«Hemos sido la diana de gente que no quiere que sus privilegios se vean amenazados»
Tras ocho años de diputada en la oposición, se ve más experimentada y convencida de los recursos naturales de la región
La candidata a la Junta de Unidas por Extremadura ha renovado la coalición de Podemos (partido al que pertenece) con Izquierda Unida y ha incorporado ... a Alianza Verde tras alejarse del partido regionalista Extremeños. Nacida en 1981, ingeniera agrónoma de formación, Irene de Miguel lleva ocho años de diputada autonómica y vuelve a afirmar, como en 2019, que esta será su última legislatura porque siente que aún no ha influido lo que le gustaría en la vida de los extremeños. Quiere gobernar y es consciente de que su oportunidad es junto al PSOE. También piensa que si Vox llega a la Asamblea, la política bajará al barro y eso le espanta. De momento, está encantada con que la ecología se haya colado en esta campaña.
–¿La sequía marcará esta campaña electoral?
–No solo marcará esta campaña, será el gran tema que marque nuestras vidas en adelante. No es puntual, es un síntoma de la emergencia climática que vivimos y en Extremadura la vamos a notar con mayor fuerza, por eso las medidas deben ser a corto plazo para salvar a la agricultura y a la ganadería familiar y garantizar el abastecimiento, pero también a largo plazo para la siguiente sequía.
–¿Cuánto de demagogia hay en este tema?
–Mucha demagogia, populismo y desinformación. Hay gente que piensa que los ríos no tienen por qué fluir para llegar al mar, como si el ciclo del agua no fuera importante. Por estudios científicos sabemos que cada vez lloverá menos y cuando llueva lo hará con más fuerza, así que tenemos que hacer más efectiva el agua y el consumo debe tener sus prioridades. Necesitamos que vaya a la agricultura familiar y no a los fondos de inversión. Que el agua sea para el abastecimiento humano, y a lo mejor no se puede invertir ese agua en macrominas, casinos o golf.
–El agua ya cotiza en bolsa. Los detractores creen que no se debe especular con un bien así, pero por otro lado esto asegura un uso más eficiente, ¿qué opina?
–Que el agua haya entrado en bolsa es el claro ejemplo de que el capitalismo quiere mercantilizarlo todo. No debería cotizar en bolsa. Por desgracia vamos hacia quien pueda pagar tendrá agua.
–Con el anuncio del derribo de la presa de Valdecaballeros su posición es que los ríos no deben ser canales artificiales de agua, ¿es partidaria de derribar algunas presas en el Guadiana, el río más represado de España?
–No sobran las presas, las necesitamos para abastecer a los municipios y para regar, pero el río tiene que seguir fluyendo. No estoy a favor de suprimir embalses, pero va a llover menos, ¿para qué los queremos vacíos? Además, estamos derrochando muchísima agua con los sistemas de regadío. Su modernización debe ser para que no haya pérdidas o haya presurización y que los regantes no necesiten energía. No tiene sentido ahora es aumentar el regadío.
–¿No cree que el regadío sirva para fijar población rural?
–Eso era en los años noventa. En 2023 seguimos perdiendo población hasta en zonas de regadío, que por sí solo no fija población. Necesitamos agricultura competitiva de calidad, no cantidad, porque nunca podremos competir ahí. Invertir en regadío cuando tenemos los depósitos de vino en Tierra de Barros llenos porque no somos capaces de venderlo me parece que es un sinsentido.
–La vivienda también genera debate. ¿La preocupación en Extremadura es equiparable a la de grandes ciudades?
–Tenemos otros problemas en Extremadura. Somos la comunidad autónoma con mayor tasa de vivienda vacía y en pequeñas localidades es imposible alquilar.
–Pero eso pasa porque los propietarios prefieren tenerlas vacías y no venderlas.
