Paula Serrano, una extremeña en la cúspide del fútbol helvético

Acaba de cumplir 30 años pero ya tiene en su armario un buen conjunto de elásticas internacionales, y no porque sea coleccionista. La placentina Paula Serrano Castaño lleva más de media vida jugando al fútbol dentro y fuera de España, hasta el punto de convertirse en una de las jugadoras extremeñas con mayor recorrido europeo.

Con siete años empezó su historia con el balompié junto a su hermano, en el parque de la Coronación. Le gustaba, se le daba bien y sus padres la apoyaron cuando comentó que quería pertenecer a un club. Se apuntó entonces a la UP Plasencia y aunque no pudo federarse porque era muy pequeña, alternaba minutos en varios equipos. Estuvo jugando con niños hasta los 14 años, edad en la que se marchó al conjunto femenino Ciudad de Plasencia.

De esa primera etapa recuerda con cariño a sus entrenadores Manolo Ramos y José Caracol. Por aquel entonces, los campos eran de tierra y los incombustibles balones Mikasa rodaban por el albero. «Ahora los niños y niñas que empiezan a jugar lo hacen con muchas más comodidades que antes», rememora. Ella ha vivido en primera persona la evolución y profesionalización del fútbol femenino, sincronizada con el despegue de su carrera deportiva.

En el año 2007 fichó por el Atlético de Madrid, club en el que estuvo siete temporadas. Con la enseña rojiblanca ganó una liga y llegó a semifinales de la Copa de la Reina. La centrocampista tenía en el Atleti su zona de confort, aunque no dudó en cambiar de rumbo cuando le surgió la oportunidad. «Voy donde me lleve el viento. Miro la intuición que tenga ese momento y juego donde crea que voy a estar mejor. Siempre he valorado y me he quedado en los equipos que me cuidan», manifiesta.

En 2014 le plantearon debutar fuera de España. «Me gusta mucho viajar y el deporte me lo permite, así que no tuve miedo de dar ese paso». Aceptó y permaneció una temporada en el Torres, en Italia. En 2015 regresó para jugar en el Granada y un año después volvió a cruzar la frontera. Firmó con el FC Neunkirch, club suizo del que guarda muy buenos recuerdos, ya que ganaron la liga y la Copa. «Ese doblete fue muy importante, porque trabajamos y nos sacrificamos muchísimo. Para mí es uno de los grandes logros que he conseguido con el fútbol», confiesa.

Aterrizó nuevamente en España para ser la medular del Madrid Club de Fútbol Femenino en su primera temporada en Primera (2017/2018). Acabada esta estadía, volvió a meter las botas en la maleta y retornó a Suiza donde, actualmente y por tercer año consecutivo, forma parte de la plantilla del Servette. La liga helvética tiene ocho conjuntos y el suyo va el primero, once puntos por encima del segundo (aunque ha jugado un partido más).

Paula Serrano vive en Ginebra y aunque echa de menos algunas cosas de España -sobre todo los horarios y la temperatura-, le gusta mucho la mentalidad suiza; exigente y trabajadora. Esto, aplicado al fútbol, hace que sea un deporte muy organizado y cuadriculado, pero no tan técnico como en nuestro país. «A la hora de atacar es más tímido que el español, que tiene más soltura y más regate. Sin embargo, el fútbol suizo es mucho más físico y de un contacto bastante más fuerte que el español. Ahora ya lo llevo mejor, pero la primera temporada que jugué me costó asimilar que si tenía el balón en los pies un segundo más de la cuenta, me iban a levantar tres metros», cuenta entre risas.

La placentina salió muy joven de su ciudad natal y eso le ha aportado madurez e independencia. Si algo ha aprendido en estos años de experiencias por Europa es a aceptar sus errores. «Cuando era más joven y me equivocaba, me enfadaba mucho, pues me molestaba hacer las cosas mal. Ahora lo gestiono mejor. Me equivoco y aprendo del error sin fustigarme. Esto me lo ha dado el salir tan pronto de mi casa».

Precisamente para reconocer públicamente toda su trayectoria deportiva, el Ayuntamiento de Plasencia quiso homenajear a la futbolista en septiembre de 2018. Tras remodelar el campo municipal de Los Pitufos, este pasó a denominarse 'Paula Serrano'. «Me llamó directamente el alcalde para darme la noticia y aunque me sorprendió, me hizo mucha ilusión. Es muy gratificante que valoren el esfuerzo que he hecho y todos los años que he pasado por ahí intentando luchar por mis sueños», indica la protagonista.

Todavía le quedan algunos objetivos deportivos por cumplir y, aunque es prudente, reconoce que como poco le gustaría pasar de octavos en la Champions. Ahora afirma estar bien en Suiza y no sabe cuál será su próximo destino, pero sí quiere, una vez retirada, asentarse en España y vivir todo lo que se ha perdido tras tantos años de dedicación al fútbol. En su mente meticulosa de centrocampista ya está fraguando un proyecto de futuro, y a pesar de que se guarda sus cartas, habla de una empresa con productos para mejorar el fútbol femenino.