Álvaro Martín apunta al doblete mundial
El atleta llerenense busca este jueves (7.00 horas) en Budapest su segunda medalla en la prueba de los 35 kilómetros marcha
Álvaro Martín vive las horas previas a su segundo asalto al podio del Mundial de atletismo de Budapest ajeno a la vorágine de las redes ... sociales y con un uso muy limitado del Whatsapp. En uno de esos rápidos y esporádicos vistazos a su móvil atiende a la petición de este diario para hablar con él. Su psicólogo le tiene prohibido conceder entrevistas en la víspera de la carrera (este jueves, a partir de las 7.00 horas), pero accede a mantener una conversación algo más diferida a través de mensajes de voz, pero con todos los alicientes de conocer de primera mano las impresiones de un campeón del mundo que busca otro cetro en los 35 kilómetros marcha.
Afronta ese desafío apenas unos días después de adjudicarse brillantemente el oro en los 20 kilómetros, una gesta aún en una neblina de vivencias que no atisbará con nitidez hasta que finalice la competición y regrese a casa. «El sábado fue un día muy bonito, es difícil de expresar todo lo que se me pasa por la cabeza. Hasta que no acabe el jueves y pueda descansar unos días en Llerena no asimilaré todo esto. Es fantástico, pero estoy en una nube y le resto importancia para estar centrado en el 35».
Cuando echa la vista atrás y rememora esos momentos, se le quiebra tímidamente la voz como ese resquicio emocional inevitable dentro del hermetismo anímico que le exige la coyuntura a las puertas de otro gran reto. No quiere distracciones ni que el más mínimo ápice de euforia interfiera en sus opciones de seguir haciendo historia. Y así ocurrió en la misma noche de su primera conquista. «Invité a cenar a mi familia y mi novia y ellos quería alargar la fiesta pero tuve que decir que no, porque el domingo por la mañana me tenía que poner a entrenar, eso era lo más importante».
«Hasta que no pase el jueves y pueda descansar unos días en Llerena no asimilaré todo esto. Estoy en una nube»
«Serán condiciones duras, sobre todo por la humedad, pero no extremas como las que vivimos en el Mundial de Doha o en los Juegos de Tokio»
Vigente campeón nacional de las dos distancias en las que participa en la cita húngara, el principal caballo de batalla cuando hace unos meses se gestó la posibilidad de doblar, era la exigencia física que entrañaba y el tiempo entre las dos pruebas. El marchador llerenense despeja cualquier duda al respecto: «Las sensaciones son muy buenas porque he podido recuperar bien».
Se encontrará un contexto muy diferente tras las temperaturas moderadas y la lluvia que, incluso, obligó a retrasar el inicio de la anterior prueba. «Es una carrera diferente, pero estoy tranquilo porque es para todos igual e, incluso, nosotros estamos más adaptados a ello; serán condiciones duras, sobre todo por la humedad, pero no extremas como las que vivimos en el Mundial de Doha o en los Juegos Olímpicos de Tokio, así que no me preocupa en exceso».
Tras el buen resultado en el 20, tiene claro el planteamiento que seguirá, sin mirar a sus rivales. Así cimentó su triunfo el sábado, sin responder al kamikaze ataque del japonés Koki Ikeda, subcampeón olímpico, que imprimió a la carrera un ritmo infernal que coqueteaba con cronos de recórd del mundo durante la mitad del recorrido. Pero el nipón terminó cediendo al empuje de Álvaro Martín. «Voy a seguir la misma estrategia, centrarme en mí y que el resto haga lo suyo. Barajo varios escenarios a nivel psicológico, que pueda pasar lo del otro día, que se rompa la carrera, o no, pero voy a tomar la decisión en función de lo que mejor me convenga».
Sin presión, pero con ambición, el deportista extremeño busca prestigiar aún más su palmarés con laureles mundialistas logrando una nueva presea. Un doblete son palabras mayores, pero ¿por qué no? «Si pudiésemos conseguir otra medalla, independientemente del color, sería increíble, pero hay que pensar que es un resultado del equipo de la marcha española, será un éxito para nuestro sector después de los tres cuartos puestos que cosechamos en los Juegos de Tokio y que fueron muy dolorosos».
Con el tono reposado que otorga la experiencia pese a sus 28 años, los inevitables nervios se traducen en cierta impaciencia para que el reloj corra hasta el instante exacto en el que los competidores se ubiquen en la línea de salida en la Plaza de los Héroes. «Estas horas se pasan un poco aburrido porque no hacemos nada, casi no salgo del hotel, me acabo de despedir de mis padres, pero estoy un poco aislado e intento distraerme de la mejor manera posible. Tengo 'la suerte' de tener dos exámenes que recuperar en septiembre para terminar la carrera de Derecho y estoy estudiando un poco, no muy a muerte, porque tengo la cabeza en otra cosa, pero me ayuda para relajarme y despejarme».
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