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Los profesionales aconsejan a los padres que intenten hablar con los jóvenes. :: hoy
Cómo abordar un tema tabú

Cómo abordar un tema tabú

Preocupación entre los padres y educadores de Don Benito por la muerte de un joven y dos intentos de suicidio de adolescentes ocurridos en cuatro meses

ESTRELLA DOMEQUE DÍAZ

Domingo, 21 de abril 2019, 08:51

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«Está el ambiente más serio y se nota que falta alguien. Pero siempre hay una especie de comunión entre todos, porque somos como una familia», afirma Juan, de 17 años, alumno del colegio Claret de Don Benito. (Juan no es el nombre real. Se ha cambiado para preservar su identidad).

Juan reconoce, igual que otros compañeros, que nada es igual en el colegio un mes después de que un alumno de su misma edad, 17 años, perdiera la vida al caer por una ventana del centro. El suceso está todavía en investigación policial. Y también la Fiscalía de Badajoz ha abierto a su vez una investigación. Todavía no hay conclusiones.

No es que la Policía o los fiscales sospechen que en la muerte del adolescente interviniese alguna otra persona. También se descarta que sufriese acoso escolar. Se pretende averiguar si el muchacho tuvo acceso a juegos de Internet que promueven el suicidio, como la ballena azul, Momo o incluso extraños juegos con lenguaje esotérico. El joven fallecido dejó una carta escrita con símbolos, que fue traducida por una compañera de colegio y amiga del fallecido.

El colegio cuenta con más de 1.000 estudiantes y con un claustro de unos 75 profesores. Todos desean pasar página de todo lo sucedido, pero quieren hacerlo sin obviar el tema, abordando una situación que preocupa en todo el municipio. De hecho, los jóvenes con los que ha contactado HOY reconocen que es algo de lo que hablan con compañeros de otros centros: «Se han interesado por saber si había algún problema para que un chico de 17 años haga eso, porque también fue algo impactante para ellos. Pero quizás no lo han vivido tan de cerca», asegura Juan.

Tampoco ellos le encuentran explicación. Definen al fallecido como un chico «bastante integrado en el colegio, incluso iba a ir a la experiencia misionera de Tánger que realiza el centro. Nunca se vio ninguna intención y fue algo muy repentino».

«Tomó esa decisión, pero desconozco si tenía un problema concreto», afirma Manuel (otro adolescente con nombre supuesto) al tiempo que añade que cree que a su edad «no hay ningún problema que no tenga solución».

La Policía y la Fiscalía de Badajoz han abierto sendas investigaciones por si los casos guardan relación con juegos o retos de internet

Los menores buscan también una razón para los otros dos hechos sucedidos en los últimos meses. Han oído hablar de esos juegos que circulan a través de las redes sociales, pero desconocen si fue ese el origen. Todavía sin tiempo de asimilar la tragedia del adolescente muerto, hace unos días, el 12 de abril, otra joven de 15 años se precipitó desde una ventana en una vivienda ubicada en un céntrico edificio dombenitense, en la plaza conocida como La Pera. Un toldo frenó la caída y evitó que sufriera heridas de gravedad.

Pero la preocupación entre padres y comunidad educativa se ha incrementado cuando se ha sabido que ha habido un tercer caso de conducta autolesiva en otra adolescente, alumna del mismo colegio, de 17 años también. El suceso, que ocurrió en diciembre y consistió en la ingesta de pastilla, no trascendió.

Retos absurdos

El Juego del Momo es un reto viral que circula a través de aplicaciones de mensajería instantánea. La imagen de 'Momo' se pasea por móviles de todo el mundo y los objetivos van desde el robo de información personal, la extorsión o la incitación al suicidio o a la violencia. Las autoridades advierten de los riesgos, pues va más allá de un simple juego. «Olvídate de retos absurdos que se ponen de moda», advertía Policía Nacional en sus redes sociales el pasado mes de julio en referencia a este juego.

Este reto es considerado como el heredero del conocido como el Juego de la ballena azul, con origen en Rusia y que consiste en superar 50 pruebas con un fatal desenlace. Desde despertarse de madrugada a mirar videos de terror, hacerse cortes en el brazo o situarse en el borde de un precipicio. La última, según las investigaciones, consiste en suicidarse saltando desde un balcón.

En los tres casos que se han producido con alumnos del mismo colegio se descarta el acoso escolar

La preocupación de los padres ante este tipo de juegos y su posible influencia entre los jóvenes es seria, aunque ignoran si los últimos hechos tienen alguna relación con estas prácticas, según relata a este diario una madre que tiene dos escolares en el centro.

«Existe preocupación, porque aunque se habla del suicidio en adolescentes siempre tienes la sensación de que es algo que ocurre lejos, no en tu entorno», explica. «Son ya varios casos y en un espacio corto de tiempo, pero ahora lo que más nos preocupa es la incertidumbre. No sabemos nada oficialmente y pensamos si los hechos puedan estar relacionados entre sí», prosigue.

Esa falta de información es algo que lamentan otros padres contactados por HOY. Prefieren no dar sus nombres. Se quejan de que la comunicación con el centro ha sido escasa. Sí se les entregó una nota el 12 de marzo, cuando falleció el adolescente.

