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¿Qué ha pasado hoy, 17 de abril, en Extremadura?
Los jugadores y el cuerpo técnico, con Luismi al fondo, celebran un triunfo esta temporada. @adllerenenseof
1.500 kilómetros semanales para guiar a una fiable máquina de competir
Tercera RFEF

1.500 kilómetros semanales para guiar a una fiable máquina de competir

Luismi confiere al Llerenense una identidad ganadora para erigirse como líder invicto que no pierde desde la jornada 22 del curso pasado

Manuel García

Badajoz

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Martes, 6 de diciembre 2022, 21:05

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Cuando recaló en la Campiña Sur hace poco menos de un año, Luismi Álvarez (Plasencia, 1982) asumió el reto de reflotar a un Llerenense a la deriva, sin rumbo ni alma. Juanito de la Cruz, Ferreirinha, Delma, Ruano, el rey del ascenso, Cristo Medina... toda una constelación de estrellas de la categoría yacían inertes desperdigadas en la inmensidad de un firmamento encapotado por las dudas que habían difuminado el vigor de la estela de un proyecto ambicioso y prometedor. El desconcierto se apoderó de un grupo articulado para frecuentar las altas esferas y que coquetaba con los bajos fondos.

Cuando el técnico placentino tomó las riendas del vestuario, les separaban tres puntos del descenso y, en apenas un par de meses, invirtió la tendencia escalando hasta los puestos de un playoff para el que se clasificaron disputando la final y quedándose a un paso de Segunda RFEF tras la derrota frente al Ourense.

Perder se ha convertido en un 'rara avis' para un conjunto que está invicto en las doce jornadas de este curso y cuya racha se prolonga desde la 22 del anterior. «Hemos perdido dos veces en 31 partidos, uno en el playoff y otro ante el Arroyo en el último minuto el año pasado, y eso es muy complicado», comenta Luismi.

Este verano inició su segunda temporada en el cargo, la primera desde el principio, con un presupuesto sin grandes dispendios y con hasta 17 futbolistas nuevos, muchos de ellos desconocidos a este nivel. Con tantas fluctuaciones, el técnico extremeño habla de esas experiencias como la de dos equipos distintos pese a que cuentan con el hilo conductor de su sello. «Le hemos contagiado seriedad en el trabajo y respeto por el compañero, una mentalidad ganadora y toda la profesionalidad posible teniendo en cuenta que es Tercera». La respuesta ha sido coral y aunque los primeros resultados generaron cierta incertidumbre acerca del rendimiento, Luismi miraba al frente sin vacilar. «Nosotros teníamos claro el camino que queríamos, pero no siempre vamos a ganar, hay que ir más allá. Hubo un cúmulo de sensaciones por varios empates muy seguidos, pero hemos asimilado mejor unos automatismos y somos un equipo serio, sobre todo atrás». Cuatro porterías a cero en tantos encuentros y doce goles a favor refuerzan la evolución de un grupo joven, donde el grueso de la plantilla oscila entre los 20-24 años, algo que podía generar cierto escepticismo respecto a la capacidad para gestionar situaciones comprometidas. «Me preocupaba, pero después de ver esta primera vuelta, ellos están haciendo que me preocupe cada vez menos. La clave es tener la mente limpia, que se olviden de lo de fuera, porque ahora todos son muy buenos, pero como empatemos tres partidos se dirá que el Llerenense se viene abajo».

Asegura que nadie de la directiva le ha marcado una directriz ni una meta, quizás porque conocen sobradamente el espíritu y la naturaleza competitiva de su técnico, una confianza que es bidireccional. «Saben que me he quedado aquí teniendo ofertas, porque creo en el proyecto y la intención es finalizar lo más alto posible y si puede ser primeros para ascender directos, mejor».

El legado de Luismi en la localidad de la Campiña Sur es una realidad más que palpable, con Llerena rezumando entusiasmo. «El pueblo se ha volcado, hemos creado esa ilusión, porque aquí te dejan trabajar, en otros clubes es más difícil».

Goleador voraz hasta en la última bocanada que exhalaba su dilatada carrera, Luismi es una figura respetada y admirada en el ecosistema balompédico extremeño, pero es el carisma y la convicción lo que marca la diferencia ahora desde el banquillo. «Tiene que calar tu mensaje. Yo he tenido algún entrenador campeón de Europa con el Barcelona y lo que decía no llegaba tanto». Aunque admite que su bagaje en el césped es un extra en la relación con su grupo. «Hay gente a la que me he enfrentado y conocen mi carácter, porque yo soy igual como jugador, como entrenador, en la camilla con el brasero o con los amigos».

¿Qué hay detrás de este Llerenense? Devoción, pasión, entrega y sacrificio, porque Luismi atiende a este diario en la carretera, en la que recorre hasta 1.500 kilómetros semanales desde Plasencia para poner a punto una fiable y engrasada maquinaria de competir como el Llerenense. «Es mi trabajo, otras personas tienen otras ocupaciones, pero yo todo lo que tengo es ligado al fútbol. Me arriesgo así porque confío en mis posibilidades», confiesa.

Desde la distancia profesional que exige su cargo en el Llerenense, no esconde el sufrimiento que aflige a su corazón blanquinegro por la grave situación de una UPP (colista con dos puntos) a la que ha ligado una parte de su vida deportiva, como futbolista , luego en una corta etapa como entrenador y, por supuesto, como socio. «Lo estoy viviendo con tristeza porque cada vez quedan menos jornadas y hay menos posibilidades de que se salve». Como conocedor directo de la coyuntura, no se muerde la lengua: «Todos somos responsables, la directiva, jugadores, entrenadores que hemos estado y también las instituciones de Plasencia. Allí es complicado entrenar, tienes que hacerlo en medio campo en la ciudad deportiva, que es un terreno pequeño».

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