–Hay que hacer políticas para que el sector de la vivienda se mueva y garantizar el derecho a ella. Son necesarias en Extremadura fórmulas para rehabilitar esas viviendas vacías, habitarlas y revitalizar el entorno. Si están los pueblos vacíos y no hay vivienda va a ser difícil que llegue nadie a vivir. También hay problema con el alquiler porque son más bajos que en el resto de España, pero también las rentas y en algunas localidades están subiendo, por eso es importante topar los precios.
–Su partido defiende la caza sostenible y la asume como realidad social, ¿qué postura tiene sobre la tauromaquia, muy arraigada aquí y donde muchas familias viven de la cría de ganado bravo?
–Es una actividad cada vez con menos arraigo y seguidores en la sociedad. Los cosos taurinos cada vez están más vacíos. Desde Unidas por Extremadura defendemos que quien quiera ir a los toros que se lo pague. Que no tengan subvenciones como las que dan la Junta y las diputaciones.
–Otra derivada son los festejos populares con el toro en las calles que sí tienen muchos seguidores, ¿los suprimirían?
–Pienso que si los ayuntamientos preguntaran a sus vecinos estos querrían que se invirtiera en otro tipo de actividades donde puedan participar las familias.
–¿Hasta qué punto influye en estas elecciones autonómicas y municipales el clima político que se proyecta desde Madrid?
–Mucho. Nos atraviesa totalmente lo que pasa a nivel estatal, por desgracia.
–¿Eso requiere un esfuerzo extra por parte de los candidatos locales y a la Junta?
–Totalmente. Que en esta campaña se hable de sequía, agua o energía es casi un milagro. Aquí algunos solo quieren hablar de Pedro Sánchez cuando aquí gobierna Fernández Vara.
–En las elecciones generales de abril de 2019 Podemos sacó 42 diputados y venían de 71. En noviembre se repitieron y sacaron 35. En Extremadura pasaron de 6 en 2015 a 4 en 2019. ¿Qué ha pasado en este tiempo?
–Creo que hemos sido la diana de muchas falsas noticias y de estamentos como el judicial, el político y policial, de gente que no quería que sus privilegios se vieran amenazados y eso nos ha pasado factura. A muchos les han hecho creer que somos el demonio con patas. A mí cuando me conoce la gente me dicen que no se creen que sea de Podemos. Solo queremos que la mayoría tenga las mismas oportunidades que todo el mundo.
–Su objetivo ahora es entrar en el gobierno, ¿se conforma con menos de una vicepresidencia?
–Creo que eso no toca ahora. Tenemos claro que no es cuestión de sillones sino de cambiar las políticas y eso solo se hace si una firma en el DOE. Obviamente tenemos que estar dentro del Consejo de Gobierno para cambiar el rumbo en muchas cuestiones porque hasta ahora hemos sido convidadas de piedra ante una mayoría absoluta que no nos ha dejado hacer casi nada, exceptuando los últimos presupuestos. Los gobiernos de coalición, ya en seis comunidades, es lo que se está imponiendo y Extremadura no puede quedar arrinconada de nuevo en mayorías absolutas de un bipartidismo que no trae nada bueno.
–¿Qué consejerías considera más útiles para llevar a cabo sus políticas?
–Aún no lo hemos hablado, pero consejerías que transformen la realidad, con presupuesto.
–¿Economía, Agricultura, Empleo o Derechos Sociales, por ejemplo?
–Eso en otro momento. Nosotros somos muy conscientes de que necesitamos una empresa pública de energía, bajar las ratios en educación o una ley de agricultura familiar para que los fondos de inversión no nos sigan robando el agua. Son muchas cosas que consideramos indispensables.
–Si preguntara a la militancia gobernar con Vara, ¿qué saldría?
–La militancia sabe que si el gobierno del país hubiera estado en manos de la derecha y la extrema derecha, no hubiéramos tenido ni los datos históricos que estamos teniendo de empleo ni hubiéramos salido de la crisis de la pandemia y la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania.
–¿Cuáles serían sus líneas rojas?
–Nuestra hoja de ruta es una empresa pública de energía que abarate el precio de la luz, menores ratios en las escuelas, mayor inversión en sanidad y sobre todo en atención primaria y mayor número de psicólogos y psiquiatras.
