Ginaid celebra junto a sus compañeros uno de los goles ante el Don Benito en pretemporada. HACHE BENÍTEZ

«Le tiras una lavadora y te la remata»

Ginaid Aruna, autor de tres de los cuatro goles que lleva el líder Montijo, dejó hace año y medio en Ghana a su madre y tres hermanos para soñar con el fútbol profesional

M. G.

MÉRIDA.

Viernes, 30 de octubre 2020, 08:35

Tenía 18 años y jugaba en el Dreams Football Club cuando lo descubrió Manu Sierra en uno de sus incontables viajes a Ghana para nutrir su cartera de futuras promesas. Me encanta como juegas. ¿Quieres venirte a Europa?», recuerda Ginaid Aruna (Accra, Ghana, 2000) que le preguntó entonces el que ahora es su representante. «Ni me lo pensé. Todos los jugadores africanos queremos jugar en Europa. No podía decir que no a una oportunidad así», explica ahora el delantero del Montijo, actual pichichi de la Tercera extremeña y responsable de tres de los cuatro goles del único equipo que ha ganado todos sus partidos ligueros.

Publicidad

Y junto a su madre, que es comerciante, sus dos hermanos y su hermana (porque su padre falleció cuando él era muy joven) tomó la decisión más abrupta de su vida: viajar a más de 6.000 kilómetros de sus raíces para cumplir el sueño de ser futbolista profesional. «Me daba mucho miedo salir por el idioma y por la comida, porque yo estaba muy acostumbrado a la de allí». Llegó a Madrid en febrero del 2019, junto a Clifford Godway, para fichar por el Extremadura de División de Honor de juveniles. «Hacía muchísimo frío, comparado con mi país. Los primeros días no fueron fáciles y sufrí mucho». Y eso que en el club ya le esperaban compatriotas como Gideon, Lawal, Sabit, Samed y Junior.

Al final de aquel curso, el director deportivo del Montijo, Emilio Blanco, decidió que esas cualidades ya estaban para un Tercera División. «Me los traje a él, a Gideon y a Lawal. Ginaid no estaba jugando mucho en el juvenil azulgrana, pero yo le veía cosas. Aquí se lesionó en el tercer partido del quinto metatarsiano, y le costó recuperarse, pero cuando reapareció más de dos meses después nos marcó ocho goles». Y entonces nos engulló a todos la pandemia, y el confinamiento, y el desasosiego. Y Emilio Blanco decidió 'adoptarlos'. «Son como mis hijos. Han venido de fuera y estamos todo el día pendientes de ellos, cuidándolos. Lo importante es tratar bien a la gente». Desde que se paró todo, el Montijo les ha seguido suministrando vivienda, comida y sueldo. Hasta el propio Emilio Blanco se los llevó a la playa y Portugal unos días en verano «para que se pudieran distraer algo».

Entrenar, dormir y hablar

Ahora viven en un adosado compartido con los fichajes de este último verano, amueblado con la última tecnología y confort a cargo del club, que ha dado esta temporada cuatro pasos hacia delante en infraestructuras y ambición. «Ginaid es muy buen chaval, como Gideon. Son formales, serios, trabajadores, humildes, no crean problemas. Estoy muy orgulloso de ellos, de verdad», reconoce Emilio Blanco. «Yo estoy muy contento en Montijo», confiesa el ariete ghanés. «El pueblo tiene mucha calma, es tranquilo. A mi me gusta». Cuando no está o entrenando o durmiendo (que es casi siempre), Ginaid dedica su tiempo a estar con su amigo Abu y algunos compañeros de equipo y a hablar con su familia por wasap o video llamada. «Los echo mucho de menos. Es que solo voy una vez al año». Él es el segundo de los cuatro hermanos.

«Es una esponja», lo alaba su actual técnico, Juan Marrero. «Lo ves trabajar diariamente y es espectacular, con su humildad y perseverancia. Tiene unas condiciones físicas envidiables. Y además, posee un gran desmarque de ruptura, va bien de cabeza, se genera él mismo las ocasiones... Suple sus limitaciones técnicas con trabajo, porque la definición la tiene que mejorar aún más». «Me encanta la exigencia del míster», ríe Ginaid. «Me llevo genial con él porque tiene razón: tengo que mejorar aún muchas cosas, sobre todo la definición, si quiero llegar a categorías más altas. Lo más importante que tengo son las ganas de aprender cada día». «Es un jugador de área nato», completa Emilio Blanco. «Cuando lo sacas del área sufre porque no tiene la calidad de un centrocampista. Pero dentro del área es mortal. Es su zona de confort: le tiras una lavadora y te la remata. Un delantero se mide por sus goles... y ese es su fuerte», apunta.

Publicidad

Año y medio después, Ginaid ya se ha adaptado al idioma, al clima y a la comida extremeñas. Ahora, a corto plazo, «me gustaría que mi familia pudiera ver algunos de mis partidos por Internet». Y a largo... «cumplir con el deseo con el que me fui de mi casa hace casi dos años: llegar al fútbol profesional. En la vida hay que tener esperanzas». Va por el buen camino.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes sólo 1€

Publicidad