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ESTRELLA DOMEQUE
DON BENITO.
Domingo, 5 de noviembre 2017, 09:40
«Hasta el azul del cielo y las ráfagas de nubes blancas parecía que se habían aliado para darle solemnidad a la misa dedicada un 12 de octubre de final de los 70 a la Virgen de las Cruces en su ermita». Así describe el fotógrafo Diego Sánchez Cordero una imagen realizada por él mismo, como señala, a finales de los 70.
Aunque en aquella estampa de un tiempo pasado, habría dado igual cambiar el azul del cielo por otro color gris, propio del mes de octubre, y acompañado de lluvia. Incluso así, los vecinos de Don Benito habrían salido a la calle a acompañar a su patrona hacia la ermita.
Y, cuarenta años después de esa imagen, la tradición no sólo perdura, sino que está más viva que nunca, tras ser reconocida como Fiesta de Interés Turístico regional. «Es una gran noticia porque va a contribuir mucho a difundir los valores de nuestra tierra y nuestro pueblo, engrandecer la fiesta y que se conozca más, no sólo a nivel regional, sino también a nivel nacional», explica Diego Soto, cronista oficial.
Soto ha vivido esta festividad desde pequeño, pero también conoce la historia de una tradición que tiene su origen siglos atrás. «Viene tan de atrás que el primer mayordomo que aparece cuando están las cofradías es del año 1580», señala. Aunque es una historia que comienza con una leyenda, fechada el 12 de octubre de 1375, cuando a Sebastián González, un pastor que guardaba su ganado en la Serrezuela, se le aparece una imagen de la Virgen de las Cruces junto a una fuente.
Cuentan que el muchacho se llevó la imagen a casa, pero a la mañana siguiente había desaparecido y se encontraba de nuevo en la fuente. Lo mismo sucedió cuando se llevó en procesión a Don Benito y se colocó en un altar. Al amanecer, había vuelto junto a la fuente. Y allí se construyó su ermita, de la que se habla en documentos de 1577.
Sin embargo, tendrían que pasar muchos años hasta que la Virgen de las Cruces se convirtiera en la Patrona de la localidad. «En aquel entonces costaba más trabajo llegar a Las Cruces, porque ni siquiera estaba el puente del río Ortiga, mientras que la iglesia de la Piedad estaba más cercana a la población, por eso era la Patrona de Don Benito».
Pero, en marzo de 1809, con el paso por Medellín de la Guerra de la Independencia, muchas de las iglesias fueron destruidas, entre ellas, la de la Piedad. «Fue entonces cuando se fue creando mayor conciencia y adoración hacia la Virgen de las Cruces. Ya en el siglo XVIII, se empieza a celebrar la fiesta anual del 12 de octubre, aunque es curioso, según destaca Soto, que al principio en algún acta aparece que se propuso como fiesta el 24 de septiembre, porque era cuando se habían terminado las labores del campo.
Si bien, no era la fiesta que se conoce en la actualidad, pues antes se solía velar a la Virgen en la ermita. No fue hasta 1987, Año Santo Mariano, cuando se decide traerla a la población y así se hace desde ese año de forma continuada. «Aquel año, cuando se trajo la Virgen, fue curioso que la imagen se llevó a todas las parroquias, antes de la novena en la Iglesia de Santiago».
Casualidad o no, justo este año se cumplía el 30 Aniversario de aquella primera llegada. Un tiempo en el que esta festividad ha pasado a ser la que congrega a un mayor número de personas en la localidad, como siempre que la Virgen de las Cruces es protagonista, el pueblo responde y sale a recibirla.
Hasta allí han ido recién nacidos, convalecientes, madres, soldados, incluso los tullidos dejaban allí sus muletas o las mujeres dejaban las trenzas. «Se va a la Virgen tanto a expresar tanto las alegrías como las amarguras», afirma el cronista.
Si bien, desde 1987 la fiesta ha evolucionado, hasta llegar a ser 'La Velá, tradición y gastronomía'. «Este año ha habido un trabajo más coordinado y ahí están a la vista los resultados», explica Francisco Muñoz, mayordomo de la Hermandad de la Virgen de las Cruces, «se ha hecho una obra de teatro, un cortometraje, un cómic y hasta el cupón de la Once, que para mí fue un acierto, además de la colaboración del grupo Caramancho, todo ello, junto al apoyo del Ayuntamiento, ha ido sumando».
En definitiva, un consenso total que congrega en Don Benito desde hace años, unos días antes del 12 de octubre, actividades religiosas, lúdicas, culturales, gastronómicas o deportivas. Aunque la cita ineludible siempre será la llegada y la despedida a la Patrona, esta última que este año ha batido récord de asistentes.
Ahora, esa devoción, con sus costumbres y tradiciones, podrá ser transmitida al resto de la región, con un reconocimiento que se llevaba persiguiendo durante varios años.
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