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Miquel Guarro. Cuatro
«Los mortales no conocemos la tele»

«Los mortales no conocemos la tele»

Miquel Guarro ·

El pastelero es miembro del jurado de 'Bake Off', el programa que Cuatro emite el domingo. «Lo importante es que se hable de pastelería en la calle», dice

Julián Alía

Sábado, 11 de mayo 2019, 01:27

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«Mi abuela hacía tartas gigantes en mi casa, y yo me levantaba cada mañana para cocinar con ella». Eso es lo que le encantaría decir a Miquel Guarro (Piera, Barcelona, 29 años), miembro de jurado de 'Bake Off España', el programa que el domingo, a las 21:30 horas, emite Cuatro. «Pero no es así», confiesa el actual jefe de pastelería de la Escuela de Hostelería Hofmann de Barcelona. Lo que sí es cierto, es que en su casa «siempre se le daba mucha importancia a la comida». «En lugar de tener una videoconsola había una merluza fresca en la mesa, y la bollería y las tartas eran siempre de pastelería», dice el especialista en postres, que fue contactado por el programa a través de las redes sociales.

- ¿Es cierto que le propusieron este formato por redes sociales?

- Sí, sí. Me dijeron que habían visto mi trabajo y que tenían una propuesta para hacer un programa de tele. Luego hicimos un 'casting'. El sector es muy pequeño y al final todos somos colegas. La verdad es que se preocuparon de buscar un buen nivel de pasteleros del país que hicieran bien las cosas. Al final resultó que yo encajé, y tiramos para delante.

- ¿Qué fue lo que le motivó a aceptarlo?

- Para mí, lo importante es que se hable de pastelería en la calle. Y un programa en la tele, ya sea poco o mucho, favorece eso y es interesante. Mi idea era la de acunar el oficio y enseñárselo al público en general.

- ¿Conocía la versión del formato de otros países?

- Conocía la versión francesa. La había visto alguna vez antes de que me llamasen para formar parte de la española.

- ¿Llegó a pensar que eso podía ocurrir?

- Para nada. Nuestro oficio al final va de estar muchas horas encerrado en un obrador trabajando sin parar, y no te planteas estas cosas. Tu día a día es preocuparte de si la producción que estás haciendo de 'mousse' va a estar bien o no, de otras cosas, no de si te van a llamar de la tele. No va así.

- ¿Y qué tal resultó?

- Muy bien. No miento si digo que cuando te llaman de algo así te hace ilusión, pero también lo miras con un poco de distancia. No sabes en qué mundo te vas a meter. Los mortales no conocemos lo que es la tele y lo que hay detrás. Pero luego te das cuenta de que hay un equipo gigante de profesionales.

- Con Jesús Vázquez al frente.

- Sí, y ha sido fantástico. Es un hombre que lleva toda la vida en la tele, que lo has visto y te parece majete, pero no sabes cómo va a ser luego en persona. Y es un ángel. Nos ayudó muchísimo, nos explicó cómo era la tele desde dentro, y nos enseñó todos los entresijos. Nos ha quitado los miedos. Ha sido un guía espiritual para nosotros.

- ¿Es de los que evita verse en televisión?

- No, no. Me veo siempre. Es una manera de mejorar. Cuando haces pasteles, los pruebas, los repites, los revisas. Pues el programa igual. Hay cosas que puedes corregir una vez visto el producto, y a veces me veo tics que no me gustan.

Un mundo distinto

- ¿Repetiría en una segunda temporada o en otro formato similar?

- Si es una cosa seria en la que a la pastelería se la trata con el respeto que merece y se le da divulgación, sin ninguna duda. Aquí lo he pasado muy bien. Fue una experiencia divertida e interesante en la que aprendí cosas interesantes de un mundo muy distinto.

- ¿Cómo empezó en el mundillo?

- Mi padre era amigo del pastelero, que a veces nos subía al obrador. Ahí diría que me picó el gusanillo, y cuando tuve que elegir si seguir estudiando o hacer otra cosa, yo tenía claro que era mal estudiante, y tiré por un oficio del que me atraía la idea de jugar con ingredientes para construir cosas.

- ¿Y cómo ve la situación de la pastelería en España?

- Hay una gran cantidad de profesionales de un altísimo nivel. Somos un país pionero en la alta pastelería, pero eso después no se ve reflejado en las calles. Aunque llevamos una mejoría desde hace unos diez años. Hay pequeños valientes que abren sus negocios y apuestan por hacer una pastelería de calidad. Hay gente que hace las cosas bien y que cada día trabaja más. Para mí, ese es el único camino para ser un pastelero. Para vivir de este oficio hay que ser muy bueno y hacer las cosas con mucho cariño, con muchas ganas y con mucha ilusión.

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