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Los jugadores neozelandeses levantan el trofeo.
Los ‘All Blacks’, la novela negra sin final
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Los ‘All Blacks’, la novela negra sin final

La selección de Nueva Zelanda ha conseguido un 92,5% de éxito entre 2012 y 2015, algo jamás visto en la era moderna

colpisa / afp

Domingo, 1 de noviembre 2015, 20:09

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Dominadores desde hace ocho años, campeones del mundo en 2011 y 2015, los All Blacks han establecido un sistema eficaz y duradero para convertirse probablemente en el mejor equipo de rugby de la historia. Antes de enfrentarse a Nueva Zelanda en las semifinales del Mundial, el seleccionador de Sudáfrica, Heyneke Meyer, llamó la atención sobre la duración del dominio de los All Black.

«Generalmente, después de un título de campeón del mundo, hay una bajada de rendimiento, pero ellos han mejorado ¡Algo que nunca pasa!», comentó Meyer, que calificó varias veces al equipo de su amigo Steve Hansen como «el mejor de todos los tiempos». Es cierto que desde su éxito en 2011, los All Blacks no se han relajado. Al contrario. En las cuatro temporadas precedentes a ese título (2008-2011), la formación capitaneada por Richie McCaw consiguió 46 victorias y nueve derrotas (83% de éxito). Este porcentaje impresionante ha sido mejorado en este tramo (2012-2015), con 49 victorias, dos empates y tres derrotas (92,5% de éxito). Algo jamás visto en la era moderna. Incluso la Australia campeona del mundo en 1999 y subcampeona en 2003 tuvo un ratio del 70% de victorias entre 1996 y 2003.

Es cierto que otros equipos de los All Blacks han reinado en el mundo, sobre todo en la época amateur, como el que logró 34 victorias en 38 partidos internacionales entre 1961 y 1969, o aquel que ganó 36 de 38 partidos entre 1924 y 1925. Aunque siempre es difícil hacer comparaciones con el pasado, los All Blacks actuales parecen superiores a esos equipos.

El éxito de los All Blacks desde hace ocho años tiene sus raíces en la organización general del rugby neozelandés, donde todos los esfuerzos se centran en el equipo nacional, la joya de la isla. «Estamos todos en el mismo barco, y eso creo que genera una diferencia enorme», comentó el sábado Steve Hansen, agradeciendo a su Federación (NZRU), pero también a las franquicias que juegan en el Super Rugby.

De la detección y formación hasta la selección, el sistema está totalmente integrado. Los mejores jugadores están bajo contrato de la NZRU y deben jugar en las franquicias del país para poder llevar la camiseta del helecho. Además de la condición física, se hace gran hincapié en la habilidad técnica y en la lectura de juego desde muy jóvenes.

Finalmente, el orden volvió a la selección nacional tras varias decepciones en las Copas del Mundo. Reglas de convivencia estrictas fueron dictadas en 2004 y estos principios siguen valiendo en la actualidad. «No hay ninguna individualidad más grande que el equipo. Comprendemos que nuestra tarea aporta una piedra más a nuestro legado», resume Richie McCaw.

Una herencia sólida

Sobre estas bases, los All Blacks van a seguir construyendo para la Copa del Mundo de 2019. Tendrán que pasar página y despedir a la generación dorada de McCaw y Dan Carter. Richie McCaw puede entrar en la leyenda como el mejor jugador de la historia del rugby, al menos en Nueva Zelanda. «Dan Carter forma parte de los más grandes en los All Blacks, pero justo detrás de Richie», puntualizó Hansen. «Lo que les separa, es que uno de los dos es flanker (ala) y no debería haber llegado a jugar 148 partidos en su posición. Entrega todo su cuerpo cada vez».

Detrás de ellos, una nueva camada de All Blacks mostraron sus virtudes en Inglaterra. El número ocho Kieran Read (30 años, 84 partidos) es lo suficientemente maduro para ser el nuevo capitán. A su lado, el joven sucesor de McCaw en la tercera línea, Sam Cane (23 años, 31 partidos). Después, jugadores como Brodie Retallick (24 años, 47 partidos), Aaron Smith (26 años, 47 partidos), Beauden Barrett (24 años, 36 partidos) o Nehe Milner-Skudder (24 años, 8 partidos) encarnan un futuro brillante. «Nuestra fuerza es que encontramos este grupo de jóvenes jugadores que tienen entre 20 o 40 partidos, y que jugaron a gran nivel y tiraron del equipo», señaló Hansen. Con ellos, el porvenir es negro.

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