El cuadro clínico del Cáceres precisa una inyección urgente de confianza
Las pérdidas de balón y los pobres porcentajes en el triple y en los tiros libres lastran a un equipo sin fortaleza anímica y con total dependencia de Leveque
M. Gª Garrido
Badajoz
Jueves, 30 de octubre 2025, 20:53
Las carencias del Cáceres han dejado de manifestarse como un síntoma disfuncional pasajero propiciado por una tarde aciaga o alguna desconexión puntual para adquirir la ... categoría de síndrome incipiente. Tras una secuencia de cuatro derrotas consecutivas (tres ligueras y una en la Copa de España) emerge un patrón que en algunas vertientes se repite con insolente insistencia. El técnico verdinegro, Jacinto Carbajal, achacaba gran parte de los hándicap que jalonan el juego de su equipo a la falta de rodaje de unos engranajes con multitud de piezas de nuevo cuño.
Pero noviembre asoma y el panorama, lejos de evolucionar, parece enquistado. Las estadísticas ofrecen una radiografía precisa de una afección que no puede reducirse a un factor concreto, todo está concatenado. Aunque el diagnóstico diferencial parece conducir de manera unívoca al déficit severo de una encima básica en la química grupal, la confianza. «En dinámicas positivas todo fluye y todo va bien, en dinámicas como en la que estamos ahora un poquito más complicada, es difícil; hay que remar, hay que animar a estos chicos y seguir trabajando», explica el preparador cacereño.
Porque el cuadro clínico ha alcanzado niveles muy agudizados, con el último episodio registrado el pasado domingo ante el Caja 87, con una puesta en escena paupérrima, «hay un momento en el que el equipo en la primera parte se deja ir. No es una imagen que tengamos que dar en casa, nos vamos con 20 abajo al descanso», reconocía.
El aro parecía la cabeza de un alfiler para los tiradores locales, incapaces de acertar siquiera en opciones liberadas. «Nos falta meter ese primer triple, vienes de una buena defensa, sales al contraataque y metes otro. Ahora mismo esos no nos están entrando». Y cada error es una puñalada anímica más que desangra el ánimo del bloque extremeño.
Hasta tal punto que acabó con un 20% de acierto desde el perímetro, con solo cinco convertidos de los 28 que intentaron. Álvaro Palazuelos (2/8), Álex Mazaira (1/6) y Albert Lafuente (1/5) estuvieron especialmente negados en esa faceta. No es una circunstancia puntual, porque la escuadra extremeña es una de las menos prolíficas en los intentos desde más allá del arco en lo que va de campaña, no alcanzando la frontera del 30%. En tiros de dos se mantuvo en números razonables sin muchas estridencias, pero la línea de personal fue otro tormento para las aspiraciones del Cáceres, con 9/16, un 56% de efectividad. «En el tiro libre hemos fallado más de la cuenta», se lamentaba Jacinto Carbajal. Ese es otro parámetro que en el cómputo global está lastrando a los cacereños y que se ha convertido en una asignatura pendiente. «Tenemos que sacar un poquito esa confianza para elevar porcentajes, que es algo que necesitamos. Nos están faltando puntos a día de hoy».
El único oasis es Wildens Leveque, un bastión inquebrantable, el tótem ofensivo con una fiabilidad sin mácula. El pívot estadounidense vive ajeno al bloqueo imperante en el ataque, con una media de 21 puntos y más de 11 rebotes por cita. Es el valor más seguro, el catalizador, pero carece de escuderos que le secunden. Ante los sevillanos finalizó con 24 de valoración y el que más se le acercó fue Patrick Lima con 9. «Necesitamos tener la mejor versión de Álex Mazara, de Palazuelos, de Strikker, de los chavales de casa», espolea Carbajal.
Muchas pérdidas de balón
La falta de concentración es otra rémora a neutralizar de manera urgente, porque de nuevo el Cáceres acumuló una cifra excesiva de pérdidas de balón, otra tónica imperante en los anteriores precedentes. Y la paciencia del Multiusos se agota, con la mecha muy corta por las decepciones recientes y las padecidas en la pasada temporada. «Hay momentos en los que como aficionado evidentemente te desesperas. Porque ves que el equipo comete un error tonto, se le escapa un balón y te meten una canasta o te cogen un rebote». La grada ya ha manifestado en varias ocasiones su disconformidad, aunque a juicio del entrenador extremeño eso agrava la coyuntura: «Lo puedo entender, pero les pediría que nos ayuden, porque con silbidos no van a hacer que metan más».
El técnico verdinegro considera que la exigencia volcada sobre el plantel respecto a los objetivos ha sido contraproducente, «nos hemos equivocado todos un poco con las expectativas que hemos pedido al equipo. Las expectativas te las da el día a día. Nos hemos ilusionado con un equipo joven, con mucha energía, distinto al del año pasado. Pero necesita trabajo, cariño y paciencia».
El domingo (12.30) visita la cancha de un recién ascendido, el Jaén Paraíso Interior, con la necesidad de frenar en seco la dinámica y sentar las bases de su reacción.
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