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El árbitro le mete picante al derbi Plasencia-Moralo

Ambos equipos salieron dispuestos a aburrir al respetable en busca del 0-0 y acabaron desquiciados en un festival de tarjetas a pesar de tratarse de un partido de guante blanco

JUAN CARLOS RAMOS

Lunes, 22 de septiembre 2014, 08:29

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La figura arbitral suele ser un imponderable que afecta de forma implícita el desarrollo de un partido, tal como lo hace la lluvia, el viento o un montículo que desvía el balón al fondo de las redes, desafiando los méritos de uno y otro equipo. Los jugadores lo saben y como tal deben evitar juicios de valor sobre la persona del colegiado para justificar una derrota o un mal partido.

Sin embargo, en este caso es obligado hablar de Salcedo Pámpano para entender de alguna forma el derbi que disputaron Plasencia y Moralo. Ambos equipos salieron dispuestos a aburrir al respetable en busca del 0-0 y acabaron desquiciados en un festival de tarjetas a pesar de tratarse de un partido de guante blanco, sin una mala patada o una desconsideración hacia el rival. Al menos, esas 13 amarillas -con tres rojas en diferentes formas- sirvieron para meterle picante un partido que se desbocó en el ecuador de la segunda mitad. Lo malo es que la locura del césped saltó a las gradas en forma de rifi-rafes entre un aficionado local y un futbolista visitante.

Lo único descatable de una anodina primera mitad fue un remate de Yasin al lateral del poste de la portería placentina, si bien Héctor tenía bien cubiertos todos los huecos. Era el minuto 1. En el resto de los 45 minutos apenas destacó alguna acción de Pedro Gilarte, por parte local, y Rulo, por la visitante. Por entonces, la antibeligerancia se saldaba con cinco amarillas. Ese pacto de no agresión perduró hasta el minuto 72. Héctor sacó en largo, Jairo prolongó de cabeza y Pedro Gilarte vio adelantado a César para superarle de perfecta vaselina. Todo un golazo (1-0) y golpe certero que dejó al Moralo grogui. Jairo pudo dejarle totalmente noqueado tres minutos después.

Los tres puntos parecían encarrilados para la UPP. Entonces llegó el mayor disparate de la mañana, cuando Barbero se disponía a retirarse en sustitución de Edu Hernández. Salcedo Pámpano entendió que ralentizaba su salida y le mostró la amarilla. El delantero, sumamente inocente, respondió sin apresurar su marcha y el colegiado le propinó la segunda amarilla en menos de diez segundos. Un incidente que convirtió el partido en un correcalles del que sacó tajada el Moralo en el 75, tras un cabezazo de Asiel a un saque de esquina (1-1).

El equipo de David Salvo quería los tres puntos, pero en la definición se topó con un Rulo que nunca tuvo la portería en su radar. La UPP también demostró que no estaba satisfecha. Fue a por ella y a punto estuvo de conseguirla, pero de nuevo se chocó con esos imponderables arbitrales. Eduardo Parri rompió el fuera de juego y picó el balón a la salida de César para alojar el balón en las redes. El asistente señaló fuera de juego, pero una vez vistas las imágenes en vídeo se pudo apreciar que el defensa arrancó en posición reglamentaria por casi un metro.

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