«Comprendo que es un asunto delicado con menores implicados, pero con el máximo respeto a la privacidad de las familias, estaría bien tener alguna explicación de forma genérica no particular y a nivel informativo por parte del colegio, de la Policía Nacional o incluso del Ayuntamiento», añade esta madre que se muestra también preocupada por los rumores que se han ido extendiendo por Don Benito.

En el mismo sentido se pronuncia el padre de otra alumna del colegio, que ha tratado de abordar el tema dentro del núcleo familiar, pero también pide mayor información por parte de la comunidad educativa. «Estamos pendientes de tener alguna reunión en el colegio. Sí que ha habido un equipo de psicólogos con los menores, pero no con nosotros, los padres», afirma a las puertas del colegio.

«Es importante para nosotros saber cómo lo podemos atajar», afirma Ángel Borreguero, presidente de Concapa

Para él, es un tema que va más allá del entorno familiar o educativo de los jóvenes, «es un asunto social en el que tendrían que intervenir más actores. No es cuestión de una edad, un colegio o una localidad».

Inquietud, preocupación y desconcierto son las palabras más repetidas por los progenitores. «Desconcierto por no saber cómo la cabeza de mi hija, una niña de 16 años, puede gestionar esta decisión que ha tomado un compañero suyo», expresa esta madre, que cree que los psicólogos deberían haber atendido de forma más exhaustiva e individualizada a los menores. «Porque no todos los niños lo habrán gestionado de la misma forma, ni lo habrán interiorizado igual. Es decir, para algunos puede ser una decisión errónea y otros pueden llegar a justificarla, porque su mundo es diferente al de los adultos».

La conclusión que se extrae de las conversaciones que HOY ha mantenido con padres y alumnos es que son los progenitores los más preocupados.

«Nosotros tenemos libertad para hablar de ello, los profesores nos responden siempre a todo lo que nos inquieta sobre este tema. Sé que no es normal, pero yo lo que intento es hacerlo lo más normal posible y así está actuando también el centro», asegura un joven estudiante del Claret, también de 17 años.

«Ellos han estado a nuestra disposición y creo que los que más han sufrido han sido los profesores y el cuerpo directivo. Dentro de lo que cabe, nosotros también hemos intentado ayudar», añade otro compañero.

Para ellos, el colegio ha actuado de forma adecuada y creen que la situación está cada vez más normalizada. «Más no pueden hacer. Si tú pides ayuda te la van a dar, pero no pueden estar atentos a todos los alumnos del centro. Siempre hay casos aislados, pero tienes que mostrarlo a alguien, ya sea un profesor o un compañero», dice uno de ellos.

Del desconcierto del primer día a la normalización, pero con el matiz de que creen que los profesores están más pendientes si cabe de ellos. Algo que han notado también en el entorno familiar, con mayor vigilancia por parte de los progenitores.

En algo sí que coinciden con sus padres y es en que necesitan hablar sobre ello. «Creo que mientras más se hable de esto, más se puede prevenir. Es una forma de concienciación», afirma el más joven, de 16 años.

La comunidad educativa del centro emitió el pasado mes un mensaje de agradecimiento por las muestras de apoyo y la solidaridad ante lo sucedido. Ha sido la única manifestación pública de un colegio que aún trata de asimilarlo. Su dirección ha preferido ahora no manifestarse sobre las investigaciones abiertas.

Quien sí da su opinión es Ángel Borreguero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos en Extremadura (Concapa), que entiende que el problema trasciende a un centro.

«Estamos debatiendo muchísimo entre nosotros, sobre todo a nivel de profesorado. Hemos tenido un equipo de psicólogos varios días y hemos detectado que aún quedan chicos que han ido a peor, a los que les ha causado un gran shock todo lo que ha ocurrido», explica Borreguero,

La pregunta que se hacen es siempre la misma, ¿qué está pasando? «No lo entendemos. Son casos en los que no ha ocurrido acoso escolar. No hay nada que esconder, es que es cierto. Sobre todo esto estamos hablando mucho, entre nosotros, para intentar saber qué es lo que está sucediendo. Todo ello más allá de posibles casos de acoso», responde.

La preocupación se extiende fuera de Don Benito, con inquietud también entre las comunidades educativas de otras localidades. Concapa Extremadura representa a unas 22.000 familias.

Ánimo cambiante

«Existe malestar entre los estudiantes de otros centros y de otras localidades. Se les ve con un ánimo desbordante un día y al siguiente están que no puedes levantarles el ánimo. No sé qué está pasando en esta sociedad, no sé si son las redes sociales o un cúmulo de circunstancias», añade Borreguero.

Desde Concapa se ha contactado ya con la dirección de varios centros educativos, se dialoga con los sindicatos y se estudian posibilidades en los distintos encuentros para abordar esta problemática, como la inclusión de equipos de psicólogos que trabajen desde los propios centros para sacar a flote el problema. Reconoce que «es importante para nosotros saber de qué forma lo podemos atajar, porque sinceramente no sabemos qué está pasando. Es el ánimo cambiante de los chicos lo que nos preocupa y es una inquietud y un sentir generalizado que va más allá de Don Benito».

El Ayuntamiento de Don Benito muestra también su preocupación por todo lo sucedido y estudia nuevas acciones en el entorno educativo de la localidad. Si bien, éste es un asunto que se trabaja ya dentro del protocolo del Programa de Atención a Familias.

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