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Pedro Sánchez. Afp

Bruselas reduce al 1,9% la previsión de crecimiento para España de este año

Mengua en cuatro décimas la proyección de hace apenas tres meses por el mayor impacto de la desaceleración

salvador arroyo

Bruselas

Jueves, 7 de noviembre 2019, 11:13

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Nubes más densas sobre la economía española. Ese es el ambiente que dibujan las previsiones que Bruselas ha dado a conocer este jueves y que apuntan a que el año se cerrará con un crecimiento del 1,9%, cuatro décimas menos de lo que se proyecto el pasado julio (2,3%). Y en descenso, 1,5% en 2020 y 1,4% en 2021. España se vería ahora más arrastrada que hace tres meses por las incertidumbres globales (guerras comerciales y dudas sobre el impacto del 'brexit'), y también por la ausencia de un presupuesto consistente, efecto directo de las incógnitas políticas en un país que este domingo irá a sus cuartas elecciones generales en cuatro años.

Un tijeretazo notable a la expansión económica del país que es incluso superior a la revisión a la baja que realizó el pasado octubre el Ministerio de Economía que dirige en funciones Nadia Calviño. Su dato de crecimiento para este 2019 es del 2,1% y para el próximo, del 1,9%.

Con todo, el informe de previsiones lanzado por el Ejecutivo comunitario continúa revelando que el nivel de evolución de la economía española será hasta ocho décimas superior a la media de la eurozona (el PIB de los diecinueve que comparten divisa crecería este ejercicio un 1,1% y un 1,2% en 2020 y 2021) y estará aún más disparado en relación con las otras grandes potencias del euro: Alemania no levantará más del 0,4%; Francia, el 1,3% e Italia, un raquítico 0,1%.

«Hasta ahora, la economía europea ha demostrado resiliencia en medio de un entorno externo menos favorable: el crecimiento económico ha continuado, la creación de empleo ha sido robusto y la demanda interna fuerte», ha señalado Vladis Dombrowskis, vicepresidente y comisario europeo del Euro. Pero «venir aguas más revueltas», ha advertido, en clara referencia a los conflictos comerciales, tensiones geopolíticas, la debilidad del sector manufacturero y el divorcio británico.

«Insto a todos los países de la UE con altos niveles de deuda pública a perseguir políticas fiscales prudentes y poner sus niveles de deuda en una senda descendente», ha asegurado el letón emplazando a Italia (con una deuda pública sobre PIB del 136,2%), Francia (98,9%) o España (96,7%) a realizar los ajustes necesarios. «Y, al mismo tiempo, que los Estados que tienen espacio fiscal deberían usarlo ahora». De nuevo, llamada a Alemania (su endeudamiento para este años se moverá en el 59,2%) para que dejen de lado la austeridad presupuestaria y se lancen a realizar inversiones que reactiven su economía y la de todo el club.

En lo que se refiere específicamente a nuestro país, el informe hace hincapié en que el consumo privado ha crecido a un ritmo más lento en los últimos trimestres, desde 2014, siendo «particularmente débil» el de los de bienes duraderos. «Esto ha estado ocurriendo en un contexto de aumento del crecimiento del salario real, resultante en un fuerte aumento en la tasa de ahorro», lo que podría ser síntoma, según los técnicos de la Comisión, de que los hogares están aumentando su nivel de ahorro «precautorio» como consecuencia de la mayor incertidumbre.

«Se espera que el crecimiento del consumo privado se recupere ligeramente a medida que mejora la situación financiera de los hogares». Se apunta asimismo a la ralentización de sectores productivos como el de la automoción; también se espera una «desaceleración» en la construcción al tiempo que se confía en la recuperación de las importaciones a medida que la demanda vaya creciendo. Las ventas al exterior seguirán una evolución al alza, aunque más moderada que en el pasado.

El alto índice de desempleo, el principal talón de Aquiles de la economía española, seguirá disminuyendo. La tasa continuará cayendo hasta por debajo del 13% en 2021. El crecimiento de los salarios alcanzaría este año su punto más alto para mantenerse «dinámico» y por encima de las previsiones de inflación en 2020 y 2021. A medida que el crecimiento de la productividad vaya siendo más positivo el próximo año «los costos laborales unitarios deberían aumentar más lentamente, recomienda Bruselas. La inflación para este ejercicio se situaría en el 0,9% y evolucionaría hacia el 1,4% en 2021 por el impacto de los precios de la energía y el aumento gradual de la inflación subyacente.

El informe expone que el déficit (la diferencia entre ingresos y gastos) continuará disminuyendo «aunque a un ritmo más lento» (ha caído cinco décimas desde 2018). Pese a la moderación en el crecimiento, los ingresos crecerían «relativamente más rápido» a lo largo de este año «ayudado por las contribuciones sociales y los impuestos». Una evolución que, en todo caso, plantea la Comisión Europea, «debería más que compensar aumentos significativos en gastos relacionados con la remuneración de los empleados y transferencias sociales, en particular las pensiones». Se debería conducir el déficit del gobierno hacia el 2,3% del PIB.

En este sentido, y en ausencia de un proyecto de ley de presupuestos para 2020 (el que está encima de la mesa es la segunda prórroga del planteado por el último Gobierno de Mariano Rajoy), se recomienda a Madrid que no rebase el próximo año el 2,2% de déficit. Una proyección que incluye el incremento salarial para empleados públicos «en acuerdo con los sindicatos y la revalorización de las pensiones en línea con la inflación». «Suponiendo que no haya cambios en la política», la diferencia entre ingresos y gastos continuaría en descenso en 2021, hasta el 2,1%.

Bruselas ya recordó a España el mes pasado que su proyecto presupuestario incurría «en un riesgo de desviación significativa del déficit», al alertar que el crecimiento del gasto público se dispararía hasta el 3,8%, superando notablemente el 0,9% recomendado. Una multiplicación por cuatro que, en sí no daba por plenamente válida, al ser consciente de la profesionalidad de unas cifras por la ausencia de Gobierno estable en el país. Con todo, siguen en vigor los ajustes requeridos (bien incrementando los ingresos bien aminorando los gastos) que se traducen en cuadrar algo más de 6.000 millones de euros anuales para cumplir con los cánones europeos.

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