El Celta B saca la versión más opaca del Badajoz
Los blanquinegros, que se mostraron en Vigo como un equipo errático, sin chispa y vulnerable, cayeron en la trampa de su rival en la primera acción
El duelo ante el Celta B fue un golpe de realidad para el Badajoz. Uno más. Y José María Salmerón lo resumió a la perfección ... en dos frases. La primera, con la que el técnico almeriense inició su comparecencia posterior al choque: «nos han superado en todo»; y la segunda: «han tenido dos marchas más que nosotros». Ha repetido hasta la saciedad que su equipo está más que capacitado para ganar a cualquiera, y en determinados momentos lo ha demostrado, como ocurrió por, ejemplo, ante el Alcorcón, en una actuación excelsa del bloque blanquinegro.
Pero la travesía por el desierto de ocho encuentros sin triunfo ha secado la confianza de una plantilla sin chispa ni el duende que proporciona el respaldo de los resultados y que ve cómo da igual sin hacen merecimientos o no, el premio no llega. El preparador andaluz sostenía en la víspera del último choque que «la gente está muy convencida», al ser interpelado sobre el estado anímico del grupo, pero los nervios afloran en algunas fases.
Es cierto que en duelos como el disputado frente al Linense la jornada anterior el equipo extremeño dio síntomas positivos aunque la puntería le volvió a ser esquiva, pero intercala esas actuaciones con otras en las que se muestra errático, carente de ideas y vulnerable. Y esa es la cara que ofreció ante el filial vigués, que con un par de acciones bien trenzadas, y aprovechando la endeblez atrás del Badajoz, sentenció en la primera parte un partido que no tuvo historia tras el descanso.
En la previa, Salmerón insistió en varios fundamentos tácticos de los que se nutrían los celestes para dañar a sus rivales, la calidad, movilidad y capacidad para sorprender por dentro de los hombres de segunda línea, y precisamente en una de esas acciones el Celta B dinamitó el encuentro pocos instantes después del pitido inicial. «Hemos trabajado esas circunstancias durante la semana y en la primera que han llegado por la banda de Carrique y Blanco, en una mala interpretación, ha venido el gol», se lamentaba. Los centrales se quedaron clavados, el lateral tapó la incursión por el flanco y nadie hizo la cobertura para defender la superioridad que genera con un desmarque el atacante de Moaña, que encaró a Kike Royo y definió con solvencia.
A partir de ahí, «ellos se han sentido fuertes con el balón, han gozado de mayor control y a nosotros nos ha costado un poquito. Y luego llega el segundo gol». Un tanto que volvió a poner en evidencia los desajustes defensivos, en este caso en una deficiente salida de balón que obligó a David Soto a realizar una entrega defectuosa. Mariano salió de la cueva para enmendar el error, llegó tarde y en el forcejeo con Miguel Rodríguez, Raúl Palma perdió el duelo y a punto estuvo de derribar a su oponente a escasos metros de ingresar en el área, lo que habría supuesto su expulsión. «Han tenido el control del juego y no hemos sabido pararlos», analizaba Salmerón. Se cumplía el ecuador de juego y el conjunto olívico sentaba unas bases del triunfo que solo tenía que mantener.
Sin capacidad de respuesta
No hubo capacidad de respuesta. Obviamente, tras el paso por vestuarios, el Badajoz empujó más, pero todos sus esfuerzos eran estériles. La balanza se niveló algo más, al menos en cuanto a dominio, pero los locales no sufrían y eso les bastaba. Daba la sensación de que si los blanquinegros hubieran recortado distancias poniendo en riesgo los tres puntos para los celtiñas, habrían pasado de ir al ralentí a meterle gas al encuentro. No en vano, la ocasión más notoria en el segundo tiempo también la protagonizaron los hombres de Claudio Giráldez, que estrellaron el esférico en el larguero de la meta de Kike Royo. «Hemos mejorado en la presión y hemos incomodado más, pero no hemos tenido grandes oportunidades, solo con centros laterales y algún disparo de Gorka al borde del área».
El Badajoz se halla a un punto de la salvación y el entrenador blanquinegro apeló a los duelos directos en los diez compromisos que restan porque serán claves para determinar el futuro más próximo de la entidad. «Estamos preparados para esos partidos y esperemos que salgamos victoriosos».
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