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Los alumnos del colegio las Josefinas desplazados a Madrid para presenciar los cuartos de final de la Copa del Rey. :: hoy
Del pupitre a la Copa del Rey

Del pupitre a la Copa del Rey

Veinte niños del CD Josefinas Mérida acuden invitados por Juan de Dios Román al torneo del KO disputado en Madrid

MANUEL Gª GARRIDO

BADAJOZ.

Sábado, 5 de mayo 2018, 09:44

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Hace 75 años, Mérida aportó al balonmano nacional uno de sus principales patrimonios encarnado en la figura de Juan de Dios Román. Hoy, un enamorado de este deporte pretende dar continuidad al brillante legado del expresidente de la Federación española cultivando nuevos brotes para que sus raíces arraiguen por toda la capital extremeña. El invernadero para dar vida a este vivero de sueños es el colegio de las Josefinas y su jardinero, David Castellano.

Hace unos meses, se embarcó en el ambicioso proyecto de añadir la sección de balonmano a las de baloncesto y gimnasia rítmica que ya existen. «Hemos empezado este año y ya tenemos 50 inscritos. Estamos algo desbordados con la respuesta de los niños». El reto es no cerrar las fronteras del proyecto al centro escolar, sino tener vocación integradora y permitir que puedan apuntarse chavales de cualquier punto de la ciudad.

Ya cuentan con cuatro categorías: prebenjamín, benjamín, alevín e infantil, y no se ponen límites; el siguiente paso, seguir creciendo. «Nos gustaría poder llegar a tener un equipo sénior en Mérida», asegura Castellano. Partiendo de una base mínima, con apenas cuatro personas involucradas, contar con más apoyos es fundamental para no quedar varados en la orilla.

El colegio creó la sección de balonmano hace unos meses y aspira a desarrollar la cantera en Mérida

«Deberían ser los centros los que tuvieran estructuras adecuadas. No puede depender de locos por el deporte que ejerzan de voluntarios como en este caso, sino contar con maestros. Es necesario que las direcciones de los colegios se impliquen. Ahora mismo, estos proyectos cuajan cuando hay personas que aman esa disciplina, pero cuando ellos se van se pierde todo». Palabra de Juan de Dios Román. Ya fuera del foco profesional y mediático, el exseleccionador sigue de cerca todo lo que se refiere a la cantera y trata de aportar su sapiencia y contactos para colaborar con su desarrollo. «La sobrina de mi mujer me comentó que su hijo practicaba balonmano en las Josefinas y decidí regalarle un balón por los Reyes Magos. A partir de ahí empecé a recibir más información sobre el equipo y pensé en cómo podía ayudarles».

Así surgió la opción de que veinte niños pudieran viajar a Madrid para presenciar ayer la jornada de cuartos de final de la Copa del Rey. Juan de Dios Román proporcionó al colegio 40 entradas que se repartieron entre los propios chavales, monitores y padres, que disfrutaron de los cuatro partidos. «Que puedan ver balonmano de alto nivel ayuda bastante, teniendo en cuenta que no tenemos un referente importante en la región. Es una buena manera de reforzarles esa afición», asegura David Castellano. La cifra de chavales desplazados ha sido menor a la deseada ya que, al tratarse de un día lectivo, muchos tenían clases y exámenes ineludibles.

Nombres como Viran Morros, Raúl Entrerríos, Valero Rivera o Gonzalo Pérez de Vargas, presentes en la fase final del torneo del KO, no son desconocidos ya para muchos de los alumnos, tras proclamarse España campeona de Europa en enero. «Verlos por televisión y percibir su repercusión es muy importante. También tuvimos oportunidad de ir a un partido de las 'Guerreras'», relata el entrenador del CD Josefinas.

La sesión ayer fue intensiva. A las 12.30 ya se disputaba el primer encuentro, que enfrentaba al BM Logroño y al Helvetia Anaitasuna, con triunfo para los riojanos (32-30). «Es el día más popular del torneo, porque por la mañana había más colegios invitados y se ha podido vivir un ambiente muy festivo», comentaba Juan de Dios Román, que acompañó en varios momentos a los alumnos del centro emeritense. «Lo están pasando muy bien», recalcaba tras pasar unos minutos con ellos.

Por la tarde, a las 16.15 era el turno del Fraikin Granollers-Puente Genil, uno de los partidos más apasionantes y donde se consumó la primera gran sorpresa de la Copa con la victoria de los andaluces en la tanda de penaltis, tras finalizar con empate a 27. En el tercer duelo, el Ademar León cumplía con los pronósticos y derrotaba al Quabit Guadalajara (25-21). Cerraba el cuadro de los cuartos el Barcelona-Valladolid, con una sufrida victoria azulgrana (34-30). «No queríamos quedarnos al último por ser muy tarde, a las 20.30, pero es el Barça, les digo que no lo vemos y a lo mejor me mandan a mí de vuelta en el autobús solo».

Un incentivo

Sin duda, esta experiencia es un incentivo que apuntala el trabajo de motivación diario que se realiza en el colegio. «Buscamos implantar el balonmano en los recreos, creando ligas internas que les permitan jugar entre los compañeros de clase. Eso les engancha bastante. Al ser mixtos, ha tenido mucho tirón entre las niñas; entre ellas está funcionando muy bien la idea», relata Castellano.

En un entorno deportivo casi monopolizado por el fútbol, el concepto de exclusividad del área para el portero y la imposibilidad de ser invadida por el resto de jugadores es uno de los aspectos que más curiosidad genera entre los jóvenes neófitos. «Te preguntan mucho cuánto cobra un jugador de balonmano, si pueden vivir de ello, cuántas horas de entrenamiento tienen y, por supuesto, se interesan por si el Real Madrid cuenta con un equipo al enterarse de que está el Barcelona».

El trabajo en equipo, el esfuerzo y la coordinación son los pilares que jalonan los primeros procesos de la formación. «En otros deportes priman más las individualidades, pero aquí hay que hacerles entender que lo vital es el bloque, que todo el mundo esté comprometido. Cuando una ayuda defensiva falla se notan las carencias».

El balonmano quiere convertirse en especie autóctona en Mérida y florecer. «Los niños están muy motivados. Pasan horas en casa y en la calle jugando», harán falta más cultivadores como David Castellano para que la cosecha crezca y no se diezme.

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