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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?

Impuestos, la peste ¿no?

Lo de aumentar la recaudación y administrarla mejor para las grandes inversiones públicas suena fácil, pero falla lo principal: la mentalidad del individuo sigue siendo tramposa, y trata de engañar a Hacienda lo máximo

Luis ángel Ruiz de Gopegui

Sábado, 5 de octubre 2019, 23:45

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A ver, que dé un paso al frente el que quiera pagar voluntariamente impuestos… Oiga, ¿pero de qué me habla con la que está cayendo? Miles de articulistas, expertos (¿) tertulianos, ya lo han dicho todo sobre la búsqueda de los culpables y del cabreo generalizado por el fracaso de la no investidura y, sobre todo, por los grandes temas pendientes que nos van a caer encima: la financiación autonómica, la crisis 'permanente' catalana, el Brexit, la educación, la reforma fiscal… Y algunos piden no votar, ¿es que quieren que nos ahorquemos directamente?

Dentro del asuntillo de la fiscalidad, están también los impuestos y ya sabemos que una gran mayoría es contraria a pagar tributos, y la mala fama que tienen. Bien es verdad que algunos abogan porque sólo paguen los ricos, que son más bien pocos, aunque tengan un porcentaje elevadísimo de nuestra renta per cápita, y causaría general satisfacción en los restantes paganos, que somos la gran mayoría. Mas el tema viene a cuento porque florecen (es un decir) las propagandas de los partidos de cara a las elecciones, y algunos nos bombardearán con la posible disminución de las contribuciones personales. De hecho, la presidenta de Madrid anunció hace dos meses que los bajará, e inmediatamente han surgido voces alertando de la insolidaridad que eso supone frente a otras comunidades cuando, además, Madrid goza de numerosos privilegios al ser la capital del Reino. Otras comunidades pretenden suprimir de facto el impuesto de sucesiones, y demás cantinelas.

¿Queremos mantener el Estado del Bienestar? Educación, pensiones, sanidad… requieren grandes dosis de financiación. ¿De dónde saldrán los euros necesarios? Recaudando mejor, por supuesto. Un dato, España dobla a Europa en economía sumergida, y los técnicos de Hacienda señalan que supone un 25% del PIB. Y claro, cuando se habla de economía sumergida, siempre miramos para otro lado, como si no fuéramos algunos de nosotros los que tratamos de defraudar a Hacienda, con el IVA, por ejemplo, o algunas empresas con los paraísos fiscales y las ingenierías específicas creadas al efecto por expertos (otra vez los expertos, qué lata). Richard Wilkinson, economista e historiador británico, especialista en denunciar las desigualdades que ha creado el neoliberalismo, a partir sobre todo de los 80, afirma que «prohibiría los paraísos fiscales y la maquinaria financiera que ayuda a privilegiados a evadir impuestos. Debería lograrse un acuerdo internacional para frenar estas dos trampas. Y elevaría el impuesto de sucesiones».

Los mencionados y fiables técnicos de Hacienda señalan que el gasto público en España es muy inferior al de la Unión Europea y eso redunda en un Estado del Bienestar más precario. Es la consecuencia del bajo nivel recaudatorio que tienen las administraciones públicas. Algunos economistas sostienen que hay que «pasar de una política fiscal reactiva a una proactiva, con grandes inversiones públicas». La madre del cordero es cómo encontrar dinero para las grandes inversiones públicas, es decir, mediante más impuestos, o mejor administrados. Fácil sobre el papel, pero falla lo principal: la mentalidad del individuo sigue siendo tramposa, trata de engañar a Hacienda lo máximo.

Habrá que empezar a educar desde la infancia, una especie de asignatura, parcial, sobre fiscalidad, solidaridad. Explicar bien clarito que, sin pagar impuestos, peligra el Estado del Bienestar y que, bajo el señuelo de algunos partidos de derechas de bajar impuestos, se esconde el privatizar servicios (sanidad, educación, seguridad) y el ciudadano tendrá que pagarlo de su salario. (Doble imposición). Veo en el canal Tv Historia que Hitler fue un defraudador. Puede ser un estímulo para no seguir su camino.

Con motivo del ya lejano Día de Extremadura, Javier Cercas nos recordó que si todos cumpliésemos con nuestro deber, levantaríamos Extremadura. Como señaló muy acertadamente, como siempre suele hacerlo J. R. Alonso de la Torre, Cercas no dijo nada nuevo, aunque lo dijo muy bien: ¡Patriotas extremeños, a cumplir con nuestro deber! Amo a mi tierra, amo a mi Patria, pero amo más a mi bolsillo… ¿Es esto cierto? A esta pregunta, la respuesta está en el viento. O en las urnas.

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