista que no solo huye de la candidatura extremeña, sino que está muy molesta por el trato «vomitivo» hacia la mujer, como ha dicho hace unos días Pilar Alegría, de ciertos cargos del PSOE. Si con la afición de Koldo y Ábalos a la prostitución parecía que lo habíamos visto todo, los ojos ciegos que han querido enterrar las denuncias contra Paco Salazar han podido hacer el resto. Da la sensación de que en estas elecciones habrá mucho voto de castigo y, aunque el PP presente a María Guardiola como candidata, y esta a su vez se haya rodeado de otras mujeres para carteras importantes, a mucho socialista de toda la vida le saldrían sarpullidos si cogiera la papeleta del PP. Y ahí Irene de Miguel tiene más posibilidades.
Curiosamente, y con la demoscopia en la mano, a Guardiola le bastaría su apoyo para gobernar. Pero ese es un escenario tan impensable que cuesta imaginar el acuerdo. Les separan un océano en cuestiones ideológicas y tres vueltas al mundo en asuntos que exigen unidad, como el posible cierre de Almaraz.
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