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Malcom besa el escudo del Barcelona, pero estuvo a punto de abrazar el de la Roma. AFP
El Barcelona pesca con la caña de Monchi
Mercado de fichajes

El Barcelona pesca con la caña de Monchi

El club azulgrana lleva fichando desde 2008 a descubrimientos del director deportivo andaluz, al que intentaron incorporar a su staff

Jacobo Castro

Miércoles, 25 de julio 2018, 17:27

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Ramón Rodríguez Verdejo, alias Monchi, lleva revolucionando el mercado de fichajes desde hace quince años. Tras ser portero y delegado del Sevilla, Roberto Alés le colocó al frente de la dirección deportiva de un club que había vuelto a Segunda sólo un año después de regresar a la élite. Comenzó ahí la explosión de un director deportivo que llevó al Sánchez Pizjuán a una serie de fantásticos jugadores, apenas conocidos, que llevaron al equipo andaluz del 'infierno de plata' a ganar dos Copas de la UEFA, tres Europa League, dos Copas del Rey, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España. Nueve títulos y el regreso del Sevilla al club de grandes del país. Un trabajo impagable que durante todos esos años no pasó desapercibido para un pez todavía mayor: el Fútbol Club Barcelona.

La contratación de Malcom por parte de los culés es la última apuesta del club catalán por un fichaje 'made in Monchi', aunque en esta ocasión el jugador no llegó a pasar por las manos del director deportivo gaditano: el Barcelona lo fichó cuando la Roma lo tenía casi cerrado. Incluso lo había anunciado en sus redes sociales. De hecho, el brasileño se había montado en el avión privado que lo llevaba a la capital italiana cuando descolgó el teléfono, escuchó la oferta azulgrana y bajó de la nave.

Sin embargo, Malcom sólo es uno más de una larga lista. Sin ir más lejos, este verano el Barcelona incorporó a Clement Lenglet, al que Monchi llevó al Sevilla en enero de 2017 por 5 millones de euros. Un año y medio después, el club catalán pagó 36 'kilos' por él, 31 millones de beneficio para Nervión en menos de dos años.

La fascinación del Barcelona por el ojo de Monchi comenzó en 2008. A su llegada, Pep Guardiola pidió a Joan Laporta dos descubrimientos del genial director deportivo: Dani Alves y Seydou Keita. El primero era el mejor ejemplo de la 'filosofía Monchi'. Había llegado al Sevilla en el verano de 2002 por apenas medio millón de euros y en seis años se había convertido en un lateral derecho de referencia mundial. El Barça pagó casi 36 millones de euros por él.

El caso del maliense fue parecido. Cuando Monchi lo reclutó del Lens, únicamente tuvo que abonar 4 millones. Una temporada después lo vendió también al conjunto culé por 14. El primer contacto Barça-Monchi dejaba unos beneficios de casi 45 'kilos' al Sevilla. Era el principio de una larga relación.

En 2010 los culés volvieron a llamar a la puerta hispalense preguntando por otro descubrimiento del 'León de San Fernando': Adriano Correia, un lateral ambidiestro que había llegado en enero de 2005 al Sevilla procedente del fútbol brasileño por apenas 2,1 millones. Tras seis temporadas en las que logró seis títulos, al polivalente carrilero le esperaba el Barcelona. Los culés desembolsaron 9,5 'kilos' para contratarlo. Monchi lo volvía a hacer.

Sin embargo, hasta el mejor escribano echa un borrón, y durante unos años el ojo del genial director deportivo falló, llevando al Sevilla muchos jugadores que no terminaron de dar el nivel. Entre tantas incorporaciones fracasadas, Monchi acertó claramente con una.

Ivan Rakitic llegó a la capital andaluza por 2,5 millones en el invierno del curso 2010/11. Tenía 23 años y le quedaban sólo seis meses de contrato en el Schalke 04. En tres temporadas y media consiguió ganar una Europa League y se convirtió en el capitán del equipo. Su adaptación al club y a la ciudad fue tal que incluso se casó con una sevillana y hasta su suegra le vacilaba cuando fallaba un penalti. El Barcelona, que entonces andaba buscando un sustituto para Xavi, volvió a mirar a Monchi. Se llevó a Rakitic por 18 millones de euros, 15,5 'kilos más de lo que había costado en el Pizjuán.

Sólo un año después, visto que todo lo que había traído de Sevilla le había salido bien, el Barça volvió a echar el ojo a uno de sus muchachos. En esta ocasión el elegido fue Aleix Vidal, un extremo diestro que podía jugar de lateral. El Sevilla cobró 17 millones por un jugador por el que había pagado 3 doce meses antes.

Una relación condenada a concretarse

Desde el punto de vista culé, a falta de comprobar el rendimiento de Lenglet y de Malcom, su empecinamiento en fichar descubrimientos de Monchi funcionó bien. Salvo Aleix Vidal, el resto de fichajes dieron (y alguno sigue dando) un gran rendimiento. Desde la perspectiva de Monchi y el Sevilla, la relación también fue positiva: en seis ventas lograron una plusvalía de 113 millones.

Parecía obvio que había que acortar el proceso. Quizá por ello en Can Barça trataron de hacerse con el director deportivo español de moda en varias ocasiones, intensificando las negociaciones cuando éste manifestó su deseo de salir del Sevilla. La intención era clara: abaratar el buen ojo de Monchi y contratar a los jugadores en su origen y no cuando explotasen.

La situación, sin embargo, no se concretó y Monchi terminó en Roma. Ya en abril los culés sufrieron a varios fichajes del andaluz en su eliminación en cuartos de Champions contra el conjunto 'giallorosso'. Al no poder contar con el director deportivo, pasaron al ataque. Viendo que la Roma se lanzaba a por Malcom, un joven casi desconocido, se adelantaron para incorporarlo. En Barcelona no saben si triunfará el brasileño, pero viniendo de Monchi, se pueden fiar.

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