Las derrotas del Cacereño se fraguan en la fase inicial
En los siete partidos en los que ha perdido el conjunto verdiblanco siempre ha recibido al menos un gol antes de la primera media hora
«Nos está costando», se desahogaba Julio Cobos en la rueda de prensa posterior a la derrota ante el Villanovense el pasado domingo. «¿Y por ... qué?», lanzaba al aire la eterna incógnita de esta campaña... El entrenador del Cacereño se encogía de hombros, gesticulaba con desesperación, repetía en señal de incredulidad y un tenso silencio se apoderaba de la sala: «Muchas veces no sabes muy bien por qué», acertaba a verbalizar sobre el déjà vu de una inconsistencia que ha dejado de ser una tendencia para convertirse en un rasgo distintivo. «Cuando juegas mal sabes que estás más cerca de perder. Ante la Segoviana y en Soria, en líneas generales, fueron mejores, pero hasta cuando jugamos bien nos ha costado, el día del Illescas hicimos buen partido, serio, y fue 1-0».
Al preparador de Valdehornillos se le percibe frustrado por los derroteros de su equipo y, aunque la raíz del problema se escapa a su análisis, sí que señaló uno de los principales déficit, la pólvora. «Ellos –el Villanovense– han tenido algunas claras, pero nosotros también y no hemos sido capaces de hacer gol, esa ha sido la diferencia». Y ponía algunos ejemplos de una trama recurrente en los últimos meses, «al final del primer tiempo hemos mandado una por encima del larguero en un córner y en los últimos minutos tuvimos una triple ocasión en la que el portero ha estado espectacular, les ha dado los tres puntos».
Cuatro goles en los últimos siete partidos es el pobre balance de una escuadra verdiblanca huérfana de un 'killer', ya que la lista del pichichi la encabezan en estos momentos Tellechea, Viñuela e Iván Fernández con solo tres goles cada uno. La marcha de Lolo Pla al Talavera ha dejado un agujero en la punta de lanza en un periodo poco prolífico para hallar soluciones milagrosas. «Tenemos esta semana y hasta el 31 de enero y veremos dónde tenemos que reforzar», señalaba el técnico extremeño, al que se le han marchado, además del ariete emeritense, Bruno Lorente, Isma Aizpiri y Javi Vertiz, mientras que ha fortalecido la medular con Carmelo Sánchez y la zaga con Adrián Crespo y Javi Barrio.
Otra constante en los siete borrones del Cacereño es que en todos ellos encajó al menos un gol en la primera media hora de juego. Cuando eso ocurre, pierde, el silogismo es infalible. Los extremeños pagan muy caras sus desconexiones en los albores de los choques. Ante el Sanse, en la jornada 5, Miki adelantó a los madrileños en el 23 y, aunque esa vez logró reaccionar en el 93 por mediación de Tellechea, un tanto de Piri dos minutos después dio el golpe certero. Dos semanas después, Moreno batía a Robador en el 16 y en el descuento de la primera parte sentenciaba Morcillo para el Guadalajara; aunque Diego recortaba en el 57, Barragán puso el 1-3 en el 95. Frente al Ursaria, en la jornada 9, en 30 minutos recibió un doblete de Díaz (minuto 4 y 29) que fue demoledor para el guion del duelo (2-3).
Quince días después se repetía la historia, Carlos Cinta en el 5 y Samu Manchón en el 30 finiquitaban prematuramente el derbi en el Nuevo Vivero. En el siguiente capítulo, la Segoviana encarrilaba el triunfo (2-3) en el 8 con el tanto de Borrego y, pese a que Iván puso las tablas, Yubero volvía a zarandear al Cacereño en el 26. El terremoto tuvo otra réplica frente al Numancia (5-1) con dianas de Carlos en el 19 y Moustapha en el 26. Y el precedente más cercano, frente al Villanovense, Isra puso el definitivo 0-1 en el minuto 9. «Hemos empezado muy bien, acosando, llegando a la portería contraria con facilidad, hemos tenido un par de ocasiones y en el primer acercamiento nos hacen el gol», explicaba Cobos.
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