En Extremadura, hemos conseguido un magnífico equilibrio entre la caza social y la caza como actividad económica. FEDEXCAZA

Perspectiva

JOSE MARÍA GALLARDO

Viernes, 29 de julio 2022, 12:51

Son muchas las ocasiones en que una observación distante, alejada en el tiempo o el espacio, nos ayuda a tener una visión, en principio, más ajustada a la realidad. La perspectiva nos ayuda a ver las cosas con mayor nitidez, de una manera más fría, alejando los debates de la tensión existente entre los enfoques subjetivistas y los llamados objetivistas. Vamos, que la perspectiva nos aleja de los calentones que nos podemos llevar en las cada vez más denostadas redes sociales y nos hace reflexionar sobre lo importante. La consciencia práctica es un mecanismo automático que nos permite vivir sin plantearnos el porqué de las cosas en nuestra vida diaria, deja la reflexión para otras cuestiones de mayor prioridad, o mejor dicho, la consciencia práctica nos deja hueco en nuestra vidas para pensar y reflexionar sobre lo que cada uno entiende como importante aunque realmente no lo sea, o sí. Este mecanismo hace que directamente podamos contestar a las cosas de forma automática, reaccionaria, sin pensar en por qué o ni tan siquiera querer saberlo. Es más fácil desbarrar que dedicar esfuerzos a reflexionar, aunque para qué hacerlo si vas a seguir pensando lo mismo. A lo largo de muchos años y con la implicación de mucha gente, a pesar de los pesares de otros muchos, en Extremadura hemos conseguido un magnífico equilibrio entre caza social y caza como actividad económica; de hecho, entre los cotos sociales y privados se reparten al 50% casi los 3,5 millones de hectáreas de terrenos cinegéticos extremeños. Nuestra idiosincrasia nos ha hecho fuertes, ya que la caza, además de una actividad económica que genera más de 90.000 jornales al año y mueve cerca de 400 millones de euros, es un componente esencial para la cultura y la sociedad extremeña. Las diferencias entre cotos sociales y cotos privados son casi inexistentes en lo referido a la venatoria, pero muy diferentes en el plano económico, y también muy diferentes en el plano impositivo: 0,10€ por hectárea para los primeros y desde 2,21€ hasta 6,25€ por hectárea para los segundos. Quizá ese equilibrio también se refleje en la OGV que se acaba de publicar. A todos nos gustaría que fuera diferente, estoy casi seguro de ello, pero es una Orden muy proporcionada entre lo social y lo privado, entre el aprovechamiento cinegético y la sostenibilidad de los recursos, entre lo que nos gustaría que se pudiera hacer y lo que nos dejan hacer. Es la mejor Orden que podíamos tener ante una normativa europea que nos asfixia, a la vez que se sirve de instrumento en los juzgados para los ecologistas. Cuando lo miremos con perspectiva, si es que alguna vez nos paramos a ello, veremos que ya no se trata de cuándo y cuánto cazar, sino de poder seguir cazando. Y se sigue cazando, incluso modalidades que no existían y ahora sí, como el jabalí al salto, donde hemos cerrado la primera temporada sin ninguna incidencia y muchas satisfacciones. Tras muchos años demandando esta modalidad se pudo hacer realidad gracias al compromiso y trabajo de todos. Ese es el quid de la cuestión: trabajo, compromiso y unidad, para que con estos tres pilares sigamos sumando y mejorando, sin olvidar lo que se va consiguiendo por el camino. A través de estas páginas, siempre tratamos de que nada se olvide, de que todos seamos conscientes de lo bueno y de lo malo, de lo que necesitamos y de lo que se consigue. En este suplemento del mes de julio podéis ver otro hito conseguido: la montería y la rehala han sido declaradas Bien de Interés Cultural, un proceso que tras varios años ha concluido con un verdadero espaldarazo a nuestra actividad y que supone un refuerzo legal a una de las modalidades de caza más practicadas de nuestra región. Lo conseguido no puede dejar de tener valor ni jamás debe olvidarse. Las percepciones evolucionan y la situación de la caza debe ser analizada con perspectiva, con datos y con la mejor estadística que nos permita realizar una buena valoración, al menos lo más objetiva posible. Por eso, una entidad como la Federación Extremeña de Caza, sin ánimo de lucro, de utilidad pública y con funciones delegadas de la administración, asume por propia iniciativa la elaboración del Informe sobre la Situación de la Caza en Extremadura, un duro pero necesario trabajo que todos podéis conocer a través de la web fedexcaza.com. No puedo olvidarme de la media veda que se nos avecina; ninguna volverá a ser lo mismo hasta que recuperemos las capturas de tórtola común, pero se abre una puerta muy importante para ello. Extremadura ha sido pionera en este aspecto: hace tres años se puso en marcha el Plan Integral de Recuperación de la Tórtola, el año pasado se publicó el Programa de Caza Adaptativa y este verano los cotos que se inscribieron y han cumplido con los requisitos podrán cazarla de forma controlada y con los cupos establecidos por la Junta. Abrir este melón es sumamente importante no solo para esta especie, sino para otras muchas que se pueden enfrentar a procedimientos similares por su estado inseguro de conservación. Hace muy poco, un amigo, hablando sobre la caza en Extremadura, me decía: «José María, hemos puesto otra pica en Flandes». Eso mismo fue lo que sucedió ayer, cuando se decidió reconocer a la caza y a todo el colectivo cazador con el máximo galardón de nuestra región, a través del trabajo y la representatividad de la Federación Extremeña de Caza. La Medalla de Extremadura, gracias a la propuesta unánime del pleno de la Federación Extremeña de Municipios y Provincias, FEMPEX, es un reconocimiento no solo al trabajo, trayectoria, dedicación, compromiso e innovación de la Federación más grande de nuestra región, sino que lo es a todos los cazadores, sociedades, cotos, etc, que hacen posible el desarrollo de una actividad tan importante, compleja y transversal como la nuestra. En definitiva, todo esto se trata de ver lo mejor de las cosas, que son muchísimas, sin olvidarnos del resto, para poder sacar lo mejor de nosotros mismos y poder afrontar el futuro con el entusiasmo y las ganas que la caza se merecen.

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