El Badajoz blinda la seguridad de su puerta para proteger la buena racha
Los pacenses dejaron su portería a cero ante el Cacereño por tercera vez en once jornadas tras un mes y medio sin lograrlo
Cuando Iñaki Alonso enumeraba en la rueda de prensa posterior al triunfo del Badajoz en el derbi frente al Cacereño las virtudes de su equipo, ... intercaló de manera significativa una de sus obsesiones desde que llegó. «Hemos mantenido la portería a cero, que era un reto». Se trataba de una prioridad, un imperativo a la hora de dar el paso al frente definitivo para revertir la dinámica negativa (acumula tres victorias seguidas), que cada vez queda más desterrada del imaginario blanquinegro.
Hace una semana, pese al triunfo trabajado conteniendo a un voluntarioso Villanovense, el técnico vasco del Badajoz torcía el gesto cuando analizaba el desenlace en el que se coló el borrón del tanto de Mario González. Porque en el tramo final volvieron a conceder y a mostrar una fragilidad atrás que salpicó de incertidumbre el resultado, pese a que los visitantes apenas permitieron a sus rivales volver a inquietarles. «Queríamos mantener la portería a cero y no ha podido ser», se lamentaba desechando cualquier conato de euforia, «no hemos hecho nada», axioma que ha convertido en una de sus frases de cabecera.
En aquel compromiso ahondaba en otra clave vertebral en cuanto a las habilidades que va adquiriendo su plantilla de cara a los envites que se le avecinan. «Ha tocado sufrir pero el equipo ha sabido hacerlo. Los equipos de hoy deben saber sufrir», comentaba tras el 1-2 en el feudo serón. No le hizo falta recurrir a esa vertiente frente al Cacereño, porque controló el duelo de cabo a rabo, sin titubeos ni tramos timoratos que pusieran en peligro el botín.
Pese a que puntualizó que su escuadra debía aprender a descansar con el balón y ser capaz de contemporizar con la posesión, lo cierto es que el boletín de errores en la zaga quedó inmaculado esta vez y eso permitió echar el cerrojo a la puerta de Miguel Narváez, algo que únicamente había ocurrido en dos ocasiones anteriormente. La primera de ellas data del 23 de septiembre en el campo del Illescas, en un pírrico empate sin goles, y el precedente más cercano es el triunfo (1-0) en el Nuevo Vivero frente a la UD San Fernando, en los albores del mes de octubre.
Desde entones, la meta pacense había sido perforada sistemáticamente en cada encuentro al menos una vez, con su peor registro precisamente en el debut del nuevo entrenador, cuando los extremeños cayeron en tierras madrileñas ante el Navalcarnero (1-3) en una segunda parte para olvidar que echó por tierra en un inicio prometedor.
La endeblez en la retaguardia fue uno de los males endémicos que abocaron al descenso a los blanquinegros el curso pasado recibiendo 52 dianas; tan solo tres equipos registraron peores guarismos en ese apartado. Intercalaban secuencias en las que goleaban 3-0 al Fuenlabrada y caían con estrépito por el mismo guarismo frente al Ceuta exhibiendo una irregularidad que jalonaba a cada faceta.
Ninguno de los tres entrenadores que pasaron por el banquillo en la 2022/23 dieron con la tecla, ni siquiera José María Salmerón, experto en apuntalar a sus equipos y otorgar solidez. Bajo sus órdenes sufrieron la humillante 'manita' del Deportivo, que dejó al descubierto las vergüenzas de un equipo plagado de deficiencias en ese apartado. Solo en 10 de las 38 citas ligueras el Badajoz fue capaz de cerrar su puerta a cal y canto, tres de ellas con David Tenorio en diez partidos, una con Isaac Jové en seis jornadas y seis con Salmerón en 22 citas.
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