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La Murta, de césped artificial desde 2014, donde juega el Olímpic de Xátiva de 2ª B. :: olimpicxativa.com
Ya no hay marcha atrás

Ya no hay marcha atrás

El montaje del césped artificial de última generación en el Príncipe Felipe comenzará en mayo y la obra tardaría dos meses y rondaría los 320.000 euros

FERNANDO GALLEGO

Miércoles, 8 de abril 2015, 09:05

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Ana María Macías lo tiene decidido: quiere césped artificial de última generación en el Príncipe Felipe. Sobre todo para ahorrar costes y multiplicar el uso del estadio, pero también para evitarse las malas caras de los últimos años de rivales y aficionados ante el mal estado del terreno de juego. Aún así, un grupo de seguidores del Cacereño se oponen tajantemente al cambio de superficie. «Ver fútbol cada quince días en césped artificial sería la peor de las condenas. Más, incluso, que un descenso de categoría», se escribe en la web change.org, que desde el pasado viernes recoge firmas para evitar la instalación de césped artificial.

La presidenta del Cacereño, sin embargo, lo tiene totalmente decidido. Tras barajar cuatro ofertas en este último mes ya se ha decantado por una de ellas. Anunciará la empresa elegida en los próximos días y se empezará a trabajar inmediatamente después de que acabe la Liga. «Es un asunto en el que no ha delegado en nadie. Lo ha llevado ella sola», confirman quienes la rodean desde que compró la mayoría accionarial del club. Los cinco campos (el principal, los dos de la meseta y los de los fondos) serán de césped artificial de última generación.

«A este césped se le denomina de tercera generación, y consiste en un césped de fibra muy flexible con un relleno de caucho granulado y de arena», explica Rafael Díaz, director gerente de la empresa pacense Servi Green. Un campo de las dimensiones del Príncipe Felipe costaría alrededor de 320.000 euros y se tardaría dos meses en instalarlo. «La ventaja es que puedes jugar las 24 horas de los 365 días del año con un mantenimiento mínimo. Sólo se necesitaría pasar periódicamente una máquina que mantenga la fibra erguida y que remueva la arena-caucho para quitarle la suciedad de polvo y hojas. Suelen durar tranquilamente unos quince años».

Las empresas que se dedican a su montaje lo anuncian bien claro: «Se logra un retorno del 25% de la inversión. El césped natural es costoso y requiere mucho trabajo mantenerlo; se pierden ingresos con las lluvias o heladas a causa de las cancelaciones de partidos o eventos. El césped artificial de última generación reduce el costo de mantenimiento hasta en un 75%, impulsa el uso del campo hasta diez veces más que el campo de césped tradicional y aumenta los ingresos del club durante todo el año, con cualquier clima, para todo tipo de eventos, tanto deportivos como para otros fines».

Actualmente, en España, existen nueve campos homologados con dos estrellas por parte de la FIFA. De esos nueve, el de superior categoría es el estadio municipal La Murta, de Xátiva, donde juega el Olímpic, noveno clasificado del grupo III de Segunda B. Allí milita el exjugador del Villanovense Kike Alcázar: «Se parece mucho al césped natural. Jugamos con botas normales de césped tradicional y se juega perfectamente. Yo prefiero tirarme aquí que en los otros campos, porque no quema. Eso sí, si está seco te raspa. Lo malo es que necesitan que se riegue muchísimo porque absorbe mucha agua y se seca enseguida, por lo que frena la circulación del balón». El Olímpic cambió un césped artificial por uno de última generación en pleno mes de septiembre. «Al principio te cuesta adaptarte porque la superficie necesita asentarse. Tiene mucho acolchamiento y el balón no bota, parece como si jugaras en una colchoneta. Necesita su tiempo. Yo en cinco meses, desde que lo instalaron hasta ahora, he notado mucho la diferencia. A mejor, claro», cuenta Alcázar.

El número de campos con este tipo de superficie se ha incrementado en los últimos años, sobre todo en países con condiciones meteorológicas más adversas para el mantenimiento de césped natural. El Spartak y el Torpedo de Moscú juegan en este tipo de césped; Rusia ya jugó un partido clasificatorio para la Eurocopa de 2008 ante Inglaterra en esa superficie; en 2007 se disputó un Mundial sub-20 en Canadá; y también en Canadá se va a disputar el Mundial de fútbol femenino del 6 de junio al 5 de julio.

La FIFA otorga una o dos estrellas dependiendo del tipo y la calidad de este tipo de césped de última generación. Sólo el de dos estrellas puede acoger partidos de carácter internacional. Para obtener este certificado, la empresa instaladora debe pagar un canon, por lo que se da el caso de que los clubes o las administraciones empleen este tipo de superficie pero sin el sello acreditativo de la FIFA. Por ejemplo, el campo de fútbol de Les Cabenyes o el Sagnier del Prat de Llobregat. El certificado FIFA requiere el citado canon y una revisión anual.

Ana María Macías lo tiene clarísimo. Como su prioridad es la cantera, quiere aprovechar al máximo las prestaciones del Príncipe Felipe: sustituir el césped natural por uno artificial de última generación para que acoja los partidos del fútbol base y todos los entrenamientos del primer equipo, y otorgarle así vida al estadio de la carretera de Salamanca, sin sufrir quebraderos económicos a la hora de mantenerlo con tanto trajín.

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