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Carlsen (derecha) observa el movimiento de Caruana en la final del Campeonato del Mundo. :: reuters
La huella extremeña de las estrellas del ajedrez mundial

La huella extremeña de las estrellas del ajedrez mundial

Tanto el actual campeón, Magnus Carlsen, como el subcampeón, Fabiano Caruana, formaron parte del Magic en sus inicios

MANUEL Gª GARRIDO

BADAJOZ.

Viernes, 30 de noviembre 2018, 08:31

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Magnus Carlsen, jugador noruego que hoy cumple 28 años, se ha alzado con el título mundial por cuarta vez, reservándose un lugar de honor en el olimpo del ajedrez. En su pugna por revalidar el trono se ha topado con la horma de su zapato, el estadounidense de 26 años Fabiano Caruana, con quien compartió fábrica (aunque no coetáneamente), la del Magic Extremadura de Mérida.

Eran, por entonces, dos prepúberes barbilampiños tocados por la varita de un talento innato que Extremadura vio florecer hace más de una década. Uno de ellos caucásico, de rasgos escandinavos, con un pelo áureo que premonizaba un futuro dorado. El otro, el prototipo de un 'pitagorín': larguirucho, con gafas y una pelusilla incipiente en el bigote. Ambos eran diamantes en bruto que pasaron por las manos de la orfebrería ajedrecística de la región.

Durante dos semanas han protagonizado una trepidante pugna por el título que se ha decidido en el desempate tras doce tablas. Un desenlace que ha encumbrado el nivel de los dos contendientes, pero que ha generado críticas de mitos como Garry Karparov y Vladimir Kramnik, que acusan a Carlsen de llevar el torneo a su terreno predilecto, las rápidas, donde barrió a Caruana. «Tienen derecho a decir esas estupideces», respondía el noruego a las apreciaciones de dos leyendas, demostrando una personalidad que ya dejó su impronta en la capital regional. «Siendo un niño, cuando le estrechabas la mano te apretaba hacia abajo y cabeceaba como si fuera Donald Trump. Me recordaba a un saludo muy prusiano. Era un chaval muy peculiar y duro». Así lo describe Juan Antonio Montero, presidente del Magic Extremadura.

Los albores de dos figuras

Montero cuenta que Carlsen era un chico con un coeficiente intelectual muy alto, una característica que le provocó problemas de adaptación en su colegio en Noruega, incomprendido por sus compañeros. Su padre apostó por focalizar sus grandes capacidades en el ajedrez, que fue perfeccionando por todo el mundo. De esa manera recaló en la ciudad emeritense en noviembre de 2004. Era un niño particular, muy tímido e introvertido, pero el tablero era su hábitat natural y se transformaba. «Cuando lo dejabas en su elemento era portentoso», explica Montero.

La embrionaria promesa nórdica ofreció por aquellas fechas una partida simultánea de exhibición en la Asamblea de Extremadura. En un momento en el que la nutrición no estaba en boga, él irrumpió con un zumo de naranja y frutos secos como combustible. «Le imprimió una velocidad endiablada que no habíamos visto, parecía que se lo tomaba como una prueba de resistencia».

Se fue forjando un nombre pese a su corta edad. Los jugadores de la élite empezaban a tenerlo en cuenta y en algunos duelos le ofrecían tablas, algo que para una promesa en ciernes suponía una gran oportunidad. «Siempre las rechazaba y perdía, pero le daba igual, al día siguiente lo volvía a hacer. Una vez terminó llorando de impotencia», relata. Su horizonte estaba más allá de las piezas del rival, «competía con él mismo para llegar a metas muy altas».

Pocos días después se marchó a Lugo con el equipo de División de Honor nacional del Magic para jugar el Campeonato de España. Viajaron en coche y en las paradas de descanso, durante el trayecto, «mientras los extremeños nos resguardábamos del frío en una cafetería, él y su padre se quedaban fuera haciendo ejercicios de gimnasia». Huía de espacios de fumadores y, por entonces, en los bares era una práctica habitual que detestaba, narra el presidente del Magic. Para el ajedrecista noruego, su paso por Extremadura supuso una oportunidad de enfrentarse a los mejores en una liga española con gran pedigrí. Su presencia despertó mucho interés mediático aunque, según Juan Antonio Montero, «lo pasaba mal en las ruedas de prensa», como le ocurrió en una ocasión en el Ayuntamiento de Mérida: «Movía compulsivamente una pierna y apretaba las manos».

La eclosión de Caruana ha sorprendido más a Montero. «Su trayectoria ha sido más lenta, no nos esperábamos que fuera a ser el retador de Carlsen». El jugador estadounidense fichó por el Magic con 16 años y su paso por Extremadura se repartió en dos etapas, entre 2009 y 2010. Dejó un recuerdo indeleble en el Campeonato de España, donde fue el único jugador que venció en el encuentro decisivo, quedando el resto de partidas en tablas. Actualmente se ha convertido para EE UU en el sucesor natural de Bobby Fischer, que fue capaz de desafiar la supremacía soviética en los años 70, trasladando la Guerra Fría del mapa geoestratégico al tablero. «Carlsen es un genio y Caruana un gran talento», resume Montero.

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