El Coria silencia el Romano

Así que el fondo sur improvisó un botellón, con todos los aficionados del Coria celebrando su primera victoria en un derbi regional en Segunda Federación, y el resto del Romano se fue en silencio, meneando una cabeza que empieza a tener tortícolis. Porque aunque el equipo de Juan García sumó este domingo su primera derrota de la temporada, en la sexta jornada, el déficit del equipo con la afición ya empieza a ser obsesivo. Sigue sin ganar en su casa y casi sin marcar: un solo gol en cinco partidos entre amistosos y oficiales.

Y eso que el Mérida tuvo la mejor ocasión del partido: un penalti a cinco minutos del final para empatar y minimizar daños. Pero el pichichi del equipo, Lolo Plá, lo tiró alto. Ahí el fútbol hizo justicia, porque el andaluz Ruiz Aguilera se equivocó al meter dentro del área una falta que había sido claramente fuera. La acción provocó la expulsión con roja directa del lateral celeste Juanjo Chavalés, que le gritó al árbitro mientras le empujaba '¡qué cojones has pitado!'. Ambos terminaron con un jugador menos, los visitantes por esa expulsión de Chavalés y los emeritenses, por la lesión de Héctor Camps.

Porque sí, volvió a caer otro en la enfermería del Romano, que funciona cual agujero negro. Absorbe cualquier futbolista que pulula por sus alrededores. Salía Héctor Camps de su balonazo en el ojo, comenzaba a coger ritmo de competición y… ¡zas!: luxación de codo y a rezar porque sea poco. Porque el que se va a perder todo lo que resta de temporada es Chirri, que tiene que pasar por el quirófano y dejará su ficha libre para incorporar a un senior. Lo necesita Juan García, que salió con lo que tenía y solo tres cambios fueron con futbolistas de la primera plantilla. El último, que sustituyó a un sobrecargado Mario Robles, fue el canterano César García.

La primera parte fue muy plomiza. Sin disparos peligrosos, sin ocasiones, sin llegadas claras a las áreas. De ninguno de los dos. Pero a los puntos ganó Rai, que metió superioridad en el centro del campo con Sergio Gómez, Platero y Deco y le birló el cuero al Mérida, que siempre llegaba tarde, siempre se mostraba impreciso y siempre perdía los duelos individuales. Lo que desesperó a Juan García, que se desgañitaba sin éxito en la banda porque no conseguía activar a Higor Rocha y Lolo Plá… y también en parte a Rai, que no se creía como tal superioridad se apagaba en la zona de tres cuartos.

La segunda parte fue afortunadamente más divertida. Porque el Mérida cambió de chip y de ritmo y porque el Coria, ante tal ímpetu, tuvo que replegarse y empezó a conceder ocasiones. Álvaro Ramón disparó al larguero desde 30 metros, Diego Mirón tuvo que utilizar los puños ante un potente disparo lejano de Lolo Plá, dos disparos rechazados claros de Carmelo y otra vez Lolo Pla desde dentro del área… pero en una salida de los celestes a diez minutos del final, Bonaque cazó en la frontal del área a Erik y entonces apareció la jugada del partido.

Juanjo Chavalés clavó el disparo en un palo, que lo rechazó hacia el otro, y éste lo quedó muerto en área pequeña para que lo empujara al fondo de la red Fernando Pino para algarabía propia y desquicie del Romano. Al Mérida le entraron las prisas, la ansiedad y el exceso de responsabilidad. Le regalaron un penalti a cinco minutos del final, que falló, y jugar con un hombre más por la expulsión de Chavalés por protestar esa jugada… y aunque embotelló al Coria y bombeó cientos y un balón, acabó el partido descompuesto y con derrota. La primera de la temporada, que deja un bajón importante.