Hay que ser críticos con lo que leemos. HOY

La verdad está ahí fuera

JOSÉ MARÍA GALLARDO

PRESIDENTE DE FEDERACIÓN EXTREMEÑA DE CAZA

Viernes, 24 de marzo 2023, 10:01

Cuando más información tenemos a nuestro alcance, peor nos informamos y más fácil es difundir información falsa. Sobre cualquiera y sobre cualquier tema. Esta es ... una de las grandes paradojas de este siglo XXI al que parece que no terminamos de cogerle la medida cuando ya nos acercamos a completar su primer cuarto.

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Y es que basta darse un paseo por las Redes Sociales y por los medios de comunicación para comprobar que hoy nada es lo que parece. Las Redes Sociales, nacidas como adalides de la libertad y de la democratización de la información y de la opinión, son hoy enormes estercoleros que acogen lo peor de nuestra sociedad. En estas redes triunfan de manera descontrolada los fanatismos, los enfrentamientos, los acosadores... A esto tenemos que sumar el modo en el que están diseñadas las redes hoy en día con un único objetivo: que les dediquemos el mayor tiempo posible.

Lo explican con detalle en el interesante documental 'El dilema de las redes', en el que algunos de los protagonistas del nacimiento de estas plataformas explican cómo fueron diseñadas para manipular emociones y comportamientos y para generar dependencia. Su objetivo, lograr tu tiempo y tu atención. Hoy están muy estudiadas las adicciones y los problemas de salud mental que genera su uso masivo, pero parece que –al menos de momento– no lo consideramos algo grave. Quizás cuando lo hagamos sea tarde, o quizás, simplemente, nos acostumbremos.

El gran problema es que hay un alto porcentaje de la población que se informa, principalmente, a través de las Redes Sociales. Sí, a través de esas plataformas donde intentan que solo veas aquello que refuerza tus convicciones y donde no se trata tanto de ofrecer contenido de calidad como de robar tiempo y atención. ¿Quién va a rechazar algo que te dice que tienes razón y que hay mucha gente que opina lo mismo que tú? Y si no hay información que te refuerce, no te preocupes: alguien la creará y la esparcirá –sin importar si es verdad o mentira– hasta que te llegue. Da igual lo que creas, porque al final Twitter te dará la razón. Esa es, en definitiva, la esencia de este juego perverso.

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¿Y cómo han reaccionado los medios de comunicación tradicionales a esta crisis de identidad donde cualquiera se convierte en fuente autorizada? Basta darse un paseo por los medios para ver la profundidad de la herida. En cualquier telediario nacional aparecen vídeos que han triunfado previamente en las Redes Sociales y que a menudo nadie es capaz de verificar. En las web de los periódicos, no importa lo grandes o lo serios que sean, proliferan contenidos basados en el denominado 'clickbait', una técnica que tiene como objetivo aumentar las visitas a una web -para aumentar ingresos publicitarios- y que a menudo pasa por manipular un titular para sugerir un contenido que realmente no existe.

A todo esto sumen que hoy en día parece más importante dar una noticia el primero que darla bien, lo que nos ha llevado en ocasiones a ver en tiempo real una macabra y absurda carrera por ver quién anuncia el primero la muerte de un personaje conocido.

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Con este escenario, informarse bien supone un esfuerzo extraordinario para distinguir lo que es real de lo que no, de quién puede uno fiarse y de quién no... Pero, no perdamos la esperanza. ¿Es posible informarse bien hoy en día? Sin duda. ¿Supone un esfuerzo –e incluso un entrenamiento– mayor que nunca antes? Seguro.

Seamos optimistas, seamos críticos con lo que vemos y leemos, seamos desconfiados, chequeemos las fuentes, busquemos vuestras personas de confianza... y, sobre todo, no olvidemos que la verdad está ahí fuera. Ya lo dijeron Mulder y Scully.

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