Esperpento y política

«Persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias». Así define la Real Academia Española el esperpento, y solo así podemos calificar y entender muchas de las cosas que están pasando en los últimos tiempos. Vemos cómo en la Asamblea de Extremadura un diputado de Podemos aprovecha el proyecto escolar Proades para atacar y criminalizar a todo el sector cinegético y compara una de las iniciativas más exitosas de esta Federación con un campamento militar de ultraderecha... ¡Esperpéntico! Teniendo en cuenta que este mismo diputado –el que ahora nos quiere imponer su forma de ver la vida y su supuesta ética vital– tuvo que devolver dietas cobradas indebidamente por su trabajo como parlamentario, le invitamos a rectificar, a dimitir o, al menos, a conocer en persona ese encuentro escolar para, al menos, saber de lo que habla. Lo contrario hará de su señoría más un esperpento que un representante de la ciudadanía. Y mientras, en el Congreso sigue el sainete de la ley de bienestar animal, esa que en su concepción original tenía como uno de sus grandes objetivos acabar con la caza. Allí se ha quedado atascada, con un PSOE que quiere sacar los perros de caza de la norma y un director general de Podemos que amenaza con dimitir y retirar la norma si no sale como él quiere. ¿Quién dijo algo de la separación de poderes o de que es el Ejecutivo el que propone y el Parlamento el que legisla? Si me rompéis el juguete, dimito, asegura el esperpento. ¡Menuda pérdida para el país! Y mientras los ciudadanos tratan de mantener la fe en la política y esperan que se imponga el sentido común.