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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Guillermo Fernández Vara comparece ante los medios tras conseguir que el PSOE sea la lista más votada en Extremadura
El PSOE le gana la partida al PP

El PSOE le gana la partida al PP

Los socialistas extremeños reciben el 41,5 por ciento de los votos, 4,5 puntos más que su rival

Antonio J. Armero

Domingo, 24 de mayo 2015, 22:47

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Si la lista más votada gobernara la Junta de Extremadura, tal como José Antonio Monago propuso repetidamente durante la campaña electoral, el próximo presidente sería Guillermo Fernández Vara. Porque ayer, el PSOE ganó las elecciones. Obtuvo 30 diputados frente a 28 del PP. Es decir, mientras que uno consigue lo mismo que hace cuatro años, el otro pierde cuatro diputados. Y eso le va a costar el cargo.

Que la política hace extraños compañeros de cama es conocido. Hay múltiples ejemplos en los últimos tiempos. Pero el panorama que han dibujado las urnas le pone el panorama fácil a a los socialistas. Fernández Vara no tiene la mayoría absoluta. Se queda a tres diputados de lograrla. Pero el escenario le sirve en bandeja ser investido presidente. Puede que no lo logre en la primera votación, para la que se exige la mitad más uno de los escaños, pero sí en la segunda, cuando le basta con la mayoría simple.

La diferencia de escenario respecto a hace cuatro años no termina aquí. Hay otra que no conviene desdeñar: desaparece de la Asamblea Izquierda Unida y entran Podemos con seis diputados y Ciudadanos con uno. Si diéramos por hecho que Podemos es un partido más inclinado a la izquierda que a la derecha, quedaría patente que el color mayoritario en el Parlamento extremeño es el rojo.

Las encuestas, los sondeos, la opinión de la calle, las declaraciones de los políticos, los expertos de aquí y allá... Habían surgido mil quinielas diferentes sobre el trasvase de votos. ¿A quién le quitarían apoyos los nuevos partidos? ¿Izquierda Unida resultaría fagocitada por Podemos? ¿A quién le haría más daño Ciudadanos, al PP o al PSOE? Ayer, las urnas dieron algunas pistas bastante elocuentes para responder a estas cuestiones.

En primer lugar, el menos damnificado por el surgimiento de nuevos partidos ha resultado ser el PSOE, que logra los mismos treinta escaños que sumó en el año 2011. Por contra, el PP pierde cuatro, al pasar de 32 a 28. Se ha dejado en el camino una retahíla de apoyos que han ido parar, sobre todo, a Podemos, que también ha metido en su bolsa electoral los votos a Izquierda Unida. El que algunos han bautizado como 'efecto Podemos' no se ha desinflado tanto como parecía intuirse en las últimas semanas. No ha hecho falta que Pablo Iglesias asomase por Extremadura para que la formación que lidera haya entrado en la Asamblea con una presencia destacada. Para valorarlo en su justa medida: esos seis diputados que tendrá Podemos son el doble de los tres con los que Izquierda Unida ha tenido tanta relevancia en la legislatura que ya es historia.

En mucha menor medida se puede achacar la pérdida de votos de los populares a Ciudadanos, que debutará en el Parlamento regional con un único representante. María Victoria Domínguez estará sola en el hemiciclo, y el hecho de que la diferencia entre los dos grandes partidos sea de dos diputados merma algo su capacidad de influencia. Si en algún momento se alinea con el PP, no será suficiente para sumar más representantes que el PSOE. A no ser que surjan voces discrepantes en Podemos.

En cualquier caso, un marco sustancialmente distinto al de esta legislatura, porque el PP tendrá que buscar los apoyos en Podemos, una formación sin imaginario colectivo, es decir, sin mochila de 28 años desempeñándose en la oposición, como le sucedía a Izquierda Unida.

La coalición que lidera Pedro Escobar obtuvo ayer algo más de 26.000 votos, que traducido a porcentaje significa el 4,3 por ciento del electorado. De haberse aprobado la reforma que rebajaba el umbral de entrada al Parlamento regional al tres por ciento en lugar del cinco actual, Izquierda Unida habría logrado un hueco. Pero eso ya es historia. La realidad es que el partido se queda sin representación.

Sus 26.000 apoyos, en cualquier caso, están muy lejos de los más de 253.000 del PSOE, que son 36.000 menos que los recibidos hace cuatro años. Pero es que la radiografía es más oscura en el PP, que en el año 2011 sumó 307.000 votos y ahora se queda en 253.000, según los datos al 95 por ciento del escrutinio, o lo que es lo mismo, a la una de la madrugada. Se habían anunciado nuevos métodos de recuento y difusión de los datos que acelerarían el proceso, pero no ocurrió eso. El recuento para las elecciones a la Asamblea fue lento y terminó más tarde de lo habitual.

Entre los 307.000 de hace cuatro años y los 223.000 de ahora hay más de 80.000 votos de diferencia. Un saco muy grande, que le va a costar al Partido Popular la presidencia de la Junta. Un cargo que de vivirse el guión normal, el predecible, situará de nuevo a Guillermo Fernández Vara al frente del Gobierno regional. Con la tarea, además, de ir preparando el relevo. Porque esta sería su última legislatura.

José Antonio Monago se apunta en su lista de méritos haber sido quien pusiera sobre la mesa y finalmente facilitara la aprobación de una medida varias veces mencionada en etapas anteriores y sucesivamente postergada: la limitación de mandato.

Fernández Vara ya fue presidente del 2007 al 2011, lo que significa que afronta su segunda y última legislatura. Un asunto menor, probablemente, en los pensamientos de los socialistas en este momento. Por si los resultados no fueran suficientes, Monago acabó por allanarle el camino a su investidura. El todavía presidente del Ejecutivo regional compareció ayer en Mérida cuando se habían contabilizado en torno al noventa por ciento de los votos. Lo hizo acompañado de los suyos, y lo primero que hizo público fue su felicitación al rival, al que dijo que ya había llamado personalmente.

Después, el líder de los populares extremeños afirmó que propondrá que gobierne la lista más votada, que es la opción que él pidió durante la campaña electoral. Esa coherencia y ese anuncio hacen presuponer que el PP facilitará la investidura de Guillermo Fernández Vara, que si tenía planes relacionados con su práctica como médico forense, deberá posponerlos. «Si no gobierno, me retiraré de la política», dijo el número de los socialistas el pasado viernes.

Muy mal se le tiene que poner para que sea así. Las urnas le han vuelto a situar en la primera fila de la política regional. La historia de la democracia en Extremadura se ha escrito con 28 años de gobierno socialista y cuatro del PP. Ahora serán otros cuatro del PSOE. Al menos en principios. Lo iremos viendo.

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