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Edificio de viviendas en construcción. E. C.
El BCE pide prudencia a la banca en el reparto de dividendos para evitar riesgos en el sector

El BCE pide prudencia a la banca en el reparto de dividendos para evitar riesgos en el sector

Las entidades españolas endurecen la concesión de hipotecas y créditos personales al observar ahora más «riesgos» en la evolución de la economía

Martes, 21 de enero 2020, 11:56

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Las directrices que cada inicio de año publica el Banco Central Europeo (BCE) vuelven a centrar su atención sobre la política de remuneración a sus accionistas, al menos mientras continúe este contexto de tipos bajos y de presión sobre la rentabilidad del sector. El BCEha pedido a la banca europea que sea prudente con estos pagos. «La política de reparto de dividendos conservadora es uno de los elementos necesarios para lograr una gestión adecuada del riesgo y un sistema bancario sólido», explica.

El supervisor, cuya presidenta es Christine Lagarde desde noviembre, repite en las misivas enviadas a la banca los mismos mensajes que hace ahora un año, entonces firmados por Mario Draghi. Insiste el BCE en que los dividendos se basen en presunciones prudentes y conservadoras de manera que, después de repartirlos, cumplan los requisitos de capital aplicables y lo establecido conforme al proceso de revisión y evaluación supervisora.

No es la primera advertencia que llega a la banca europea, en general, y a la española en particular sobre la remuneración a los accionistas. El pasado verano, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, valoraba el esfuerzo de saneamiento «sin precedentes en ningún país del entorno», aunque subrayaba «bajar el listón», por lo que pedía a las entidades que siguieran aumentando su solvencia y fueran «muy discretas» con sus dividendos para «fortalecer» sus estructuras.

Los bancos han comenzado a resguardarse ante la desaceleración que viene mostrando la economía española en los últimos meses como solo las entidades saben hacerlo: siendo aún más cautelosos a la hora de aprobar un crédito y, si lo hacen, con unas condiciones más duras que antes. Esa es, al menos, la radiografía que expone la 'Encuesta de Préstamos Bancarios' del Banco de España referida a 2019, en cuyo último trimestre se endurecieron los criterios de aprobación de los préstamos y a la vez lo hicieron las condiciones económicas de esos créditos. El motivo deriva a una realidad: «El deterioro de las expectativas sobre la situción económica general», tal y como expone el informe del regulador.

Este análisis no revela un cambio radical con respecto a la posición prudente que mantenían los bancos en los últimos años a la hora de autorizar una hipoteca o un crédito al consumo. Pero del texto subyace una preocupación que comienza a calar en el sector sobre cuál será la evolución de la economía durante este año. Si va a peor, la restricción crediticia aumentará. Y viceversa. Así ha ocurrido en todas las etapas de recesión o recuperación.

En el caso de las hipotecas los criterios de aprobación de una línea de financiación para adquirir una vivienda se han endurecido «ligeramente» en el último trimestre de 2019 por ese empeoramiento de las expectativas. Las entidades tienen más en cuenta la cuantía de la hipotecas sobre el valor de tasación (de media, se encuentra en el 74%, según los notarios); así como el peso que tendrá la cuota hipotecaria sobre los ingresos mensuales (generalmente no suele superar el 33% de las rentas familiares disponibles). Son los dos principales instrumentos con los que cuentan los departamentos de riesgo de las entidades para aprobar, o no, una operación.

Al mismo tiempo, la banca ha endurecido «moderadamente» las condiciones de las hipotecas. Esto es, por ejemplo, el tipo de interés que aplican en un préstamo, con un «ligero aumento de los márgenes», tal y como explica el Banco de España; así como por un «cierto incremento de los gastos distintos a los intereses», esto es, en cuanto a comisiones y otras partidas vinculadas a la hipoteca. Esta realidad llega medio año después de que se aprobara la nueva Ley Hipotecaria en la que se restringía la posibilidad de que el cliente asumiera la mayor parte de los gastos hipotecarios y se limitaran determinadas comisiones.

Mientras que la banca ha ido limitando el acceso a las hipotecas en el último trimestre del año pasado, los ciudadanos también han reducido «con intensidad» la demanda de estos créditos para vivienda, registrando la mayor caída de esta variable desde 2013. En el caso de los créditos al consumo, esa caída de la demanda ha sido más ligera.

En cualquier caso, las entidades también se han mostrado menos flexibles al aprobar un préstamo personal en el último tramo del año pasado, tal y como lo venían haciendo desde finales de 2018. A pesar de que los créditos al consumo han sido uno de los pilares en los que se ha asentado el negocio financiero bancario en los últimos años, por los bajos tipos de interés que ofrecían las hipotecas, la banca ha comenzado a pisar el freno. Y lo han hecho tanto por «el deterioro de las expectativas» económica como por «la menor solvencia percibida» entre los solicitantes.

En cuanto a las condiciones de estos préstamos, el Banco de España apunta que se han vuelto a suavizar, por la elevada competencia entre las firmas financieras, pero han concedido importes «más reducidos» y han solicitado «más garantías» a los clientes.

Los inversores, optimistas

El grado de pesimismo existente en el mundo de la inversión se ha reducido en los últimos meses. Al menos, eso es lo que recoge la encuesta de gestores de fondos correspondiente al mes de enero elaborada por Bank of America. De acuerdo con ella, el 36% de los inversores profesionales consultados espera que el crecimiento global mejore en el próximo año, la mayor proporción desde febrero de 2018. De todas maneras, el 62% de los gestores sigue considerando que tanto el crecimiento como la inflación continuarán creciendo por debajo de su línea de tendencia, frente al 19% que opina que su evolución batirá su evolución tendencial.

En cuanto a los beneficios empresariales, el 27% de los encuestados espera una mejora en los próximos doce meses, lo que representa su mayor grado de optimismo sobre este particular desde marzo de 2018, además de un crecimiento de catorce puntos porcentuales respecto al mes de diciembre. Michael Hartnett, estratega jefe de inversiones de Bank of America valora: «Los inversores están optimistas, pero no eufóricos».

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