Dos latigazos romanos

La intensidad marcó el encuentro. Mucho juego de centro de campo. Respeto entre ambos conjuntos y cordialidad entre ambas aficiones, que poblaron el Municipal casi a partes iguales. Más de diez minutos tardó el Mérida en acercarse a las inmediaciones de la meta de José Fuentes. Presionaba muy arriba el Calamonte, lo que impedía a los de Santi Amaro salir con el balón controlado y elaborar juego. Mientras, el Calamonte se apoyaba en Juanan y Écija para crear y buscaba a Carrasco. Y Jorge Caballero, muy motivado, trataba de desbordar a la defensa visitante una y otra vez. Eso sí. Si el Mérida disparó poco... el Calamonte tampoco inquietó en exceso la meta de Javi Sánchez.

Cerraba bien el Mérida atrás con un Javi Chino que no perdió la posición durante todo el encuentro. Enorme también el trabajo y la calidad de Muneta en el centro del campo. Y cuando la intensidad parecía bajar, Muneta recibe un balón en el pico derecho del área, ve a Fuentes adelantado y aloja el balón en la escuadra derecha. Primer disparo a puerta del Mérida y 0-1.

En la segunda mitad salió con más ganas el Calamonte, superior a los emeritenses en este tramo. Carrasco dispuso de hasta dos ocasiones, aunque poco nítidas y no logró resultado. Seguían los de Alberto Ortiz atacando. Encerraron a un Mérida que apenas desplegó juego, más buscando mantener el resultado que aumentarlo. Trató de poner fin Santi Amaro al dominio blanco moviendo el banco. Mientras, el Calamonte buscaba más verticalidad y velocidad con Berna y Christian. Ahí aparecieron los nervios. Unos por empatar, otros por mantener la diferencia.

Heo, que probó en el Calamonte en pretemporada y al que el Mérida se llevó (igual que a Santi Amaro, que llegó a ser presentado como técnico hasta que el Mérida llamó a su puerta) se internó por banda izquierda desbordando a Hormigo. Su disparo lo rechazó Fuentes y el balón llegó al extremo romano. Chavalés dobló al compañero, ganó la línea de fondo, centró. y autogol de Parra tras el único disparo romano en la segunda mitad. Y ahí acabó todo. Al Mérida le bastó con muy poquito y al Calamonte no le fue suficiente con el despliegue físico y vital de los 90 minutos.