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Leo Messi celebra un gol.
Messi rinde al Athletic
final

Messi rinde al Athletic

El argentino destrozó al Athletic con un gol estratósferico, tras irse de cuatro rivales y soltar un zurdazo imparable

Rodrigo Errasti Mendiguren

Sábado, 30 de mayo 2015, 00:03

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El Barcelona se mueve a velocidad supersónica, inalcanzable para el resto de los humanos. Leo Messi, el mejor jugador del mundo, lideró a un equipo que gracias a sus otros miembros del tridente completó una actuación para la historia. La Copa era un objetivo clave para el gran reto de este Barça total de Luis Enrique, porque salió con una idea clara en la cabeza. «Sin doblete no hay triplete». El argentino, que sólo se ha quedado sin marcar en tres de sus finales con la camiseta azulgrana, decidió que el asunto debía resolverlo él. Lo hizo rápido, como todo sucede en este vertigonoso conjuntado, sujetado por un libre que sabe usar las manos para detener disparos rivales; una defensa solvente y un centro del campo inteligente para aprovechar las carreras de tres de los mejores cinco futbolistas del mundo. Poco se le puede reprochar al Athletic, que en su tercera batalla con los azulgrana en sólo seis años compitió. Fue agresivo y siempre quiso llegar arriba, pero no siempre pudo como deseaba su fiel hinchada. Brilló Iñaki Williams, valiente y que fue el reflejo de la pasión de su afición.

Lejos del césped, de ese 105x68 que acoge lo que realmente decide el juego, la final fue, por contra, una goleada rojiblanca. Desde primera hora llegaron miles y miles aficionados del Athletic de todas las partes de España, ya que además de todos los que se presentaron de Bilbao con localidad y los que lo hicieron en búsqueda de la suerte del último minuto, muchos tiraron de contactos en la federación para que el estadio azulgrana fuese un San Mamés improvisado. 'La Catedral' se movió gracias a unos fieles cuya pasión roza lo irracional. Aun conscientes de que la empresa era casi imposible se presentó en Barcelona y convirtió el estadio en 'Camp Mamés'. Bielsa, el día que el Athletic perdió su anterior final pronunció un doloroso discurso que debió calar a los jugadores, cuando les recriminó el miedo a perder y no jugar para ganar. El argentino recordó a ese grupo, que lloró en Valencia, Bucarest y Calderón que habían decepecionado "a un ingenuo y tan extraordinario" que no merecía ese disgusto. El Athletic aprendió en 2012 que no hacía faltar salir campeón para no decepcionar. Y así se presentó en Barcelona, sin miedo y aferrado incluso al aspecto psicológico de ser el local, cambiar el campo y contar con más apoyos en las tribunas.

Tridente decisivo

Valverde apostó por su sistema clásico, pese a que estuvo tentado a iniciar con cinco atrás. Le solicitó a Balenziaga un seguimiento especial a Messi y fracasó en semejante misión. Los corazones midieron su fortaleza en el minuto 9. Primero Ter Stegen estuvo a punto de cometer un error brutal que permitiese adelantar a los vascos, pero Williams no pudo aprovecharlo ya que Mascherano estuvo más rápido. Acto seguido, como si de un calambrazo se tratase, Neymar marcó en un balón a la espalda de Bustinza, la apuesta del 'Txingurri' por De Marcos. La posición era límite, pero la televisión demostró que arrancó más atrás de su marcador. El no gol agitó a Luis Suárez, que obligó a Iago Herrerín a realizar su primera parada con el pie. Sufría el Athletic atrás, por eso presionaba arriba para que la bola no estuviese cerca de su área. Una acción, pasado el cuarto de hora, espoleó a todos. Messi empezó a hacer cabriolas ante Balenziaga, que consiguió de modo milagroso que la bola terminase en saque de banda a favor. El argentino, que sufría la agresividad del lateral, se enfadó y contestó con un gol de leyenda. De esos que es cuando alguien quiere explicarlo, acaba dimitiendo y buscando el modo de verlo en imágenes.

Arrancó pegado a la cal ya en su campo, se fue de Balenziaga, dos veces, sorteó a Beñat y Rico, que amagó con cazarlo por detrás, para entrar en el área, irse de Laporte con un amago y soltar un zurdazo por el palo corto de Herrerín. Messi, por tercera final, asestó un golpe mortal al Athletic. El tanto dejó tocado al Athletic y Herrerín sacó una buena mano tras un pase de la muerte de Luis Suárez hacia Neymar. Después, otra de reflejos en un remate conjunto entre Piqué y Neymar que acabó en córner. El brasileño quería su gol y uno de sus remates volvió a pegar en la red, esta vez por fuera. Merodeaba el segundo, que pudo ser un centro de Alba al que nadie llegó, ya que los vascos poco más que achicar agua y pescar alguna a balón parado cuando lograban estirarse. Una pelota colgada por Beñat botó tras rozarla Aduriz demasiado elevada para que Iraola la aprovechase en el segundo palo. Esa fue la opción vasca de meterse de nuevo en la final, porque acto seguido Neymar culminó una acción colectiva entre Messi, Rakitic y Suárez, cuyo desmarque al borde del fuera de juego hizo posible que el brasileño rematase a puerta vacía. No bajó los brazos el Athletic, que aprovechando la calidad de Iraola y la velocidad de Williams remató al larguero. Ver acercarse al rival debió molestar a Messi, que mandó un golpe franco a la escuadra pero Herrerin evitó que la final llegase totalmente decidida al descanso.

Williams, esperanza vasca

El Barcelona compareció con una actitud más relajada de inicio, como si de modo inconsciente la mente hubiese recordado que en una semana estaría en el Olímpico de Berlín. El Athletic forzó dos córners y una falta lateral que hizo torcer el gesto a Luis Enrique. Buscó en su banquillo al mejor jugador español de la historia para que hiciese su último trabajo como azulgrana en el Camp Nou. Se llevó la ovación unánime del estadio, después de la afición rojiblanca volviese a castigar con silbidos a Iniesta por exagerar una acción que supuso una roja a Amorebieta hace ya más de lustro. Tiempo suficiente para cerrar heridas y centrarse en otros asuntos. El otro momento emotivo de la noche lo dejó Andoni Iraola, el penúltimo romántico que puso punto y final a una brillante carrera en el Athlétic sin la guinda de un título que merecía.

Los minutos corrían a favor del Barcelona, que desde la entrada de 'Pelopo', inteligente hasta para evitar conflictos, era amo y señor del duelo. En un chispazo, Alves llegó a la línea de fondo y la puso al corazón del área. Allí Messi se adelantó a tres defensas vascos y con la puntera superó a Herrerín. Demostró ser el más rápido. Si el mejor del mundo es también el más rápido, no hay nadie en el mundo que pueda frenarle. Al menos entres los equipos de la Liga. El Athletic sacó orgullo y Williams, el mejor de los vascos, demostró acierto además de velocidad y desparpajo. Su gol, aprovechando un pase de Ibai, fue lo más destacable de una final que no pudo acabar sin la ya habitual trifulca generada por Neymar y sus actitudes con el rival. Su rendimiento es extraordinario, con él ya son 119 los goles del tridente, pero abre una pequeña interrogante sobre si la Juventus podrá aprovechar su fragilidad mental para sacar provecho y evitar otro histórico triplete azulgrana. Lo normal es con Messi y la inteligencia de Xavi baste.

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