Borrar
Diego Sánchez Cordero, fotógrafo y luchador  ante la adversidad

Diego Sánchez Cordero, fotógrafo y luchador ante la adversidad

Desde los 18 años sufre ataxia, una enfermedad rara que no le impidió ser fotógrafo y ganarse el cariño de Don Benito, su pueblo de adopción

ESTRELLA DOMEQUE DÍAZ

Lunes, 13 de marzo 2017, 09:36

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Diego Sánchez Cordero, la persona; Disan Cor, el personaje. Ambos tienen algo en común: el reto de hacer frente a una enfermedad rara, la ataxia. «Soy fotógrafo, sí, pero antes que eso soy un luchador». Diego Sánchez Cordero quiso ser fotógrafo y lo consiguió, pero no lo hizo cuando la vida se lo puso fácil, sino cuando su cuerpo empezaba a sentir los primeros síntomas de la enfermedad. «Con los temblores coger una cámara no era sencillo, por eso no buscaba el mejor encuadre o el instante perfecto, mi reto era que no saliera movida, por ello en cada una de mis fotografías está ese miedo, que poco a poco fui perdiendo a base de la experiencia», explica.

Natural de Fuente de Cantos, pero dombenitense de corazón después de más de cincuenta años retratando a sus gentes y lugares. La localidad quiere recompensar su legado con su nombramiento como hijo adoptivo, un trámite para el que ya se ha abierto el plazo de presentación de escritos de adhesión para colectivos, entidades o asociaciones.

Pasear con él por Don Benito es sentir de cerca el cariño y admiración de sus habitantes hacia el personaje, pero también hacia la persona. «Diego, muchas gracias, veo tus fotos en Facebook todos los días y me alegro mucho del reconocimiento que te van a hacer», le comenta de forma espontánea una mujer a las puertas de la casa de cultura justo antes de esta entrevista.

Él siempre responde agradecido. «Te sientes animado, porque ves que la gente es agradecida y valora lo que se les da, muchos me paran por la calle y me dan las gracias porque han visto a sus familiares, a ellos mismos, o las calles en las que jugaban», cuenta, pero matiza que no fueron tiempo fáciles, «los recuerdos siempre son más bonitos que la realidad, porque tendemos a ver lo bueno. Como en la 'mili' que era muy mala, pero todos los soldados contaban algo bueno de ella».

Se define como un fotógrafo de lo sencillo y del día a día. «Soy un documentalista, no un artista. Mis fotos no son obras de arte, son documentos gráficos de la sociedad, de la gente y de sus calles». Fue además fotógrafo a domicilio, lo que le abrió las puertas de casi todas las casas de la localidad para cumpleaños, bodas, bautizos o las fotografías de familias numerosas. Todo ello le reportó cientos de anécdotas y le hizo empezar a sentir el cariño de la gente, tras varios años de dificultad.

Comienzos difíciles

Su deseo de ser fotógrafo profesional, le llevó a examinarse en Madrid para contar con la documentación necesaria en aquella época, en una prueba que se hacía por escrito, algo más complicado para él. «La suspendí varias veces, pero al final lo conseguí», recuerda.

Era el comienzo del reto, y sólo el primer contratiempo. «Cuando veían un fotógrafo como yo con una cámara en la mano se asustaban y decían ¿Qué fotos va a hacer este tío?». Fueron muchos los desplantes, pero como él dice, uno recuerda lo bueno. «Una vez, un empleado de la empresa tenía que buscar un fotógrafo para un acto y me llevó a mí, cuando llegué su jefe le dijo que cómo se le había ocurrido traer a un fotógrafo así y le dijo que si fallaba con la foto podía darse por despedido». No sólo no falló, sino que a partir de entonces la empresa contaba siempre con Sánchez Cordero para sus actos. «Era lógico que desconfiaran, al principio reconozco que los comentarios me dolían, pero después aprendí a tomarlo de otra forma».

La suya es una historia de la fotografía, pero sobre todo de superación. No obstante, reconoce que hoy no sería fotógrafo, porque con las facilidades de ahora, no supondría un reto para él, como sí lo fue entonces. «Este quizás sea el único mérito y siempre he querido brindárselo a la gente que trabaja teniendo una discapacidad, también al pueblo de Don Benito, pero sobre todo a esas personas que luchan por superarse en la vida». Señala que siempre se habla de él como el fotógrafo, Disan Cor, «pero Diego Sánchez Cordero es otro, tiene su vida, su familia y sus paseos en silla de ruedas, pero también tengo que cuidar al personaje».

La ataxia, su hándicap

Su enfermedad rara, la ataxia, es algo que le acompaña en su día a día desde los 18 años, y desde hace unos 14 años le ha obligado a depender de la silla de ruedas. Junto a su amigo Antonio, que es ciego, ha recorrido las calles de la localidad acompañándose el uno al otro. La calle vuelve a ser una jungla de dificultades, con los bordillos o los coches sobre las aceras, pero Diego prefiere no quejarse y si ve un obstáculo lo esquiva, pero nada ni nadie le arruina el paseo. «No me enfado ante las dificultades, yo soy algo insignificante entre tanta gente valiente como hay, pero estoy en ese grupo de los luchadores».

No ha dejado de hacer fotografías, pero ahora disfruta más compartiéndolas. Lo hace a través de su blog, Cachos de vida, y en Facebook, donde muchos esperan cada día su saluda por la mañana con una foto actual y sus imágenes de recuerdos en blanco y negro. «Soy feliz, porque la gente es feliz con esas fotos. Por eso cada día me levanto temprano y pongo fotos, porque sé que hago feliz a la gente. Y eso que me cuesta mucho y tardo mucho tiempo en escribir, pero lo hago».

Un placer para la vista, que puede permitirse gracias a que en su día valoró cada imagen, de la primera a la última, desde que decidió ser fotógrafo. «Hoy la gente tiene muchas fotos en el móvil, pero las van borrando para hacer otras y se pierden. No se valoran, ni se tiene la paciencia de hacer un archivo, si piensan un poco en mí verán que es importante guardar, porque un día ese trabajo será fabuloso», recomienda.

En su archivo acumula cerca de 300.000 negativos, de los que ha cedido más de 40.000 al Ayuntamiento que reflejan en primera persona la historia de la localidad. «Tengo 30 años de la vida de Don Benito en imágenes, pero hoy la gente no piensa en la cantidad de imágenes que toman, pero que tienen poca vida, ojalá dentro de otros 30 ó 40 años haya otra persona que como yo haya guardado todos esos recuerdos». Por eso deja un consejo para los fotógrafos de hoy: «Que vuelvan a lo de antes, que aprendan de la historia de la fotografía, que valoren cada fotografía y, si pueden, que la guarden».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios