El dólar se hunde a mínimos de 2021 y deja a la zona euro bajo la presión de una moneda fuerte
Las tensiones comerciales llevan el cruce entre ambas divisas a 1,16 dólares
Los inversores vuelven a sufrir las idas y venidas de Donald Trump en materia arancelaria. Cuando aún se intenta digerir el acuerdo entre EE UU ... y China, el presidente estadounidense ha confirmado que enviará cartas a sus socios comerciales para notificar los aranceles que entrarán en vigor a partir del 9 de julio, cuando vence la tregua actual. Una amenaza unilateral que no ha sentado nada bien en el mercado de divisas, con fuertes retrocesos para el dólar.
El billete verde se ha convertido en el principal damnificado de la incertidumbre desatada por Trump. No solo por los aranceles, sino también por una política fiscal que ha generado muchas dudas sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas del país. Ante ese escenario, los inversores se deshacen de sus dólares y la moneda cae más de un 1% frente al euro, dejando el cruce entre ambas divisas en 1,1620 dólares. Se trata de un nivel que no se veía desde noviembre de 2021 y que bate los mínimos marcados en los momentos de mayor tensión de principios de abril, cuando Trump desató su estrategia proteccionista.
La debilidad del dólar ha sido constante en los últimos meses, provocando que el euro presente un repunte del 12,25% en lo que va de año frente a la moneda americana, que también nota la presión por las expectativas de nuevas rebajas de tipos de inte´es en EE UU, frente a la idea del BCE de comenzar a pausar el ciclo de recortes iniciado hace justo un año.
El problema es que esa potencia del dólar tiene consecuencias directas para pilares de la economía del Viejo Continente, desde las exportaciones al turismo, pasando por la actividad empresarial.
Para empezar, un euro fuerte limita la competitividad de los productos y servicios que se venden al exterior frente a otros competidores internacionales. Al tiempo, si la situación se prolonga, corren peligro los ingresos que las empresas generan fuera de la zona euro. En este caso, de forma especial aquellas que tienen fuerte presencia en EE UU. De las españolas, firmas como ACS, Iberdrola, Ferrovial, Santander o Grifols generan buena parte de sus ingresos en la primera potencia mundial. Incluso Inditex achacaba esta misma semana su menor ritmo de crecimiento en resultados al 'efecto divisa'; en parte, por esta debilidad del dólar.
Al contrario, un euro más fuerte provoca que las importaciones resulten más baratas, lo que ayuda a limitar el impacto de la denominada 'inflación importada', algo que se deja notar especialmente en el sector de la energía. Es decir, se necesitan menos euros para comprar materias primas como el petróleo, que se negocia en dólares en los mercados internacionales. Lo mismo ocurre con los insumos o componentes que las empresas adquieren del exterior para fabricar, lo que se traduce en menores costes de producción para ellas.
Impacto en el turismo
El turismo puede ser otro de los sectores golpeados por la fortaleza del euro frente al dólar. Aunque en el caso de España son los europeos los que lideran el ranking de viajeros, EE UU es una de las potencias extracomunitarias en términos de visitantes al país.
El propio Banco de España ha alertado ya de este posible escenario. En su último informe anual, el supervisor explica que como consecuencia del actual conflicto arancelario y la «notable» apreciación del euro frente al dólar, el sector turístico español podría sufrir «cierta pérdida de competitividad», afectando negativamente a las llegadas de turistas extranjeros a nuestro país o a su nivel de gasto durante su estancia. «En efecto, la evidencia empírica apunta a que una apreciación del euro suele incidir negativamente, si bien con un retardo de aproximadamente un año y medio, sobre el volumen de pernoctaciones hoteleras de los turistas extranjeros en nuestro país, un efecto que es particularmente acusado en el caso de los turistas estadounidenses», indica el supervisor.
En todo caso, el consenso cree que la debilidad del dólar no será permanente, sin dudar de su papel a nivel internacional. Lo mismo opinan en el Banco Central Europeo (BCE). El vicepresidente del organismo, Luis de Guindos, indicó durante una conferencia en Bruselas que el uso del dólar en transacciones internacionales, pagos, comercio y moneda de reserva «no se verá cuestionado a corto plazo», aunque sí apunta a que el euro puede expandirse gradualmente, especialmente si la eurozona con el objetivo de «más Europa».
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