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Rosa León. RTVE
Rosa León: «Como el cáncer, ha supuesto un antes y un después»
Entrevista

Rosa León: «Como el cáncer, ha supuesto un antes y un después»

«Después del año que había pasado, estuve en todo momento disfrutando», dice la segunda ganadora de 'Maestros de la costura'

Julián Alía

Jueves, 21 de marzo 2019

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Un curso en Diseño de Moda en el Centro Superior de Moda de la Universidad Politécnica de Madrid, 50.000 euros y una colección cápsula de moda infantil en El Corte Inglés, sin olvidar el maniquí de oro. Todo ello lo logró de una tacada Rosa León (Sevilla, 51 años), que se proclamó el miércoles como campeona de la segunda edición de 'Maestros de la costura'. En una final que fue vista por 1.310.000 espectadores, con un 11,5% de cuota de pantalla, la andaluza, que se inscribió en el concurso tras superar un cáncer de mama, vistió a Blanca Padilla, la primera española en lucir las alas de Victoria's Secret. Pero la modelo no es la única celebridad a la que la flamante ganadora ha tenido el lujo de cubrir con sus telas, ya que Anne Igartiburu presentó 'Corazón' con un esmoquin que le había diseñado. Antes de entrar en 'Maestros de la costura', Rosa ya había creado su propio taller y empezado a colaborar con la Fundación Alalá, impartiendo clases de costura para ayudar a mujeres desfavorecidas de las 3.000 Viviendas de Sevilla, y ahora, puede seguir con su sueño, para el que ha dado un paso de gigante.

- Tras tanto tiempo, ya puede decir que es la ganadora del programa.

Sí. Hasta ahora era como si no hubiera pasado nada. Estaba como comprimida, con la felicidad con la que yo llegué, y haciendo como que no. Ha sido complicado, pero por fin el miércoles por la noche pude celebrarlo otra vez, como el día que gané.

- ¿Tenía el día marcado en el calendario?

Por una parte, tenía ganas de que llegara, y de ver el programa, que ha quedado precioso. Pero por otra me da pena, porque ya ha terminado. Me da muchísima nostalgia, que era lo que me pasaba allí la última semana. Tenía unos sentimientos encontrados. Feliz por ser finalista, pero muy triste porque se acababa ya la experiencia.

- ¿Por qué decidió apuntarse a esta edición?

El año pasado lo veía y decía: 'Pero bueno, qué programa más bonito'. Me encantaba y me enamoré de él, pero estaba con la quimioterapia, y entonces era como imposible. Y ya cuando pasó todo y empezó a salir el 'casting' de la segunda, que hacía pocos meses que había terminado el tratamiento, me animaron mis hijas. Yo pensaba: '¿Cómo me van a coger ya con lo vieja que soy? A mí no me van a querer allí'. Y empecé a pasar pruebas, a reunir el perfil que ellos buscaban, y entré. Al igual que el cáncer, el programa ha sido un antes y un después en la vida de Rosa.

- ¿Se planteó algún objetivo al entrar?

Yo solo quería disfrutar la experiencia, e intentaba que no me echaran de las tres primeras, para no quedar muy malamente. No me esperaba que iba a ser tan maravilloso, la verdad. Los sitios donde nos han llevado, las pruebas que hemos hecho, la gente que hemos conocido, los diseñadores, los talleres, las ciudades. Me planteé vivir la experiencia y dejarme llevar. Después del año que había pasado. estuve en todo momento disfrutando, y eso fue muy beneficioso para mí.

- ¿En qué momento se vio con posibilidades de ganar?

El mismo día que estaba de duelista con Isabel. Yo me planteaba en todo momento quedarme semana a semana. De hecho, en casi todas iba a la prueba de expulsión. Entonces, cada semana me podía haber ido. Ponía toda mi energía y mis fuerzas en superar esa prueba, la que tenía justamente delante. Y ya, cuanto te ves finalista, te lo planteas, pero nunca me olvidé de que tenía muy buenos contrincantes, y mis compañeros eran gente muy bien preparada. Y a mí me podían fallar los nervios, claro. Hay que ser prudente y nunca hay que confiarse. Creo que eso es lo que me ha ido salvando: ser un poquito humilde y no tenerlas todas conmigo.

- ¿Por qué estuvo tantas veces (siete) en la prueba de eliminación?

¡Ostras, qué mal funcionábamos en las pruebas de equipo! No sé si era porque estaba yo o qué pasaba, pero eso me provocaba ir a la prueba de expulsión. En ellas me he visto como muy gruñona y muy enfadona, pero claro, era la responsabilidad tan grande. Ya no era no sacar la prueba, sino que significaba que el equipo nos íbamos a la expulsión y que uno de nosotros se iba a casa. Por eso me agobiaba tanto, con mucha responsabilidad encima, mucha tensión y muchos nervios.

- ¿Y qué va a hacer con el dinero del premio?

Invertirlo para seguir trabajando. Antes de entrar en el programa, yo pensaba: 'Cuando me ponga buena, con 50 años, ¿qué voy a hacer? ¿Echar currículums? ¿Dónde voy a trabajar?' Y me decidí a subirme a último tren: 'O monto lo que siempre he querido, y me arriesgo. o a ver qué pasa'. Yo no tenía mucho que ofrecer, pero la gente empezó a apoyarme y a darme su cariño y su apoyo, y el taller empezó a llenarse, y acto seguido me fui al programa, que eso es una publicidad brutal. Puedes tardar ocho o nueve años en coger notoriedad con un negocio, y yo vi que eso lo podía coger en dos meses. Los que tenemos 50 años y nos quedamos parados, tenemos que arriesgarnos, como último recurso. Yo el taller lo empecé con muy poquito dinero.

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