Marrero, el último superviviente
Desde la anterior etapa del técnico valenciano en el Badajoz, nadie ha conseguido completar una temporada completa en el banquillo blanquinegro
Daniel Soleto
Badajoz
Miércoles, 23 de julio 2025, 22:32
Once entrenadores ha tenido el Badajoz desde que concluyó la primera etapa de Marrero en el club pacense en el verano de 2018. Y es ... que esto evidencia que la estabilidad en la entidad brilla por su ausencia desde hace bastante tiempo a todos los niveles, y como no podía ser de otra manera, también en los banquillos. La exigencia cada vez es mayor y la mecha más corta sobre la figura del técnico, donde la losa cada vez pesa más de semana en semana cuando los resultados esperados no salen. Tanto es así que, el último entrenador que logró empezar y terminar un mismo curso fue Juan Marrero en la temporada 17/18, lo que fue la primera campaña en Segunda B después de la refundación. Tras su marcha, se anunció la llegada de Patxi Salinas, que fue breve y efímera con tan solo dos victorias en nueve partidos oficiales.
A finales de ese 2018, la entidad confió en el tunecino Mehdi Nafti para intentar reencauzar la temporada. Su gran labor hizo que pudieran jugar los playoff de ascenso a Segunda División. Sin embargo, ese gran final de año, no evitó que a la temporada siguiente unos dudosos resultados acabaran con su cargo tras el subidón de la Copa. Llegó la pandemia y también Pedro Munitis, que logró meter al equipo de nuevo en fase de ascenso al fútbol profesional. El cántabro abandonó la entidad la semana previa en la que daba comienzo el campeonato siguiente, lo que provocó que el entrenador del juvenil blanquinegro por aquel entonces, José María Cidoncha, se hiciera cargo del equipo en el estreno liguero. El elegido para tomar el cargo tras esta solución interina 'in extremis' fue Fernando Estévez, artífice de una de las mejores temporadas del Badajoz en la historia reciente con una plantilla de otra categoría. Sin embargo, aunque esa campaña que se estaba viviendo en el Nuevo Vivero parecía un sueño, terminó siendo una pesadilla contra el Amorebieta. La entrada de Joaquín Parra en prisión y la incertidumbre institucional no provocaron que la actividad en lo deportivo se detuviera. El elegido para intentar mantener el nivel del año anterior fue Óscar Cano, que, tras una serie de conflictos con la entrada de la nueva propiedad, fue despedido.
Tres entrenadores en un año
Llegó Lanuspe, y con el grupo Oliver, un perfil desconocido como era el de Isaac Jové, que terminó la temporada quedándose a las puertas de los puestos de playoff. Precisamente ese aceptable rendimiento que mostró, provocó que confiaran en él para el inicio del curso 22/23. Nada más lejos de la realidad, un comienzo de competición muy pobre en cuanto a resultados le costó el puesto en la sexta jornada, dando paso a José María Salmerón.
Este último tampoco consiguió sacar a flote un barco que parecía hundirse a Segunda RFEF, y se tuvo que prescindir del almeriense y buscar un perfil de entrenador distinto, como fue el caso de David Tenorio. El técnico granadino llegó en unas circunstancias complicadas donde evitar el descenso era más una heroicidad que una posibilidad. A pesar de consumarse el desplome, la directiva confió en él para el estreno en una categoría desconocida. Discrepancias con la confección de la plantilla y la falta de resultados hizo que su cese fuese inevitable. El siguiente capitán del barco fue Iñaki Alonso, en medio de un clima algo denso y enrarecido. Ni catorce partidos consecutivos sin sumar de tres fue razón suficiente para la propiedad mexicana para prescindir de sus servicios.
Tras su ya inevitable cese unas semanas más tarde, fue el segundo Juan Carlos Román quien asumió el cargo de primer entrenador, pero un cambio de cerraduras entre semana con la vuelta de Lanuspe provocó un giro de 180 grados donde Luis Oliver Sierra se convertía en nuevo técnico blanquinegro. Oliver no logró sacar al equipo de los puestos de descenso, algo que era casi misión imposible. A pesar de ello, el entrenador aragonés se vio capacitado para estrenar una nueva categoría, la Tercera RFEF. El equipo entró en una dinámica dubitativa que cerca estuvo de dejar a los blanquinegros fuera del playoff, si no hubiera sido por la llegada de David González, quien cogió el timón del equipo para encarar una liga de ascenso que se presentaba emocionante, pero el Fernando Robina de Llerena esfumó este sueño.
Y apenas unos días después de su eliminación, se anunció el regreso de Juan Marrero, el último hombre con el que se ascendió y con el que hubo cierta estabilidad en la entidad. Todo parece ser un fruto del destino para que la afición blanquinegra tenga una temporada ilusionante en cuanto a lo deportivo, con un mismo entrenador de principio a fin.
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