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Álex Bernal, Chema Mato y Kike Pina abrazan al goleador Hugo Díaz. :: J. M. Romero
El Mérida mete al Badajoz en descenso
Segunda B

El Mérida mete al Badajoz en descenso

El equipo de Nafti, pleno de confianza, supera en intensidad y goles a un blando Badajoz, que entra en problemas

JAVI LAIRADO

MÉRIDA.

Lunes, 9 de octubre 2017, 08:07

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Pocos escenarios mejores que un derbi para multiplicar por mil los tópicos que cada fin de semana rodean al fútbol. Que si en un derbi puede pasar de todo, que si son duelos en los que no tiene que ver la trayectoria de cada uno, que si fútbol es fútbol, y, sobre todo, que estos partidos no se juegan, se ganan. Y eso hizo, a la perfección, el Mérida de Nafti, conocedor como es el bloque de la categoría en la que compite. Desde el principio, apoyado por una presión asfixiante sobre la salida de balón rival, desafiando a la cortedad de su plantilla y al intenso calor reinante. Porque, en posesión, el Badajoz estuvo a la altura (o quizá por encima) del Mérida, pero a los golpes... quedó noqueado desde muy pronto.

MÉRIDA

3

-

0

BADAJOZ

  • Mérida AD Felipe Ramos; Iván Pérez. Kike Pina, Aguza, Chino; Mato (Kiu, 31´), De Dios, Bernal; Esparza (Mustafa, 67´), Villa y Hugo Díaz (Javi Gomez, 82´).

  • CD Badajoz Néstor Díaz; Chechu (Eloy Jiménez, 65´), Morante, Rodao, Izquier; Guzmán, Javi Rey, Sergio Martín (Álex Herrera, 65´), Ruano; Álex Rubio, Juanma García (Buben, 79´).

  • Goles 1-0, Min. 11: Hugo Díaz. 2-0, Min. 25: Hugo Díaz. 3-0, Min. 82: Santi Villa.

  • Árbitro Domínguez Cervantes (del colegio andaluz). Amarillas a Esparza por parte del Mérida y Fran Morante, Ruano, Álex Rubio y Gabri Izquier por parte del Badajoz.

  • Incidencias Alrededor de 7.000 espectadores en el estadio Romano. Realizó el saque de honor Pepe Fouto, recién nombrado Presidente de Honor del Mérida AD.

Desde tan pronto, que apenas se jugaba el minuto cuatro cuando esa presión, marca de intensidad del Mérida en este inicio de curso, ya se había cobrado dos recuperaciones cerca del área de Néstor Díaz. Llegaba el Badajoz a la cita con un centro de la defensa de excepción, con poco rodaje, y Hugo Díaz, viejo ratonero como es, atacó esas dudas buscando el error rival. Poco después, en el once de juego, el equipo romano lograba lo más complicado del fútbol: abrir el marcador. Lo hizo con una jugada de estrategia, en la que la pizarra de Nafti golpeó al débil bloque pacense. Saque atrás de un córner, búsqueda del desmarque de ruptura de Esparza, centro de éste al segundo palo, y remate de Hugo Díaz. Lo más difícil, como digo, estaba hecho.

Fueron los siguientes los mejores minutos de juego del Mérida. Impulsado por el ambiente festivo de un choque que siempre es especial, multiplicada su intensidad con la confianza que le daba cada duelo individual ganado, con superioridad numérica en el centro del campo, el trivote Mato, De Dios, Bernal se imponía y mantenía a su equipo en campo rival. No fue hasta llegado el segundo cuarto de partido cuando el Badajoz consiguió combinar a la espalda de Mato. Consiguió rédito de ello: una caída de Guzmán en el área y un disparo lejano de Sergio Martín. Pero al siguiente soplido, la casa volvió a caerse. Fue un saque de banda rápido de Pérez sobre la carrera de Esparza, un centro de éste y un remate de cabeza, de nuevo de Hugo Díaz, a la red. El Badajoz parecía estar descubriendo la categoría. La lesión, prácticamente al minuto, de Chema Mato (cuidado, que puede ser grave y no está el Mérida para demasiadas bajas en su plantilla), enturbió al equipo local, que tardó varios minutos en ajustar. Lo aprovechó el Badajoz para acercarse a Felipe Ramos. Con más intención que peligro, eso sí. Pero cada vez que activaba a Guzmán... pasaban cosas.

El Badajoz sale tocado del Romano, y aún le falta un trecho para poder puntuar de tres en tres

Tras el descanso, Nafti retrasó a sus tropas. Al Badajoz le costaba encontrar el plan para arañar con verdadera saña al Mérida, siendo incapaz de crear peligro real hacia Ramos, que no tuvo que intervenir. Con un ritmo de juego cansino y parado, prácticamente inexistente, se jugaba, aunque en campo del Mérida, a lo que realmente quería el bloque romano, que no sufría y confiaba encontrar en alguna carrera el desborde de Mustafa. Marrero lo intentó todo. Cambió a Ruano de posición para tratar de insuflar más mordiente por fuera, liberó a Guzmán para acercarlo a la media luna rival, introdujo a Álex Herrera buscando posibilidad de disparo exterior... pero nada trajo siquiera peligro. Por su parte, el Mérida, sabedor de su ventajosa situación, retrasó a su línea de cuatro defensas y acercó entre sí a De Dios, Bernal y Villa, sus tres mediocampistas, que, a base de conocimiento del juego, combinaban cuando tocaba o abrían a sus exteriores cuando intuían la posibilidad de hacer daño. El tercer gol, de Santi Villa, certificaba la superioridad romana. Fue una buena jugada de todo el equipo, con centro final del siempre fiable Iván Pérez y remate plácido de Villa, ante un rival que tiró de orgullo para, apoyado en la lucha de Álex Rubio, forzar al menos un par de ocasiones, especialmente un disparo de Eloy Jiménez que se estrelló en el palo.

Continúa el Mérida con su tendencia al alza de las últimas semanas. Es el de Nafti un equipo que sabe competir, conoce sus virtudes y defectos y trata de explotarlos al máximo. No hace sino aquello que sabe que le dará ventaja ante su oponente. Cuenta sus choques en el Romano por victorias y empieza a vislumbrar la parte alta de la tabla. Por su parte, el Badajoz sale tocado del Romano. Volvió a demostrar que, en lo más importante del fútbol, las áreas, aún le falta un trecho para poder puntuar de tres en tres, que es lo que le acercará al objetivo. Y se acerca a un partido ante el filial cordobés que será poco menos que una final.

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