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«Quiero  promover la camaradería femenina»

«Quiero promover la camaradería femenina»

Nicole Kidman, protagonista y productora de la serie de HBO 'Big little lies', dice que las mujeres «se han cansado ya de verse siempre reflejadas desde la perspectiva del hombre blanco»

MARÍA ESTÉVEZ

Lunes, 13 de marzo 2017, 09:13

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En la costa de la Alta California, en Monterrey, se esconde el secreto que oculta la serie 'Big little lies'. Las protagonistas -Madeline, Celeste, Jane, Renata y Bonnie- parecen tenerlo todo en la vida: dinero, familia, amistad, salud..., hasta que uno rasca en su superficie y encuentra la suciedad que encierra la existencia humana. Bajo su belleza se esconde una tenebrosa verdad. Reese Whiterspoon, Nicole Kidman, Shaeline Woodley, Laura Dern y Zoe Kravitz trasladan a la pequeña pantalla la novela de Liane Moriarty, ubicada originalmente en Australia. De todas ellas, es Nicole Kidman quien roba la atención con su portentosa interpretación de Celeste, víctima del abuso en su matrimonio con Perry (Alexander Skarsgård), un hombre que disfruta atormentando a su mujer. En Los Ángeles, en el hotel Four Seasons, tuvimos la oportunidad de entrevistarla sobre su trabajo en la serie, donde también ejerce como productora ejecutiva.

Una historia de mujeres.

Totalmente. Una densa y compleja exploración de la experiencia femenina, de la maternidad, de la amistad, del matrimonio...

¿Qué le impulsó a participar en el proyecto?

Es muy raro encontrar un personaje femenino de calidad, y en esta serie hay cinco. Imagínate mi sorpresa cuando leí el guion. Me atrajo la idea de hacer una serie limitada en el tiempo -siete capítulos- y la novela de Liane encaja a la perfección en este formato.

Abordan el 'bullying' como un tema central. Usted tiene hijos...

Es difícil hablar de ello. La serie afronta muchos temas de actualidad. No solo el 'bullying' en el colegio; también hablamos del abuso sexual, de la violencia doméstica, las madres solteras, el divorcio... Asuntos relevantes que acechan a las mujeres y que nosotros presentamos bajo el paraguas del entretenimiento. Creo que la serie invita a pensar sobre esos problemas. Quiero crear un movimiento femenino para que las mujeres se sienten a ver la serie en grupo. Si hay algo que el público pierde con la televisión es esa comunión colectiva de compartir en grupo que ofrece el cine, porque acabas contagiándote de las reacciones de otros.

¿Considera que es una serie feminista?

Sí, pero no estamos mandando un mensaje. Digamos que se inclina artísticamente hacia el feminismo. Siempre me ha incomodado la idea de imponer a los espectadores lo que deben sentir. Cada uno es muy libre de crear su propia opinión. Lo importante es crear una conversación. La esencia de la serie, así lo veo yo, es la amistad, promover la camaradería femenina, el poder de las mujeres cuando se unen, la forma en que nos protegemos unas a otras.

¿Usted se sintió entre amigas rodando?

Sí. La verdad es que no fue exactamente un trabajo; casi lo definiría como una reunión de amigas pasándolo bien. Nuestras vidas personales estuvieron muy presentes durante la grabación porque, entre toma y toma, nos contábamos lo que nos ocurría en casa. No me había pasado nunca, fueron horas de terapia gratis entre nosotras.

En Hollywood no es fácil que las mujeres dirijan o produzcan proyectos. El hecho de que usted y Reese Whiterspoon se unieran ayudó a convencer a HBO. ¿Sintió el poder de ser una estrella?

Sí, sí ayudó. Reese y yo queríamos que la serie se desarrollara como la habíamos planeado, protegiendo la integridad artística. La audiencia femenina quiere ver historias desarrolladas y contadas por mujeres, se han cansado de verse siempre desde la perspectiva del hombre blanco. Lo siento, pero es así.

¿Se siente juzgada por las madres de los compañeros del colegio de sus hijos?

Soy actriz, me siento juzgada en cada momento. La forma de afrontar los juicios ajenos es evitando juzgar a los demás. Trato de enseñar a mis hijos lo importante que es no prejuzgar a nadie, mucho menos por las apariencias. Quiero enseñarles a ser amables, empáticos, compasivos. Eso es algo que aprendes viajando, permitiendo a otras culturas vivir alrededor de ti. Hay que tener la mente abierta y ser generoso con los demás.

Su personaje sufre violencia doméstica. ¿Le costó rodar esas escenas?

Fue duro, durísimo. Hubo días en los que terminaba con moratones en los brazos y al llegar al hotel por la noche me metía en la bañera y me ponía a llorar. No por mí, sino por las mujeres que padecen a diario esa brutalidad. Creo que hay una epidemia en el mundo de abuso contra las mujeres, y la forma en la que hemos contado la historia de mi personaje es muy real.

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