–¿Está preparada para una Asamblea con presencia de Vox?
–Hace cuatro años las encuestas decían que entrarían y no entraron. Creo que han venido a destruir las instituciones y no a construir, sino a generar odio y conflicto y Extremadura no merece eso. Si Vox entra va a haber dos opciones reales de gobierno: una es el PP sustentado con Vox, y sabemos por otras comunidades en qué deriva eso, en recortes sociales y más privilegios solo para los que más tienen.
«Vox ha venido a generar discursos de odio y Extremadura no merece eso»
Irene de Miguel
Unidas por Extremadura
–¿Hasta qué punto da validez al discurso de Vara cuando afirma que el sol convertido en energía transformará definitivamente la economía de la región?
–Necesitamos descarbonizar la economía, avanzar hacia modelos productivos más sostenibles y eso pasa por fomentar las energías renovables, pero de nada sirven en manos de los de siempre. Iberdrola, Naturgy o Endesa se llevan haciendo de oro y ni tributan en Extremadura. Nosotros apostamos por el autoconsumo masivo, por una empresa pública de energía y que nuestra factura de la luz sea más barata y lo que estamos viendo es que Iberdrola tiene de rehén a la Junta de Extremadura y plantea proyectos saltándose muchos informes
–¿De los grandes proyectos industriales se cree alguno?
–Ya no oigo hablar de la azucarera, creo que la dan por perdida. Los otros dependen de la alfombra roja que le vaya a poner la Junta. Pero más que por primeras piedras se debería mirar por las últimas. El Elysium City hace cuatro años también lo teníamos encima de la mesa en campaña electoral. A mí me preocupan los pequeños empresarios, autónomos, ganaderos, agricultores, que son los que verdaderamente lo están teniendo difícil. Es más difícil ahora mismo poner en marcha una pequeña quesería que una macroplanta fotovoltaica.
«Sigo en política porque esta será la oportunidad y querían que yo la liderara»
Irene de Miguel
Unidas por Extremadura
–Si sale elegida diputada sumará 12 años como política. Usted renegó de esta profesión que ahora ejerce desde 2015
–Sé que es una contradicción, pero después de ocho años en política me he dado cuenta de que la experiencia también tiene cosas buenas y ahora sé mejor cómo defender mis ideas o los límites de mis propuestas, pero también creo que perpetuarse en política es un error, pierdes mucho la noción de la calle.
–¿Nota que ha perdido el pulso de la calle?
–Por suerte tengo muchos amigos que no están en política y no estoy en una burbuja. Vivo en un barrio de gente corriente. Pero sobre todo, tengo tres criaturas pequeñas que me hacen tener los pies en la tierra.
–El código ético de Podemos hablaba de ocho años máximo y una legislatura más solo en casos excepcionales.
–Sí, pero para las mujeres son 12 porque nos cuesta más llegar a las posiciones de liderazgo
–Pero en 2019 usted ya declaró que sería su última legislatura.
–Lo que ha pasado ha sido que mis compañeros y mis compañeras han hecho mucho hincapié en que esta iba a ser la oportunidad que íbamos a tener en Unidas por Extremadura y que tenía que ser yo la persona que liderara este momento y bueno, pues yo lo he puesto en la balanza y he cedido. Yo creo que 12 años está bien, ojalá que estos cuatro sea gobernando porque si es otros cuatro años más en la oposición estoy muy cansada de hacer de pepito grillo.
–¿Si fueran los últimos esto implica alejarse de la política o hará como su antecesor, que tras ocho años en la Asamblea se presenta como concejal en Cáceres?
–Ya no es cuestión de código ético o estatutos sino de necesidades vitales. Quizás cuando acaben estos cuatro años mi necesidad sea otra y querría trabajar en lo mío como ingeniera agrónoma. Tengo muchas ideas en la cabeza.
–¿Y si la sondearan para diputada en el Congreso?
–No sabría decir, pero Extremadura es mi lugar en el mundo.
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