Badajoz-Cacereño, un derbi de otra época
Ambos equipos reeditan este domingo en el Nuevo Vivero un duelo de rivalidad regional que no se jugaba desde hace seis años, cuando luchaban por el primer puesto en Tercera División
Hace más de un lustro que Badajoz y Cacereño no se ven las caras en partido oficial. Concretamente desde 2017. Para contextualizar todas las hojas que se han deslizado en el calendario desde entonces, basta con rememorar que en aquel año, por ejemplo, Donald Trump tomaba posesión del cargo de presidente de los EE UU, los atentados de Barcelona y Manchester compungían al mundo y, en el deporte, el Real Madrid ganaba la Décima, Neymar se convertía en el fichaje más caro de la historia del fútbol y Marc Márquez se proclamaba campeón de una categoría reina del motociclismo que lloraba la muerte de Ángel Nieto.
Corría el mes de febrero, en el ecuador de la competición en la Tercera extremeña, cuando se presentaba un duelo encarnizado por el liderato que ambos afrontaban empatados a puntos, aunque con los blanquinegros por delante por el golaveraje general. Reeditaban de esta manera la pugna protagonizaba en la 86-87 en la misma categoría, con los cacereños alzándose con el primer puesto pero ambos logrando el ascenso.
«No creo que sea decisivo porque quedarían trece partidos más», comentaba en la víspera el técnico de los pacenses, Agustín Izquierdo, en un intento de bajar revoluciones, en consonancia con su homólogo, un Adolfo Muñoz cuyo corazón siempre ha bombeado sangre blanquinegra: «No se puede augurar ahora que este partido será definitivo». Se medían en un Nuevo Vivero inexpugnable que no había capitulado hasta la fecha y en el que aguardaban 6.000 gargantas arropando a los suyos. Pero los visitantes asaltaron el fortín, clavaron su bandera y se alzaron con el botín de los puntos venciendo 1-3. El Cacereño asestó pronto un golpe certero con el tanto de Pino en el minuto 11, pero 20 minutos después Joaqui Flores hacía diabluras por la banda y asistía a Joselu para devolver las tablas y dedicarle la diana a su compañero Benítez, operado del hombro esa semana.
El derbi se resteaba, pero las lesiones de David Gallego y Pozo al borde del descanso y la expulsión de Julio Rodao en el penalti que dio origen a 1-2 visitante, obra de Pucho, hicieron saltar por los aires el guion del partido. De nuevo Joselu tuvo una igualada que frustró el travesaño y Kevin daba la puntilla en el 90 para delirio de más de medio centenar de seguidores verdes que ocupaban la grada de preferencia. Este domingo (Nuevo Vivero, 17.00) pueden ser 20 veces más si se cumple la previsión de que asistan un millar, en lo que será una de las expediciones más multitudinarias de los verdes.
El telón bajaba y Adolfo se dirigía al que había sido su público tantas tardes de domingo pidiendo perdón. Era la segunda afrenta a su exequipo en esa temporada, porque en la primera vuelta, en octubre de 2016, el Cacereño se impuso 2-0 en un duelo que ponía fin a una sequía de casi otros cinco años sin enfrentamientos directos. La directiva cacereña lo declaró medio día del club y se desplazaron tres autobuses de seguidores blanquinegros que ocuparon más de 250 localidades del Príncipe Felipe. Había cuentas pendientes, porque en las huestes locales escocía aún la 'manita' (5-0) que le endosó su adversario para asir el cetro de la Copa Federación en Don Benito. La venganza se sirvió tibia, porque apenas habían transcurrido tres semanas y los locales, que llegaban invictos e imbatidos, ampliaban (2-0) su ventaja sobre los pacenses a siete puntos. Fue un choque trabado, tosco, de mucha intensidad, en el que se registró, incluso, una tangana con empujones e intentos de agresión. La tensión ya quedó patente en los prolegómenos cuando la Policía Nacional tuvo que disolver un tumulto en la llegada de uno de los autobuses de la hinchada del Badajoz.
Decantaron la contienda el exblanquinegro Nando Copete y Martins en la primera mitad; los visitantes se quedaron con diez al marcharse lesionado Ruano ya sin cambios y en el descuento fue expulsado el meta local Camacho por perder tiempo. En ese curso, el Cacereño celebró el título liguero, pero fue el Badajoz el que logró el ascenso, regresando a la categoría de bronce tras su refundación en 2012. Es precisamente unos meses antes de que se firmara el acta de defunción de la entidad pacense cuando data el siguiente precedente entre ambos conjuntos. Llegaban con dinámicas opuestas al envite del Príncipe Felipe, los locales encadenando 12 partidos sin hincar la rodilla (una racha que se ampliaba a un año y medio en su feudo).
Además, los cacereños, dirigidos por Pedro Braojos, habían sumado en todos los derbis extremeños desde 2009. Los visitantes, capitaneados por Moisés Arteaga, sumaban tres derrotas y no vencían en el estadio de la carretera de Salamanca desde 2004. El Badajoz estuvo a punto de romper todos los pronósticos porque Viyuela, a pase de Villatoro, adelantaba pronto a los blanquinegros, que se replegaron con mucho tiempo por delante. Sin embargo, Mena, ante su exequipo (apenas tuvo minutos en Segunda en la 2000/01), consumaba la remontada con un doblete en el 34 y el 78, este último con la colaboración del arquero Camacho. «Se nos vuelve todo en contra, cuando no son los errores arbitrales son jugadas tontas como las de hoy», se lamentaba el técnico del Badajoz.
En la cita del primer tramo del campeonato, en septiembre de 2011, firmaron unas tablas 'in extremis', ya que Pedro ponía el 1-1 en el 93 poco después de la expulsión de Álex Herrera, igualando el tanto de Diego Torres en el 66 en un Badajoz cuyo banquillo ocupaba Torres Mestre, que sería destituido en diciembre. Los blanquinegros acabarían duodécimos antes de consumarse su disolución, y el Cacereño fue séptimo.
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